Elecciones de todos para todos

Candidato al Congreso por el Partido CarlistaEl acto de votar, fr¨ªo e indiferente, que muchos ciudadanos efect¨²an, tenemos que transformarlo en un acto de compromiso y solidario. Punto de partida para una participaci¨®n responsable en el desarrollo democr¨¢tico posterior.

Los resultados de las elecciones legislativas ser¨¢n consecuencia l¨®gica del recuento de votos que obtengan los partidos para poder constituir las C¨¢maras. Pero este resultado tambi¨¦n estar¨¢ directamente relacionado con la participaci¨®n consciente que la sociedad haya desarrollado en la campa?a electoral, para que as¨ª el voto sea responsable.

La vida democr¨¢tica no comienza en la emisi¨®n del voto, ni acaba en el Parlamento, pero s¨ª est¨¢ condicionada por estos dos hechos. La vida democr¨¢tica debe distinguirse por la permanente y constante participaci¨®n de los ciudadanos en la cosa p¨²blica, a todos los niveles de la actividad social, pol¨ªtica y econ¨®mica; desde su pueblo, municipio, regi¨®n o naci¨®n; desde su f¨¢brica y sindicatos; desde su familia y desde el mundo de la cultura hasta la vida de los partidos pol¨ªticos. Por ello la participaci¨®n del pueblo en la campa?a electoral tiene que transformarse en un acto y ejercicio democr¨¢tico b¨¢sico para asumir la opci¨®n pol¨ªtica que responda a sus propios planteamientos y que responda a una posterior participaci¨®n, como dice la Constituci¨®n en su art¨ªculo 23: ?Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos p¨²blicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones peri¨®dicas por sufragio universal.?

El pueblo, como dice la Const¨ªtuci¨®n, va a elegir sus representantes, en este caso para el Congreso y el Senado, dentro de muy poco para los ayuntamientos. Pero todo no acaba ah¨ª, porque la pol¨ªtica, la gesti¨®n pol¨ªtica, ni comienza en unas simples elecciones ni acaba en la actividad parlamentaria.

Los problemas, los grandes problemas que el pa¨ªs tiene planteados y sus dif¨ªciles y complicadas soluciones, en parte han sido eludidos por las grandes formaciones pol¨ªticas que, hasta ahora, han dominado el poder y la oposici¨®n. A partir de ahora, el pueblo debe exigir una pol¨ªtica m¨¢s responsable y menos brillante, con una participaci¨®n constante de la sociedad a trav¨¦s de los niveles que le corresponden y a trav¨¦s de una clara informaci¨®n y debate p¨²blico. El pueblo es consciente cuando hace la llamada a la responsabilidad de los partidos para afrontar y asumir la realidad de la crisis que atraviesa el pa¨ªs.

Aunque el art¨ªculo 67-2 de la Constituci¨®n diga taxativamente que ?los miembros de las Cortes no estar¨¢n ligados por mandato imperativo?, aunque a la convocatoria de elecciones al Congreso s¨®lo se pueda concurrir a trav¨¦s de candidaturas cerradas y bloqueadas de partidos o coaliciones, aunque el ciudadano tenga el derecho a elegir libremente a sus representantes, los diputados y senadores elegidos el pr¨®ximo d¨ªa 1 de marzo solamente deber¨¢n responder a la demanda del pueblo que los ha elegido, pero ese pueblo ser¨¢ todo el pueblo espa?ol y el pueblo, los pueblos de la circunscripci¨®n por donde han sido elegidos. A ellos se deben y a ellos tendr¨¢n que rendir cuentas. No se sirve a los partidos, se sirve al pueblo a trav¨¦s de una opci¨®n pol¨ªtica que presenta su partido.