Gran juego y justo triunfo del Emerson
El impresionante silencio y el enorme desencanto que se produjo en el Pabell¨®n cuando Luis Mar¨ªa Prada fall¨® los tres tiros libres a los que tuvo opci¨®n con el reloj ya a cero, y que pod¨ªan dejar las cosas como estaban, provocar una nueva pr¨®rroga o dar el pasaporte para la final al Madrid, no hicieron otra cosa que testificar justicia, porque si ayer en el Pabell¨®n alguien mereci¨® ganar ese fue el Emerson, que con una fabulosa defensa desmadej¨® y dej¨® en evidencia a un equipo, el Madrid, que no supo aprovechar ni el factor cancha ni el ambiente a favor. Las lagunas que en m¨¢s de una ocasi¨®n fueron denunciadas a lo largo de la temporada le costaron al equipo de Lolo S¨¢inz el no poder defender su t¨ªtulo continental en la final de Grenoble.Las limitaciones que el Madrid, como todos los equipos, tiene, pagaron ayer un alto precio al privar al conjunto blanco de un triunfo que busc¨® con ah¨ªnco, pero que no lleg¨® porque los caminos que emprendieron S¨¢inz y sus muchachos no eran los m¨¢s adecuados para acabar en victoria. Hoy, por hoy, Brabender no puede con Yelverton, ni Rull¨¢n con Morse. ?Qui¨¦n paraba a Gualco? Cabrera, pese a hacer un buen partido no era el hombre que mandaba, dirig¨ªa y hac¨ªa jugar a sus cuatro compa?eros, factor fundamental en cualquier equipo. De cualquier forma, el base canario se vaci¨® ayer en el parquet del Pabell¨®n y dej¨® constancia de su indiscutible clase y su inigualable t¨¦cnica individual. No fue suficiente m¨¢s que en la primera mitad, terminada la cual todo hac¨ªa pensar en un triunfo blanco. Rusconi se apunt¨® ayer un sobresaliente. Sab¨ªa que con la ausencia de Meneghin su ya escaso banquillo no pod¨ªa hacer milagros y tras unos comienzos con defensa individual se aferr¨® a una zona 2-3 magistral, tanto en concepci¨®n como en planteamiento, que apret¨® sus tornillos en la segunda mitad y logr¨® milagros, como conseguir que el Madrid en los primeros diez minutos de esa segunda mitad tan s¨®lo hiciera doce puntos. Brabender consigui¨® en ese momento su primera canasta despu¨¦s del descanso y eso dej¨® claro que si Brabender no funciona el equipo se va abajo. Las cuatro faltas de Rull¨¢n hicieron que S¨¢inz lo lleque hacer despu¨¦s con Meister. Walter no era el de otras ocasiones. Poco a poco el Madrid se fue hacia abajo y el Emerson, compacto, serio, maduro, con verdadera entidad en su juego, se creci¨® y adem¨¢s de adue?arse de la situaci¨®n se puso por delante en el marcador.
S¨¢inz quem¨® sus ¨²ltimos cartuchos dando entrada a Crist¨®bal, Prada e Iturriaga. Crist¨®bal volvi¨® a demostrar a su t¨¦cnico lo equivocado que est¨¢ con ¨¦l. Estuvo a punto el tinerfe?o de salvar del naufragio a su equipo como buen capit¨¢n que es. Pero no fue suficiente el que se decidiera a tirar cuando nadie se atrev¨ªa a hacerlo. Poco a poco el tiempo dej¨® ver que ese partido ten¨ªa un due?o, que no era otro que el Emerson jugando en equipo magistralmente y haci¨¦ndose acreedor a un triunfo, que, sin duda alguna, mereci¨®.
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