Estatuto del vino
As¨ª titul¨® Pablo Neruda uno de sus hermosos Cantos materiales: ?Estatuto del vino?. (Neruda ya no est¨¢ de moda entre los j¨®venes, que le encuentran como demasi¨¦, y en esto vienen a coincidir con C¨¦sar Gonz¨¢lez-Ruano, que me lo dijo una vez en Teide, entre el cuarto y el quinto art¨ªculo de la ma?ana:-Mire usted, Umbral, Neruda es algo as¨ª como el Sepu de la poes¨ªa.
Pero es grande, vive dios. Gran mal poeta, le llam¨® Juan Ram¨®n. Trapiello, joven intelectual, culto, delicado, que trabaja en TVE a las ¨®rdenes de mi entra?able Carlos V¨¦lez (quiz¨¢ el ¨²nico programa legible de la casa), establece ante las c¨¢maras una correlaci¨®n Ram¨®n /C¨¦sar/ Umbral que no s¨¦ si me enaltece o me humilla. Demasi¨¦. Lo cierto es que los j¨®venes est¨¢n descubriendo a los viejos valores emparedados en una tapia de cuarenta a?os por el absolutismo de derecha/ izquierda.
Y no s¨®lo los j¨®venes. Me escribe Castilla del Pino (que no es que no sea joven, pero tanta sabidur¨ªa le envejece), y entre otros amistosos p¨¢rrafos me dice que por qu¨¦ no reivindicamos a Julio Camba. El freudianomarxista Castilla del Pino (cuya azarosa jimkana universitaria contra el franquismo ha seguido siempre muy de cerca, como ¨¦l sabe), se erige de pronto en exhumador de Camba, genial reaccionario del articulismo espa?ol. Los j¨®venes univitelino/ liberales o ¨¢cratacontemplativos redescubren a Ram¨®n y Ruano. (Tola ha estado asimismo en casa film¨¢ndome ramonismos). Quiere decirse que la democracia pol¨ªtica ha llegado a los escritores antes que a los pol¨ªticos, que siguen dando el espect¨¢culo como unas locas.
A lo que iba, querido V¨ªctor de la Serna: a la subasta Vinoselecci¨®n, que es una cosa que ofrece vinos raros y maravillosos, riojas, vegasicilias de mi Valladolid de entonces, jereces, a?adas especiales y reservas de renombre, premiers crus y otros crus class¨¦s de Bordeaux, bourgogne y ch¨¢teauneuf du pape, piezas de coleccionistas y botellas para ocasiones nobles. (Yo las piezas vitivin¨ªcolas de coleccionista que me llegan se las doy a Pepe, el motorista, y me parece la ocasi¨®n m¨¢s noble).
Esta subasta funciona ya en Madrid. Me parece m¨¢s culta y europea que las subastas Dur¨¢n, donde marquesas marques¨ªsimas o ap¨®crifas pujan por un Sotomayor que no dir¨¦ de los malos tiempos, porque no s¨¦ si el pintor los tuvo buenos. La cultura de los vinos, la cultura de los cuadros. ?Y para cu¨¢ndo la cultura de la cultura? Quiero decir que en Par¨ªs un aut¨®grafo de Balzac o de Zola vale una pasta. (Tamames nos hablaba la otra noche de Los vientres de Par¨ªs y toda la novela naturalista francesa). Los vientres de Madrid digieren vino de marca y cuadros de cat¨¢logo, pero si aqu¨ª se monta una subasta con los recibos de luz, por cuyo rev¨¦s escrib¨ªa versos Juan Ram¨®n, o con los m¨¢rmoles de velador donde Machado le contaba las s¨ªlabas al soneto por los dedos (alguien le vio), las marquesas, la alta burgues¨ªa, la aristocracia, los del joseantoniano magisterio de costumbres, no iban a ir, desde luego, porque todo ese ¨¢ureo personal ha pasado de Carmen de Ycaza a Vizca¨ªno Casas, salt¨¢ndose limpiamente (hacen mucha flexi¨®n en el club de golf) todo el modernismo, todo el 27, todo el 98, todo el 36, de Miguel Hern¨¢ndez a Luis Rosales, todo Blas de Otero y todo el venecianismo que incendia nuestros mares marroqu¨ªes a partir de P¨¦re Gimferrer.
?Para cu¨¢ndo una campa?a de alfabetizaci¨®n del rico? Porque es que aqu¨ª al rico no se le da igualdad, de oportunidades. Mi entra?able Luis Berlanga me env¨ªa completa su colecci¨®n er¨®tica de La sonrisa vertical, desde Bataille a Apollinaire. Bueno, pues ni en eso hemos alfabetizado a nuestros ricos. Muy descuidados es lo que les tenemos. Aqu¨ª la gente bien, en materia de ingle, sigue cultiv¨¢ndose con chistes de retrete o pasando El ¨²ltimo tango en cinex¨ªn, con el rollo de la mantequilla eliminado, que se lo qued¨® el usuario anterior. Al fin, en la democracia, la cultura se ha encontrado con la cultura. Castilla del Pino reivindica a Camba y Haro Ibars a Cansinos-Ass¨¦ns. Pero nuestros ricos, sin enterarse. A P¨ªo le van a quitar el Ministerio sin que haya montado una campa?a de alfabetizaci¨®n del rico.
No saben de libros nuestros ricos, porque creen que saben de vinos. No se lo digas a ellos, querido V¨ªctor, pero es que de vinos tampoco saben.
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