Productividad y precios agrarios
Ingeniero agr¨®nomoEl sector agrario, ese gran marginado de la sociedad espa?ola, supuso, con sus buenos rendimientos en 1978, un gran alivio para nuestra econom¨ªa. Esta circunstancia se fundament¨® en un incremento de la producci¨®n, motivado esencialmente por la bondad agroclim¨¢tica. Tal suceso aleatorio permiti¨® una aportaci¨®n agraria del 23 %, sobre el 3 % del crecimiento del PIB. La importancia de esta repercusi¨®n pone de manifiesto la necesidad de acometer con energ¨ªa un programa cuyo objetivo sea establecer niveles de productividad que consoliden la rentabilidad agraria en los t¨¦rminos que el agricultor en justicia exige. Esta tarea est¨¢ frenada no s¨®lo por los problemas estructurales que el sector arrastra como mal end¨¦mico a lo largo del tiempo, sino porque a ellos se une la aplicaci¨®n de una tecnolog¨ªa que en la mayor¨ªa de los casos dista mucho de permitir el ¨®ptimo econ¨®mico, como consecuencia del escaso acercamiento asesor de los cuerpos t¨¦cnicos de la Administraci¨®n a los agricultores; as¨ª como un crecimiento en los costes de producci¨®n, muy dif¨ªciles de absorber, que originan una progresiva descapitalizaci¨®n de la empresa agraria.
Debemos tomar conciencia del necesario relanzamiento de la competitividad del sector agrario, que s¨®lo puede establecerse por la v¨ªa de la productividad, nunca de los precios. Sirva como referencia los esfuerzos que los pa¨ªses de la CEE realizan para mantener una agricultura competitiva y la repercusi¨®n favorable que tal actitud supone como moderadora de la inflaci¨®n, dada la fuerte repercusi¨®n que el sector tiene sobre el ¨ªndice de coste de vida.
Mirando nuestra futura integraci¨®n en la CEE, debemos tener presente la tendencia en pol¨ªtica de precios comunitarios, que en el a?o 78 experiment¨® un incremento global de s¨®lo el 2% sobre 1977, y que para 1979 pueden mantenerse si prospera el criterio de congelaci¨®n de precios agrarios esgrimido por alguno de los nueve. En cualquier caso, los precios no crecer¨¢n en la Comunidad m¨¢s all¨¢ de un 2%, puesto que los agricultores S¨®lo demandan un 4 ¨® 5 %. Por otra parte, los precios agrarios pueden quedar influidos a la baja si prospera la tesis francesa de suprimir los DCM ?positivos? (derechos compensatorios monetarios) dentro del marco del Sistema Monetario Europeo (Le Monde, 22-XII78).
Si los hechos se manifiestan de tal modo, nuestra competitividad agraria se ver¨¢ claramente lesionada, y nuestra ?cesta de la compra?, encarecida comparativamente, incrementando la tendencia alcista, que ya queda de manifiesto, como podemos observar en el cuadro adjunto, seg¨²n datos elaborados por la Uni¨®n de Bancos Suizos con referencia a mayo de 1976.
El parcheo mediante pol¨ªtica de precios se ha utilizado en agricultura durante los ¨²ltimos diez a?os con mayor prodigalidad que en otros sectores. Es una forma estacional de eclipsar la realidad agraria; los agricultores exigen precios remuneradores a su trabajo, pero fundamentalmente demandan medidas de mayor alcance que disminuyan la vergonzosa diferencia entre las rentas del medio rural y el urbano. Adem¨¢s del incremento de los precios agrarios, establece rentas ricardianas que implican la elevaci¨®n del valor de la tierra, con lo cual, si se hace figurar en el c¨¢lculo de los costes de producci¨®n la remuneraci¨®n del capital inmovilizado en las tierras, ¨¦ste se elevar¨ªa a consecuencia del incremento de los precios. Item m¨¢s, el encarecimiento del factor tierra supone el m¨¢s grave obst¨¢culo para su movilidad y, con ello, que las explotaciones no viables propiedad de j¨®venes agricultores puedan alcanzar la estructura empresarial que permita su arraigo y frene el envejecimiento de la sociedad rural.
El problema que nos ocupa debe plantearse que atendiendo a la productividad m¨¢xima de los recursos humanos y naturales que en la actualidad est¨¢n infrautilizados.
El acercamiento a cotas de rendimiento de mayor nivel es una necesidad ineludible de nuestra producci¨®n agraria, que debe crecer a raz¨®n de un 4% anual para salir de la crisis, asegurar el abastecimiento nacional y eliminar vectores inflacionarios importados.
En este frente es donde las organizaciones agrarias deben mostrar posturas intransigentes encaminadas a los siguientes puntos prioritarios que han de operar sobre la productividad y rentabilidad del campo:
- Formaci¨®n profesional agraria.
- Asesoramiento eficaz y desburocratizado.
- Optimizaci¨®n t¨¦cnico- econ¨®mica de los programas de cultivo.
- Acci¨®n espec¨ªfica sobre la ganader¨ªa extensiva.
- Financiaci¨®n a largo plazo en las inversiones agrarias.
- Potenciaci¨®n de la industria agroalimentaria.
- Eficaz ordenaci¨®n del medio rural.
Los frutos de estas medidas no son espectaculares a corto plazo, pero es el ¨²nico camino para evitar que el campo tenga ?pan para hoy y hambre para ma?ana?, en esta empresa debemos actuar con solidaridad y compromiso toda la sociedad espa?ola.
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