Al Celta le falt¨® serenidad
El Celta ?estudi¨®? mucho los dos ¨²ltimos d¨ªas -El Molin¨®n y Bala¨ªdos-, pero no pudo evitar el ?suspenso? en Primera Divisi¨®n y la pr¨®xima temporada tendr¨¢ que buscar la nota suficiente en esta categor¨ªa para volver a la divisi¨®n de honor. El Atl¨¦tico no se jugaba nada en el envite, pero bien por primas de terceros, bien porque sali¨® a hacer ?su? partido para intentar sacar el mejor resultado posible, lo cierto es que se defendi¨® muy bien y contraatac¨® como es habitual en ¨¦l cuando juega fuera.Muchos nervios y tremendo af¨¢n en el Celta, que desde el principio sali¨® decidido a resolver favorablemente el encuentro a base de atacar. Esto ¨²ltimo lo hizo durante todo el primer tiempo. Lo primero no lo logr¨® en todo el partido. Al conjunto vigu¨¦s, no es ning¨²n secreto, le falta capacidad resolutiva y hombres m¨¢s incisivos cara al gol. Domin¨® territorialm ente, pero no mand¨® en el campo, que es lo que suele llevar a la victoria. Una ordenada defensa rojiblanca, con Pereira en cerebro, abortaba todas sus intenciones de crear peligro en el ¨¢rea. Cuando recurri¨® a los balones por alto, Aguinaga se adue?¨® casi siempre de ellos, y salvo en un par de ocasiones, no hubo apuros para el guardameta ni peligro de gol en su porter¨ªa.
El Celta, que empez¨® la temporada con lesiones y problemas, intent¨® en la segunda vuelta levantar cabeza, pero se le hizo tarde y tuvo que jugarse todo en la ¨²ltima jornada. Esto llen¨® de nervios a todos -equipo y seguidores- y esto hizo que al Atl¨¦tico se le reprochase el que saliera al campo a ganar hasta el punto de que se consider¨® una desconsideraci¨®n e incluso una sinvergonzoner¨ªa por parte de gran parte del p¨²blico, entre los que estaban quienes tiraron botes a dar y hacer da?o. Habr¨ªa que preguntar a los ?lanzaproyectiles? qu¨¦ hacen cuando saltan a un terreno de juego e incluso c¨®mo se comportan en el caso de que alguien les ofrezca medio mill¨®n de pesetas por cumplir con su obligaci¨®n.
Hay que insistir en que el Atl¨¦tico estuvo embotellado, pero nunca dominado, y que el Celta, en efecto, atac¨® mucho m¨¢s que su rival -hasta el punto de que quiz¨¢ en esta ocasi¨®n los n¨²meros sean un dato que valga de algo: diecinueve c¨®rners lanz¨® el equipo gallego y uno el madrile?o-, pero nunca con verdadero peligro. Habr¨ªa que decir eso de que en el f¨²tbol lo que valen son los goles y el Atl¨¦tico los busc¨® mejor en las dos ocasiones -si acaso alguna m¨¢s- que lleg¨® ante Fenoy. Un Atl¨¦tico en el que Avala no se sab¨ªa si buscaba una buena nota en conducta para que su equipo no se arrepintiese de su contrato por tres a?os o esa prima de terceros de la que tanto se habl¨®, cuaj¨® un magn¨ªfico y completo segundo tiempo. As¨ª pues, la directiva del Manzanares ya sabe, sin necesidad de ning¨²n estudio de marketing, cu¨¢l debe ser la prima que debe dar a sus jugadores para que rindan a satisfacci¨®n. Caro se lo han puesto al se?or Calder¨®n el capit¨¢n y sus muchachos.
El ambiente se hizo muy tenso en los ¨²ltimos minutos y esto llev¨® al linier de la banda de tribuna a indicar al ¨¢rbitro que suspendiera el partido porque su integridad f¨ªsica peligraba seriamente. La cosa se puso francamente fea y el se?or Ausocua ?estaba loco? por poder pitar un penalti a favor del de casa, y en cuanto cay¨® un jugador dentro del ¨¢rea lo hizo. Lo f¨¢cil es pitar un penalti a favor de corriente. Antes no lo vio y no lo hizo. Se equivoc¨®, pero seria m¨¢s grave equivocaci¨®n pensar que el Celta est¨¢ en Segunda por culpa de la actuaci¨®n arbitral o por el empe?o que puso el Atl¨¦tico. La indignaci¨®n de unos y otros no est¨¢, pues, justificada.
Para ciertos espectadores al Atl¨¦tico le sobr¨® ardor combativo. Incluso el presidente del club ironiz¨® sobre el tema. Seg¨²n ¨¦l, de haber jugado as¨ª el Atl¨¦tico toda la campa?a, se hubiera proclamado campe¨®n.
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