El Club de Roma propone una nueva concepci¨®n del aprendizaje
En la conferencia que el Club de Roma acaba de celebrar en la ciudad de Salzburgo se ha puesto seriamente en entredicho la eficacia y hasta la propia filosof¨ªa de los sistemas educativos imperantes hoy en el mundo. Investigadores, profesores, diplom¨¢ticos, pedagogos y representantes oficiales de los Gobiernos de m¨¢s de cuarenta pa¨ªses han estado de acuerdo en afirmar que el hombre necesita modificar sustancialmente gran parte de los esquemas sobre los que actualmente se asienta su propia formaci¨®n.
A instancias del Club de Roma, numerosos equipos de investigaci¨®n, dirigidos por tres eminentes profesores de las universidades de Bucarest, Harvard y Rabat, los doctores Malitza, Botkin y Elmandjra, han elaborado un informe, que viene a ser un diagn¨®stico de la actual encrucijada del hombre contempor¨¢neo. Cualquiera que sea la traducci¨®n literal que pueda hacerse de la expresi¨®n inglesa con que sus autores han titulado este informe, The human gap, el sentido de este nuevo mensaje que el Club de Roma dirige a la Humanidad es bien simple: cada d¨ªa es mayor la. brecha que el hombre ha abierto entre s¨ª mismo y su obra.El hombre moderno, que ha realizado mutaciones enormes sobre el planeta en los ¨²ltimos diez o quince a?os, no consigue, en cambio, ajustar sus pasos a esas transformaciones, porque carece incluso, y parad¨®jicamente, de la necesaria comprensi¨®n de la realidad que ¨¦l mismo ha creado.
Hay s¨ªntomas por todas partes de que inherentes a la transformaci¨®n operada sobre el planeta, el hombre ha creado tambi¨¦n las condiciones que pueden impedir su propia supervivencia. La progresiva desertizaci¨®n del planeta no guarda la menor proporci¨®n con el crecimiento demogr¨¢fico, que responde a pautas de dimensiones geom¨¦tricas. A principio de siglo hab¨ªa sobre el planeta 1.500 millones de habitantes, y hay que tener en cuenta que se trataba del final de un proceso que hab¨ªa durado alrededor de 500.000 a?os. Al final de este proceso, en el per¨ªodo de tan s¨®lo ochenta a?os, el n¨²mero de seres humanos se ha triplicado y, en los veinte a?os que restan para finalizar el siglo, a los 4.500 millones de seres que pueblan la Tierra actualmente se habr¨¢n sumado la misma cantidad de personas que exist¨ªan al principio del siglo. Las selvas tropicales, que constituyen el pulm¨®n de todos estos seres humanos, representan tan s¨®lo el 60% de las que se dispon¨ªan al principio de la era cristiana.
El hombre ha centrado todos sus esfuerzos a lo largo de los ¨²ltimos decenios en una sola direcci¨®n: en la del crecimiento material, lo que ha determinado una degradaci¨®n cultural, espiritual, ¨¦tica y de la propia Naturaleza. Degradaci¨®n de la que constituyen pavorosas muestras el agotamiento de las materias primas, la actual crisis de la energ¨ªa, la extinci¨®n de especies animales...
Los participantes en la conferencia de Salzburgo se han mostrado un¨¢nimemente acordes con el diagn¨®stico del informe, con la evidencia de los s¨ªntomas y hasta con los or¨ªgenes y motivo de la enfermedad. ?Hemos vivido?, resum¨ªa para EL PAIS el presidente del Club de Roma, ?un per¨ªodo de exaltaci¨®n de la econom¨ªa y de la tecnolog¨ªa. Pens¨¢bamos que dispon¨ªamos de una fuente de energ¨ªa f¨¢cil, econ¨®mica, inagotable, y ahora estamos viendo que no era as¨ª.? El doctor Aurelio Peccei piensa que la Humanidad ha mitificado la tecnolog¨ªa, depositando en ella todas las esperanzas de nuestro futuro, ?como si las cosas del futuro fuesen algo perfectamente ajeno a nosotros y no fu¨¦semos nosotros mismos los que est¨¢bamos en juego. En el terreno concreto de los recursos energ¨¦ticos y alimentarios no hemos pensado ni por un instante que est¨¢bamos destruyendo, sin ning¨²n derecho, bienes que no pertenecen a una sola generaci¨®n, sino que son patrimonio de todas las generaciones?.
Desde las diferentes y aun contrapuestas ideolog¨ªas y sistemas pol¨ªticos representados en la conferencia de Salzburgo, se ha convenido en que todos estos hechos evidencian una grav¨ªsima crisis de valores. Individual y colectivamente todo se asienta sobre el ego¨ªsmo, lo que determina la primac¨ªa de las relaciones de dominio, la exaltaci¨®n de la competitividad, la constante preparaci¨®n para la confrontaci¨®n. Se ha dicho, por ejemplo, que el 50% de los hombres de ciencia trabaja en proyectos b¨¦licos y que el a?o pasado el mundo gast¨® sesenta veces m¨¢s en equipar a un soldado que en la educaci¨®n de un ni?o.
Un nuevo aprendizaje
La cuesti¨®n, pues, reside en volver a situar al hombre en el centro de todo el inter¨¦s y conseguir acortar esa brecha, esa divergencia que actualmente se produce entre nuestro inmenso poder y nuestra aparente incapacidad para manejarlo inteligentemente.El Club de Roma propone corregir, desde una nueva concepci¨®n del aprendizaje de los seres humanos, el equ¨ªvoco rumbo que hemos seguido hasta ahora. Ha de ser, en primer lugar, un aprendizaje ?innovativo?, de anticipaci¨®n. Los franceses presentes en la conferencia encontraron r¨¢pidamente la palabra clave para interpretar la propuesta de los autores del informe. Esta palabra es ?devenir?. El hombre tiene que empezar a aprender m¨¢s que a ser, a devenir, a completarse, a ser un hombre con capacidad para anticiparse a las situaciones del hombre de hoy.
A este respecto, los investigadores, los expertos en prospecci¨®n del futuro, han se?alado c¨®mo dentro de veinte a?os la sociedad va a necesitar un 70% de profesiones nuevas; pero sucede que los j¨®venes y los ni?os en per¨ªodo de formaci¨®n todav¨ªa no se est¨¢n formando en esas nuevas profesiones, de las cuales un 80% ser¨¢n profesiones de lo que ya hoy ha empezado a llamarse la ?industria cultural?.
Frente a este concepto de la anticipaci¨®n se encuentra el de la ?adaptaci¨®n?. El hombre ha de aprender a adaptarse, pero a situaciones constantemente cambiantes. Uno de los grandes problemas de la universidad actual reside en este fen¨®meno. La ense?anza que se imparte en las mismas tiende a perpetuar el sistema ya existente. En ellas se ense?a a adaptarse al momento actual, a un sistema que ya no ser¨¢ el mismo en el momento en que el nuevo profesional llegue al ejercicio pleno de su actividad.
Pero el aprendizaje ha de estar basado tambi¨¦n en la participaci¨®n. Se insisti¨® mucho en la necesidad de tomar el concepto de participaci¨®n en un sentido mucho m¨¢s amplio que el que tiene actualmente, que suele circunscribirse casi exclusivamente al concepto de democracia. Por una parte, la participaci¨®n ha sido una conquista del sistema de valores de la democracia, pero que se ha relacionado casi exclusivamente con el ?derecho al veto ?.
Ricardo D¨ªez Hochtleiner, presidente del cap¨ªtulo espa?ol del Club de Roma y ¨²nico miembro del mismo, aludi¨® frecuentemente a la necesidad que el hombre tiene de entender la participaci¨®n m¨¢s como obligaci¨®n que como derecho.
En cualquier caso las propuestas concretas contenidas en el informe estudiado en Salzburgo no ser¨¢n definitivas hasta que, pasados unos meses, los autores del mismo incorporen las aportaciQnes de todo tipo que se han producido en el curso de esta conferencia. Federico Mayor Zaragoza, vicepresidente general de la UNESCO, suscit¨® enormes esperanzas en los miembros del Club al invitar a ¨¦stos para que, pasado el tiempo necesario, el informe definitivo sea estudiado conjuntamente con los expertos de aquella organizaci¨®n internacional, a fin de que la propia UNESCO pueda asumir sus propuestas y tratar de llevarlas a la pr¨¢ctica.
Cabe se?alar, por ¨²ltimo, el gran inter¨¦s que suscitaron las ideas de otro espa?ol, el doctor Rodr¨ªguez Delgado, quien aport¨® sugerentes consideraciones en torno a su concepci¨®n del aprendizaje, a partir de las m¨¢s recientes investigaciones realizadas en el campo de la biolog¨ªa.
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