Jos¨¦ Luis Albi?ana considera un disparate de UCD la actual composici¨®n del Consell
EL PAIS. ?C¨®mo piensa gobernar desde la presidencia de un organismo mayoritariamente ucedista y donde socialistas y comunistas no disponen de ninguna tarea ejecutiva?Jos¨¦ Luis Albi?ana. A m¨ª me parece un disparate haber marginado al Partido Comunista y, a los socialistas de la atribuci¨®n de tareas ejecutivas, m¨¢xime cuando los socialistas somos la fuerza mayoritaria en el Pa¨ªs Valenciano y estamos al frente de sus principales ciudades y de la inmensa mayor¨ªa de sus municipios. Creo que hay, muy pocos ayuntamientos de m¨¢s de 10.000 habitantes no regidos por un alcalde socialista o, en algunos casos, comunista. Tambi¨¦n la Diputaci¨®n Provincial de Valencia, que es la mayoritaria en la mancomunidad de las diputaciones del. Pa¨ªs Valenciano, tiene un presidente socialista.
El disparate es una maniobra de UCD que, en un arrebato emocional sin sentido, ha barrido las carteras, y atropellando, a mi juicio, el reglamento de r¨¦gimen interior del Consell, ha agrupado las once que exist¨ªan, adjudic¨¢ndolas a sus cuatro consellers de designaci¨®n parlamentaria. Ello supone una modificaci¨®n del reglamento sin haber obtenido el consentimiento de los dos tercios de consellers y la posterior aprobaci¨®n del Plenari de Parlamentarios. Pero esa es su decisi¨®n, y habr¨¢ que pechar con ella. Personalmente, creo que va a ser m¨¢s dif¨ªcil para UCD que para nosotros en la medida de que hace excepci¨®n a la regla general establecida por su propia pol¨ªtica de diluir las responsabilidades de gobernar a nivel del Estado por el mecanismo de hacer las cosas as¨ª a nivel regional.
En todo caso, la afirmaci¨®n de gobernar desde la presidencia me parece pretenciosa. Ni voy a gobernar, ni aqu¨ª habr¨¢ un aut¨¦ntico Gobierno hasta que no tengamos un parlamento propio, que por la regla de sus mayor¨ªas relativas designe un Gobierno para ejercer las facultades y competencias consignadas en el Estatuto de autonom¨ªa. Hasta entonces habr¨¢ una gesti¨®n de unas competencias transferidas de los ¨®rganos de la Administraci¨®n al Consell y que yo espero que en el Pa¨ªs Valenciano sean bien administradas, haciendo UCD excepci¨®n all¨ª de la regla general que establece desde Madrid.
P. ?Por qu¨¦ se ha presentado a la reelecci¨®n de presidente del Consell si semanas atr¨¢s manifest¨® a su partido que dimit¨ªa?
R. Nunca he dimitido ni tampoco me he presentado para este cargo. Fui en su momento designado por mi partido candidato oficial del mismo a esta presidencia, lo que debo l¨®gicamente acatar como decisi¨®n del partido. Antes de producirse esta decisi¨®n manifest¨¦ mi posici¨®n personal al partido, en su d¨ªa, de no ser candidato. Las razones eran exclusivamente de pol¨ªtica interna y no creo que sea necesario insistir sobre aquel suceso, ahorrando declaraciones, m¨¢xime cuando tantas se producen ante la opini¨®n p¨²blica, dir¨ªa que hasta en exceso, que m¨¢s que aclarar confunden lo que sea pr¨¢ctica fundamental para un partido democr¨¢tico como el nuestro. Hoy, producida la designaci¨®n de candidato, cumplo esta decisi¨®n porque es mi deber; lo excepcional ser¨ªa no acatarla.
P. ?En qu¨¦ medida la crisis del PSOE ha incidido en su reelecci¨®n?
R. De ninguna manera. Mire, no pienso hacer declaraciones que afecten al propio partido, porque creo que se reiteran excesivamente. Pero me gustar¨ªa contestar planteando cu¨¢l es la crisis y qu¨¦ entendemos por crisis, porque hay quien hace culto diario al catastrofismo y detr¨¢s de cada amanecer piensa que en ese d¨ªa se produce el diluvio universal, haga sol o empiece lloviznando. En el caso del Pa¨ªs Valenciano, la derecha se ha cebado en la idea de una presunta debilidad en mi partido, ha alimentado por medio de sus peri¨®dicos abundantemente este tema y al final se encuentra cazada en el cepo de su propia trampa. Pero aun as¨ª insiste y dice: ?Si ya ver¨¦is como hay crisis y al final los socialistas caer¨¢n, ? Lo grave es que no advierte que su obsesi¨®n est¨¢ perjudicando a nuestra sociedad valenciana porque priva de su esfuerzo convergente a esos sectores de la econom¨ªa que debieran verse representados en sus cuitas y problemas por esa derecha, y s¨®lo se encuentra con unos obsesivos cazadores de trampa en un bosque solitario.
P. ?Por qu¨¦ su partido no quiso ceder la presidencia a UCD?
R. ?Y por qu¨¦ lo ¨ªbamos a hacer? Hubiera sido costear por nuestra parte los caprichos y enajenaciones mentales de alg¨²n parlamentario ucedista. Siendo el Partido Socialista el m¨¢s votado y recogiendo la izquierda m¨¢s de la mitad del voto popular, ?por qu¨¦ ten¨ªa que tener UCD la presidencia cuando su electorado apenas supera una tercera parte de ese voto popular? La cuesti¨®n es sencilla. De un tiempo a aqu¨ª se ha disparado la creencia de que U CD iba a presidir el Consell. Su prensa en el Pa¨ªs Valenciano alimenta esta idea todos los d¨ªas, diciendo lo buenos que son ellos y lo mal que lo hacemos nosotros, campa?a que se une al creciente desorden p¨²blico. Y, finalmente, el artificial mecanismo de designaci¨®n de consellers por las diputaciones m¨¢s la generosidad con que la izquierda act¨²a en la Asamblea de Parlamentarios parecen materializar la encarnaci¨®n de esa creencia. Pero les pasa como en el cuento de la Cenicienta, que se despertaba con el zapato de cristal en la mano. Hoy no tienen esa anhelada presidencia y s¨ª la tremenda responsabilidad de haber asumido todas las carteras.
P. ?Cu¨¢les son las causas, seg¨²n su criterio, que han originado esta desigual composici¨®n del Consell una vez cubierta la v¨ªa que marcaba el decreto de concesi¨®n de la preautonom¨ªa para su remodelaci¨®n?
R. UCD olvid¨® el esp¨ªritu que anim¨® al decreto regulador de nuestras autonom¨ªas al fijar que se votasen por cada diputado provincial dos nombres a la hora de elegir los tres consejeros designados por cada una de las tres diputaciones provinciales del Pa¨ªs Valenciano. Ello iba a permitir, en ese esp¨ªritu, la designaci¨®n de dos por la mayor¨ªa y uno por la minor¨ªa. Su posici¨®n privilegiada en la Diputaci¨®n Provincial de Castell¨®n, la zona desgraciadamente m¨¢s despoblada de nuestro territorio, le permiti¨® sacar tres consejeros. Lo cual, unido a nuestra generosidad en la atribuci¨®n de consejeros seg¨²n los resultados electorales generales, al ser designados por la Asamblea de Parlamentarios -donde renunciando a la proporcionalidad del voto obtenido por cada partido hemos renunciado tambi¨¦n a votar cada parlamentario dos nombres por provincia-, le ha permitido obtener una mayor¨ªa en el conjunto del Consell.
Si cada diputado o senador por provincias hubiera votado dos nombres, como permite el decreto, hubi¨¦semos podido designar los socialistas el n¨²mero de consellers que hubi¨¦semos querido, aproxim¨¢ndonos a los resultados electorales, que han sido de unos 900.000 votos para la izquierda, y menos de 600.000 para la derecha. Se hubiera podido designar seis consellers de izquierda y tres de UCD por la Asamblea de Parlamentarios. Lo cual hubiera equilibrado matem¨¢ticamente el conjunto, ajust¨¢ndolo a la proporcionalidad de la correlaci¨®n de fuerzas.
As¨ª, nos encontramos con que los consellers del voto real tenemos menos influencia que los consellers designados por el voto territorial, produciendo un desequilibrio entre el criterio de la poblaci¨®n y su distribuci¨®n geogr¨¢fica. A partir de aqu¨ª se produce todo lo dem¨¢s. Para m¨ª, el proceso responde a un af¨¢n de quebrar la hegemon¨ªa socialista y amortiguarla por el freno de los intereses partidistas de UCD, que se ve abocada a un Parlamento valenciano en franca minor¨ªa de continuarse el actual proceso.
P. ?Qu¨¦ cuestiones considera m¨¢s urgentes para plantear esta nueva etapa del organismo preauton¨®mico?
R. Creo que, en primer lugar, recuperar la cordura y actuar con la sensatez de no dar la impresi¨®n de una pobre v¨ªa valenciana hacia la autonom¨ªa, disput¨¢ndose el bot¨ªn de unos primeros logros, que no son patrimonio de nadie, sino que lo son de todos los que hasta aqu¨ª hemos venido trabajando para ¨¦l. Porque pienso, adem¨¢s, en el grave peligro que est¨¢ sufriendo esa petici¨®n de autonom¨ªa para los municipios todav¨ªa pendiente, conforme a los pactos ya asumidos por los partidos firmantes del compromiso auton¨®mico. Espero que la actuaci¨®n se serene y pueda encontrarse una trabaz¨®n m¨¢s s¨®lida para los diferentes proyectos de cada partido, te¨®ricamente confluyentes en la consecuci¨®n de la autonom¨ªa.
P. ?C¨®mo se plantea en el Pa¨ªs Valenciano el proceso de elaboraci¨®n y redacci¨®n del Estatuto de autonom¨ªa?
R. Bueno, creo que el proceso es el com¨²n para todos los territorios de Espa?a. De acuerdo con el desarrollo constitucional, se ve enriquecido por la presencia de ese compromiso auton¨®mico suscrito por los partidos parlamentarios y no parlamentarios, que a m¨ª me satisface, y retrasado por culpa, quiz¨¢, de la falta de operatividad del Plenario de Parlamentarios, que en su primera composici¨®n nada supo hacer por la elaboraci¨®n del proyecto de autonom¨ªa. Este es para m¨ª un grave fallo, que ha reportado un gran perjuicio no s¨®lo a la marcha del proceso, sino a la actividad del propio Consell, al sobrecargarlo con una presi¨®n insoportable, que hubiera podido distenderse de haber encontrado los partidos pol¨ªticos su cancha de enfrentamiento en la elaboraci¨®n del Estatuto de autonom¨ªa, pues todas las cuestiones conflictivas hubieran tenido que pasar por ese tamiz, y ah¨ª se hubiera demostrado la voluntad real de aproximar los proyectos, y no dejando al Consell como un ¨®rgano en solitario que se hiciese cargo de un bagaje consensual que pr¨¢cticamente poco exist¨ªa.
P. ?Cree que su reelecci¨®n puede colaborar a una normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica valenciana, anclada en est¨¦riles pol¨¦micas y actitudes divisionistas?
R. Todo pol¨ªtico que ejerza un cargo p¨²blico tiene la obligaci¨®n, pienso yo, de defender y transmitir un proyecto pol¨ªtico claro a la sociedad que sirve. Saber animar a esta sociedad con una voluntad de renovaci¨®n de si misma, que la haga superar los conflictos que padece. Desde mi primer mandato he estado asumiendo una pol¨ªtica integradora, pidiendo la ayuda de todos los valencianos para acortar r¨¢pidamente las etapas que nos falten a nuestra plena autonom¨ªa. Hoy, cuando todo el mundo, a la vista de lo sucedido en la constituci¨®n del Consell, se plantea la necesidad de recomponer la situaci¨®n a base de implicar de nuevo a todas las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias, se omite que he estado intentando desarrollar esa pol¨ªtica desde que soy presidente, extendi¨¦ndola incluso a las no parlamentarias.
El problema radica en qui¨¦n debe asumir la iniciativa o fuerza hegem¨®nica del proceso, si el partido que est¨¢ en la oposici¨®n en el Estado, pero que tiene la mayor¨ªa en el Pa¨ªs Valenciano, contando con el apoyo convergente, adem¨¢s, de la inmensa mayor¨ªa de los otros partidos de la izquierda, o si, por ser m¨¢s c¨®modo, le damos esa iniciativa a quien tiene la mayor¨ªa en el conjunto del Estado, aunque sea el segundo partido en el Pa¨ªs Valenciano, como es UCD, llevando a cabo un remedo de ?compromiso hist¨®rico a la italiana?. Hay un cierto aldeanismo o sucursalismo cuando se conf¨ªa m¨¢s en las buenas prebendas que se pueden obtener del poder central si se es amigo, ante el miedo de asumir una pol¨ªtica espec¨ªfica valenciana, propia de su situaci¨®n real, que es la que uno se encuentra, y no la que otros quisieran por mantener las cosas como estaban.
El Pa¨ªs Valenciano sorprende simplemente porque no era conocido. Ese Levante feliz o reino huertano ha pasado a ser una sociedad industrial din¨¢mica y de corte agresivo, porque est¨¢ a caballo de un proceso de producci¨®n expansivo. Es cierto que hay pol¨¦micas, pero a m¨ª, personalmente, no me parecen serias. Sirven para quemar etapas y romper con el mito, porque verifican la existencia de una nueva libertad de expresi¨®n y de proyectos que evidencian el reconocimiento de un avance democr¨¢tico. La duda est¨¢, o en apuntarse a consolidar este proceso llev¨¢ndolo a buen puerto con un proyecto pol¨ªtico firme, o asustarse frente a la impotencia del mismo y decidir que grad¨²en nuestra libertad quienes no viven y trabajan entre nosotros, por lo que no sienten nuestros problemas.
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