Barcos piratas tailandeses roban y violan a los refugiados vietnamitas
Barcos piratas tailandeses atacan diariamente a los barcos que transportan refugiados vietnamitas en aguas del golfo de Siam. Los refugiados son despojados de sus escasos bienes y las mujeres y muchachas violadas. Incluso hay muertos en los asaltos. Estos piratas parecen actuar con total impunidad y su n¨²mero ha aumentado proporcionalmente con el incremento del ¨¦xodo indochino.Los casos de detenciones son rar¨ªsimos. Unicamente son sancionados pescadores convictos de haber ayudado a los vietnamitas a alcanzar la costa tailandesa. La pol¨ªtica, m¨¢s o menos oficial, de rechazo de los refugiados facilita, evidentemente, la actividad de los piratas.
Muchos de los refugiados no tienen inter¨¦s en revelar estos hechos por pudor o por temor a represalias. Sin embargo, algunos se han arriesgado a hacerlo. El relato que sigue es un ejemplo de esas pr¨¢cticas atroces que se han convertido en habituales y que son de dominio p¨²blico.
Treinta vietnamitas -hombres, mujeres y ni?os- partieron el 28 de mayo en una peque?a embarcaci¨®n desde el delta del Mekong. Tras dos d¨ªas de navegaci¨®n, fueron abordados por un pesquero tailand¨¦s. Los fugitivos fueron robados, siete mujeres y muchachas fueron violadas en dos ocasiones por toda la tripulaci¨®n del pesquero. El barco volvi¨® la noche siguiente: nuevos robos, nuevas violaciones.
Otros dos d¨ªas despu¨¦s, tres pesqueros, que actuaban de acuerdo, pasaron al ataque. Pero como ya no quedaba nada para robar, los piratas se enfurecieron. Mataron a dos vietnamitas y arrojaron sus cuerpos al mar. Otros tres vietnamitas vivos fueron arrojados por la borda y dos de ellos fueron despedazados por los tiburones.
Las siete mujeres fueron nuevamente violadas y el motor del barco, robado. Los tres pesqueros maniobraron a continuaci¨®n para tratar de aplastar con sus barcos la peque?a embarcaci¨®n. Los ni?os se lanzaron al agua para agarrarse a cualquier cosa que flotase. Finalmente los tres pesqueros se alejaron, convencidos, sin duda, de la inminencia del naufragio de la embarcaci¨®n vietnamita.
Pero el barco, sin motor, resquebrajado, no se hundi¨®. Los ni?os fueron rescatados del agua y, a merced de la corriente, viajaron a la deriva durante tres d¨ªas. Seg¨²n uno de los vietnamitas, los supervivientes consiguieron llegar a la costa -tras nuevos encuentros con los piratas y nuevas series de violaciones colectivas- el 4 de junio, en la provincia de Pattani, en el sur de Tailandia. La polic¨ªa local les traslad¨® a un campo de refugiados. La muchacha m¨¢s joven, de diecis¨¦is a?os y violada colectivamente una docena de veces, sufre trastornos mentales a consecuencia de ello, seg¨²n el m¨¦dico que la examin¨®.
Mientras este grave problema de los refugiados est¨¢ pendiente de una soluci¨®n a nivel internacional Francia decidi¨® ayer dar acogida a 5.000 de ellos, seg¨²n anunci¨® ayer el portavoz de la presidencia gala al finalizar el Consejo de Ministros.
El portavoz precis¨® que esta decisi¨®n se efectuar¨¢ sin esperar a la reuni¨®n de una conferencia internacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.