El n¨²mero de turistas ha descendido un 15 % respecto a 1978 en los meses de verano
Pocos d¨ªas antes de que concluya la llamada temporada alta, en la mayor parte de las zonas tur¨ªsticas del pa¨ªs crece la evidencia de que el n¨²mero de turistas llegados a Espa?a en el per¨ªodo veraniego ha descendido considerablemente con respecto al pasado a?o. Las estimaciones m¨¢s solventes -las cifras oficiales todav¨ªa no se conocen- indican que el descenso de visitantes ha sido aproximadamente el 15 % en los meses de julio y agosto para el conjunto de las zonas tur¨ªsticas espa?olas. Este retroceso, sin embargo, no se ha producido de modo uniforme. Mientras algunas zonas han mantenido niveles aceptables de afluencia, incluso similares a los del pasado a?o -r¨¦cord de la historia tur¨ªstica espa?ola-, otras han padecido importantes descensos, dif¨ªcilmente compensables por los buenos resultados de los cinco primeros meses del a?o, en los que el incremento del n¨²mero de turistas se aproxim¨® al 20% en la mayor parte de las demarcaciones.Al considerar las cifras de entracla de visitantes en Espa?a deben diferenciarse, especialmente este a?o, las distintas modalidades de oferta y, sobre todo, las caracter¨ªsticas de cada una de las zonas tur¨ªsticas del pa¨ªs. La mayor parte de la oferta tur¨ªstica que capta Espa?a proviene de los tour operadores, y se caracteriza por la movilizaci¨®n de elevados contingentes de viajeros, generalmente por v¨ªa a¨¦rea y en vuelos charter; es decir, no regulares. Otro importante volumen de visitantes llega a Espa?a por sus propios medios: generalmente por carretera y, en menor medida, por ferrocarril. Finalmente, un peque?o porcentaje lo hace por barco, especialmente en las zonas insulares. Seg¨²n las estimaciones m¨¢s solventes, la evoluci¨®n de las entradas por los aeropuertos nacionales ha sido muy desigual seg¨²n las zonas de influencia, y, en conjunto, presentar¨ªa descensos medios del 12% al 13%. Respecto a las entradas por carretera, el retroceso parece haber sido mucho m¨¢s importante, llegando en algunos puntos fronterizos al 20% e incluso al 30% de las registradas durante los meses de julio y agosto del pasado a?o. La conjunci¨®n de estos datos, teniendo en cuenta el volumen de turistas que llegan por cada uno de los medios, da el 15% de descenso estimado para el conjunto de visitantes llegados a Espa?a este verano.
El r¨¦cord de 1978
Hasta el momento, el mayor n¨²mero de visitantes llegados a Espa?a se alcanz¨® en 1978, con un total de cuarenta millones, rebasando la anterior punta de 1973, con 31 millones. Esta cifra ser¨¢ probablemente superada para el conjunto del presente a?o, gracias a los aumentos experimentados en los cinco primeros meses, pero el hecho de que la temporada alta muestre un sensible retroceso preocupa notablemente por sus previsibles consecuencias. Preocupaci¨®n que se agrava al tener constancia de que las contrataciones de los tour operadores de Gran Breta?a y la Rep¨²blica Federal de Alemania (principales compradores de vacaciones en Espa?a) para los pr¨®ximos meses se encuentran por debajo de las previsiones.
Los niveles de ocupaci¨®n de los establecimientos hoteleros en las distintas zonas del litoral espa?ol oscilan desde el lleno, en las islas de Menorca e Ibiza, al 35%, que aproximadamente tiene en la actualidad la isla de Gran Canaria, pasando por un 60% para la Costa del Sol, un 75% para la Costa Brava y porcentajes intermedios para Costa Blanca y la isla de Mallorca. Con todo, la ocupaci¨®n ni siquiera puede considerarse uniforme en cada una de las zonas, pues hoteles pr¨¢cticamente contiguos, en una misma localidad, pueden estar en estos momentos con ocupaciones respectivas del 100% y el 40%.
Espectacular aumento de precios
La evoluci¨®n de la temporada en cada una de las zonas y, como se se?ala, en cada uno de los establecimientos, responde a una serie de complejos factores. De una parte, hay que considerar a nivel general el importante incremento aplicado por los hoteleros a los precios de los tour operators, que se han incrementado en promedio un 40% desde 1978 a la presente temporada. Esta considerable elevaci¨®n de precios ha comenzado precisamente a regir a partir del mes de mayo, justamente el punto de inflexi¨®n de la hasta entonces marcha ascendente de la entrada de visitantes a Espa?a. Esta elevaci¨®n de precios afecta, sobre todo, al principal componente del turismo que llega a Espa?a, cuya disminuci¨®n estimada se considera situada en torno al 12-13 %.Es perfectamente coherente con la consideraci¨®n. de que la elevaci¨®n de precios ha incidido notablemente sobre el retroceso en el volumen de visitantes, el que aquellas zonas en las que el nivel de precios se ha disparado en mayor cuant¨ªa -Costa del Sol, Costa Brava y Canarias- sean precisamente las que presentan mayores descensos en n¨²mero de visitantes y menores ¨ªndices de ocupaci¨®n en estos momentos. Tambi¨¦n existe una relaci¨®n perfectamente detectable entre los aumentos aplicados por cada uno de los establecimientos -en una misma localidad o zona- y los porcentajes de ocupaci¨®n registrados. Otros factores, entre los que destaca especialmente la calidad de los servicios prestados y, en el caso concreto de la Costa del Sol, el deterioro provocado por el enrarecimiento del clima interno de las empresas a ra¨ªz de la huelga registrada la Semana Santa pasada, han incidido tambi¨¦n considerablemente en la situaci¨®n en que se encuentran ahora mismo los distintos establecimientos en cada una de las zonas.
Para otro importante contingente de turistas, de los que tradicionalmente acuden a pasar sus vacaciones estivales en Espa?a, es preciso buscar otro tipo de razones, sobre todo si se tiene en cuenta que aqu¨ª el descenso relativo es mucho m¨¢s importante. La reducci¨®n en las entradas de visitantes por las fronteras terrestres ha sido ciertamente espectacular y se ha venido incrementando sensiblemente a medida que avanzaba la temporada veraniega. Los motivos, en este caso, hay que buscarlos por varias v¨ªas, en tanto en cuanto las caracter¨ªsticas del viaje y la idiosincrasia del turista que elige esta modalidad son distintas de las que presenta el turismo de tour operator o mayorista.
La industria hotelera aplica, obviamente, un esquema muy diferenciado de precios para mayoristas y clientes individuales. El incremento aplicado a este ¨²ltimo esquema ha sido tanto o m¨¢s notable que el ya se?alado del 40% para los tour operators, pero su incidencia puede considerarse menor que la estimada para el turismo masivo, porque el viajero individual prev¨¦ con menor grado sus estancias e incluso suele inclinarse por otros tipos de alojamiento como pueden ser los campings y tambi¨¦n los apartamentos, cuyos incrementos de precios han sido tambi¨¦n notables, pero m¨¢s dif¨ªciles de cuantificar, aunque s¨®lo el 20% de los existentes est¨¢n censados oficialmente y controlados por la Administraci¨®n. A la hora de valorar el descenso de este contingente de visitantes es preciso tener en cuenta las campa?as desatadas en la prensa europea, aprovechando las situaciones conflictivas -especialmente las derivadas del terrorismo y los dos incendios registrados-, a las que es especialmente sensible el turista que decide en ¨²ltima instancia su punto de destino o el que s¨®lo depende de su propio veh¨ªculo para iniciar sus vacaciones.
Finalmente, en todos los casos ha incidido tambi¨¦n el encarecimiento progresivo de los servicios que pudi¨¦ramos denominar auxiliares o complementarios a la estancia hotelera propiamente dicha, sin duda afectados por la revaluaci¨®n padecida por la peseta, en los primeros meses del a?o, frente a las divisas europeas.
La creciente incidencia del turismo nacional en las cifras de ocupaci¨®n hotelera de los sucesivos veranos, que contribuy¨® a equilibrar las cuentas de resultados de los cr¨ªticos a?os 1975 y 1976, pudiera haberse visto frenada este a?o, seg¨²n estimaciones del sector.
Ma?ana, un segundo cap¨ªtulo de la serie se ocupar¨¢ del equipamiento hotelero espa?ol, con especial menci¨®n de la evoluci¨®n de precios y calidades en los ¨²ltimos a?os.
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