La provocaci¨®n de ETA
?El dolor, la indignaci¨®n y la condena han venido siendo los componentes habituales de las reacciones, frente a las muertes que, con distinto signo, han venido sucedi¨¦ndose, tr¨¢gicamente, en el Pa¨ªs Vasco. Y cuando la v¨ªctima no es un polic¨ªa o un guardia civil se origina, adem¨¢s, una escalada de violencias como la vivida estos d¨ªas en San Sebasti¨¢n.En la ra¨ªz de los sucesos est¨¢ una, campa?a abierta por ETA militar y sus organizaciones, sat¨¦lites contra el Estatuto de Guernica. No es necesario se?alar que a la ETA no le gusta el Estatuto; tampoco se le puede incitar diciendo que est¨¢ en su peor momento. Y es que la organizaci¨®n terrorista vasca se est¨¢ quedando pol¨ªticamente ?desarmada? con el establecimiento del autogobierno en Euzkadi.
La cobertura pol¨ªtica de los terroristas estaba a punto de desaparecer, por voladura controlada, el pr¨®ximo mes de octubre. Para entones est¨¢ previsto el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n del Eatatuto. Y, obviamente, ETA no se iba a quedar con las armas cruzadas.
La contraofensiva terrorista ha sido muy simple. Tan simple como tr¨¢gica: crear una nueva campa?a, de movilizaciones en Euskadi. Si antes fueron los presos de Soria, ahora son los llamados ?refugiados vascos? del sur de Francia. Y se orquest¨® la campa?a con un cierto ¨¦xito por la acogida f¨¢cil en ciertos sectores muy sensibilizados del pueblo vasco.
El desenlace es conocido: ?la muerte del joven guipuzcoano en los incidentes del s¨¢bado actu¨® como detonante de la nueva espiral de violencia.
El efecto pol¨ªtico de estos hechos es indudable. Con todo ello, con la provocaci¨®n etarra, se intenta demostrar que el Estatuto de Guernica no sirve para nada; que la represi¨®n policial es igual que antes y que s¨®lo la acci¨®n salvadora de la ETA es la buena. Las consecuencias de esta triste lecci¨®n es f¨¢cil deducirlas. Lo peor es no haberlas previsto a tiempo.?
, 4 de septiembre
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.