El Viti, a fondo en la recta final
El toro era de Garz¨®n, destartalado, cabez¨®n, amoruchado y con hernia. El torero era de Salamanca, serio, sobrio, enjuto, profesional de pura cepa y sin hernia. ?Qu¨¦ puede hacer un torero cabal con un morucho? Si a ese torero le caracterizara s¨®lo el valor o s¨®lo el arte, muy poca cosa: unos detalles, alg¨²n alarde, y esa ser¨ªa toda la historia. Pero como el salmantino es diestro de oficio y maestr¨ªa, se presentaba la oportunidad de presenciar la s¨ªntesis pr¨¢ctica de buen n¨²mero de cap¨ªtulos de la tauromaquia, que hoy est¨¢n en desuso.Para nuestra fortuna, El Viti, en la recta final de su ¨²ltima temporada, est¨¢ en l¨ªnea de profesional responsable, en saz¨®n, con el valor del primer d¨ªa intacto y se emplea a fondo en todas las plazas. Se dir¨ªa que El Viti ya no torea para el p¨²blico, sino para ¨¦l mismo, y que su concepci¨®n del toreo es el dominio. Por eso quiz¨¢ lidi¨® al moruchote de Garz¨®n en Aranjuez, tan a conciencia como si estuviera en Las Ventas o en la Maestranza, pongamos por caso.
Plaza de Aranjuez
Cuatro toros de Atanasio Fern¨¢ndez, desiguales de presentaci¨®n, mansos; primero, de Juan Antonio Garz¨®n, destartalado y sin casta, y un sobrero (sexto) de Mar¨ªn Marcos, serio y manejable. Todos sospechosos de pitones. El Viti: pinchazo hondo y dos descabellos (aplausos y saludos). Media trasera (oreja que rechaza, y no da la vuelta al ruedo, pues apenas hay aplausos) Luis Francisco Espl¨¢: media (aplausos y saludos). Pinchazo sin soltar y estocada ca¨ªda (dos orejas y rabo). Ni?o de Aranjuez: Cinco pinchazos y descabello (silencio). Dos pinchazos y estocada atravesada (dos orejas).
Desde el primer capotazo, cu¨¢ndo el toro se frenaba y hu¨ªa de todo, su empe?o fue meterlo en el enga?o, y lo consigui¨® en seguida. Los ayudados con que inici¨® la faena de muleta tuvieron hondura y garbo y se jalearon con calor, lo mismo que las dos series de derechazos templados y largos. Pero la cuesti¨®n no estaba tanto en ese pit¨®n como en el otro. En el izquierdo, por donde el toro med¨ªa la embestida, no pasaba o se quedaba corto. El empe?o de El Viti, en lugar de dedicarse a aprovechar el lado bueno, fue entonces meter al garz¨®n en la muleta por el otro, y para ello ensambl¨® el valor con la t¨¦cnica muletera, en cuya especialidad es el verdadero maestro de nuestro tiempo.
Nos ten¨ªa absortos. Todos los recursos, todas las suertes de dominio las despleg¨® para cuajar el natural, que forzosamente sal¨ªa con cuentagotas y siempre dentro del riesgo de la cogida, la cual pod¨ªa producirse en cualquier momento. Hab¨ªa en la plaza un silencio tenso, un silencio elocuente; segu¨ªamos la faena como se pueden seguir las explicaciones del profesor que desarrolla en el encerado la soluci¨®n de un problema complicado.
Ninguno de los toreros en activo es capaz de dominar a un toro como hizo ayer El Viti en Aranjuez con el garz¨®n. Su otro enemigo, ya atanasio, tambi¨¦n era manso y deslucido, pese a lo cual lo meti¨® en la muleta, para las suertes en redondo, que lig¨® con verdadero poder¨ªo, empapando a la res en la tela, y en las postrimer¨ªas del trasteo instrument¨® un molinete con la mano izquierda, precioso y ce?id¨ªsimo, que nos levant¨® de los asientos. Si es cierto que El Viti se va pasar¨¢n a?os hasta que otro espada consiga ocupar el vac¨ªo que deja, y la ausencia va a ser muy perjudicial para la fiesta, pues precisamente maestros es lo que hace falta en este tiempo de figuras discutibles y mediocres.
Para la galer¨ªa
Por el lado opuesto de El Viti estuvo Luis Francisco Espl¨¢, que tore¨® mal y para la galer¨ªa. Con banderillas, si desbrozamos la espectacularidad con que prepara la suerte, no pas¨® de flojito: clavaba bajo y a cabeza pasada. S¨®lo pudo hacer una faena -la del quinto-, pues su otro toro era tan descastado que doblaba las rodillas y se dedicaba a sestear. Esa faena del quinto consisti¨® en dar derechazos violentos, pegarse a la tabla del cuello en los circulares, agarrarse al toro y mirar al tendido. Como fin de fiesta arroj¨® los trastos e hizo un largu¨ªsimo desplante tocando los pitones y metiendo luego la cabeza entre las astas. Le regalaron por ello los m¨¢ximos trofeos, pero torear es otra cosa.
Torear es, por ejemplo, lo de El Viti, y sin necesidad de llegarse hasta la c¨¢tedra, lo de El Ni?o de Aranjuez en el sexto -que posiblemente fue el toro m¨¢s f¨¢cil de la corrida-, al que lance¨® con ver¨®nicas de primor e hizo una faena bonita, con pases en redondo de rodillas, naturales y derechazos cargando la suerte, y finalmente una magn¨ªfica serie a base de ayudados a dos manos, un molinete con la izquierda, afarolado y pase de pecho. Le falt¨® a la faena unidad, pues se desarroll¨® en diversos terrenos, pero no ser¨ªa justo exigirle tanto a un diestro que, como ¨¦ste, torea muy poco. Su otro toro se lesion¨® una pata en el primer muletazo, y hubo, de matarlo sin dar un solo pase.
Mal la presidencia
El p¨²blico estuvo muy bien, y muy mal la presidencia: por su cuenta puso en las manos de El Viti una oreja que nadie hab¨ªa pedido; en las de Espl¨¢, un rabo solicitado por muy pocos, y encima no atend¨ªa a la lidia. Mientras el Ni?o de Aranjuez le brindaba su primer toro estaba de conversaci¨®n con sus amiguetes del palco, y cuando le avisaron para que correspondiera al brindis, sac¨® un pa?uelo. En Aranjuez, como en muchas otras plazas, miras a la presidencia y te crees que est¨¢s en el circo.
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