Presentaci¨®n del Ballet Nacional Espa?ol
Desde Santander escribimos ya sobre el Ballet Nacional Espa?ol, que dirige Antonio Gades. Ahora, el p¨²blico de Madrid ha aplaudido con entusiasmo un programa en el que alternan las Melod¨ªas vascas, de Guridi, coreografiadas por Mariemma; Bodas de sangre, sobre el drama de Lorca, adaptado por Alfredo Ma?as, con muy bella escenograf¨ªa y vestuario de Paco Nieva, m¨²sica de Emilio de Diego y coreograf¨ªa de Gades; el Fandango, de Soler-Mariemma y el cuadro flamenco, m¨¢s ajustado en sus proporciones que en anteriores casos.Todo cuanto se dijo desde la plaza Porticada santanderina podr¨ªa repetirse ahora: el conjunto est¨¢ bien trabajado, con un criterio igualitario y antidivista (ning¨²n nombre m¨¢s grande que otro, salvo el del director, Gades), pero al mismo tiempo con una gran valoraci¨®n de lo individual. Sentimos que los bailarines no son ?piezas?, perfectas, si se quiere, como en New York Ballet, sino seres humanos con propia expresi¨®n dentro del conjunto, que no por ello pierde disciplina. S¨®lo la flexibiliza. Escenas vascas triunf¨® desde la brillantez y el buen orden musical. Bodas de sangre, desde la honda expresividad popular.
En Flamenco se alza primordialmente el valor de las individuafidades. Ya no es un ballet, sino cante, toque y baile en un recorrido que va de la transida ?debla?, dram¨¢ticamente cantada por Jos¨¦ Marce, a la explosiva ?rumba?, pasando por soleares, buler¨ªas, farrucas y seguidillas. El G¨¹ito, Paco Romero, Carmen Villena, Cristina Hoyos, y el conjunto, con las voces de Merce y G¨®mez de Jerez y las guitarras de Emilio de Diego y Antonio Solera, levantaron oleadas de aplausos. Todos tienen raza, duende y ese fuego de que hablaba Cocteau. Pero tambi¨¦n control, sentido de inesura. La Villena mueve los brazos de maravilla y ah¨ª reside el gran secreto del baile andaluz.
Como en Santander, la orquestaci¨®n del Fandango me parece carente de inter¨¦s. Puesto que se utiliza m¨²sica grabada -a lo que alud¨ªan unas octavillas arrojadas con profusi¨®n- ?por qu¨¦ no servirse de una buena versi¨®n clavecin¨ªstica? Ah¨ª est¨¢ la de Puyana, del todo excelente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.