Problemas coyunturales e institucionales
Agente de BolsaDos modos de entender la Bolsa pugnan por explicar su organizaci¨®n y funcionamiento. Una de ellas -coyunturalista- sostiene que el mercado de valores es plenamente esclavo del momento y vicisitudes que le impone su entorno pol¨ªtico-econ¨®m¨ªco y que, en consecuencia, ante las dificultades que presenta una transici¨®n pol¨ªtica y una crisis econ¨®mica, como las que pasamos ahora, no cabe otra actitud que la impotencia, el fatalismo, la resignaci¨®n y el entreguismo.
La otra conceptuaci¨®n de la Bolsa -estructuralista- cree que la funci¨®n de la Bolsa es permanente y no la pierde porque se incremente la fuerza y gravedad de los acontecimientos del contexto en el que est¨¢ enmarcada; porque la Bolsa no s¨®lo alberga un mercado de valores, sino que tambi¨¦n constituye un ¨®rgano de opini¨®n social y, por tanto, desempe?a un protagonismo, siempre vigente, en el proceso de la actividad financiera. Esta posici¨®n, evidentemente, es incompatible con la dimisi¨®n de los elementos personales de la instituci¨®n burs¨¢til, totalmente responsables de que no existe el neutralismo, de que ser beligerante es irrenunciable y de que, como acontece con todos los ¨®rganos generadores de opini¨®n, influye en una u otra direcci¨®n y crea sus propias expectativas.
La raz¨®n de que la elevada temperatura conflictiva del medio soc¨ªal, como la,actual, paralice la Bolsa no radica en que ¨¦sta s¨®lo pueda desarrollar sus funciones en un para¨ªso terrenal, exento de tensiones; porque la conffictividad, la confrontaci¨®n entre compradores y vendedores, es consustancial al mecanismo burs¨¢til y, adem¨¢s, su enfrentamiento est¨¢ accionado por las diferentes versiones y tasas de las incertidumbres y previsiones, inseparables del mercado de valores.
La causa fundamental de que la Bolsa haya sido anulada por su entomo actual reside en que su organizaci¨®n y funcionamiento tienen todav¨ªa la huella, que se transforma en estigma con el tiempo, del entorno pac¨ªfico del pasado.
Precisamente cuando las circunstancias se hacen m¨¢s cr¨ªticas, crece tambi¨¦n la importancia de la funci¨®n de la organizaci¨®n burs¨¢til, de sus mediadores e intermediarios y la de los problemas institucionales. Su problema clave es siempre el mismo, la confianza del inversionista, lo que var¨ªa es la metodolog¨ªa para construirla.En una sociedad autocr¨¢tica, como la que vivimos antes, la confianza se fabricaba de arriba abajo y se invert¨ªa con argumentos de autoridad, frecuentemente con muy escasas fuentes de aut¨¦ntica informaci¨®n. En una sociedad democr¨¢tIca es la direcci¨®n del itinerario que llega hasta la confianza; se invierte por convicci¨®n y, por ello, todos los problemas institucionales -burs¨¢lites o no- tienen esta nuedimensi¨®n, la de convencer.
- Todos los problemas del enlace entre la oferta y la demanda, que competen a la instituci¨®n burs¨¢til, son obviamente institucionales.Ahorro y empresas rentables siempre hay; pero los modos de enlazarlos evolucionan inexorablemente. La Bolsa hay que hacerla todos los d¨ªas; hoy, hacerla, quiere decir rescatar al inversionista de la margina-ci¨®n que le obliga a ser indiferente; y si no se hace, no hay Bolsa.
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