Las competencias de las FOP, punto conflictivo para el orden p¨²blico en Euskadi
Los supuestos de intervenci¨®n de las fuerzas de seguridad de, Estado en el orden p¨²blico interno del Pa¨ªs Vasco conforman uno de los puntos m¨¢s conflictivos y discutidos del Estatuto de Autonom¨ªa de Euskadi. En la negociaci¨®n de su texto en Madrid los apartados relativos a este tema sufrieron algunas modificaciones, que han establecido cautelas del poder central respecto a la autonom¨ªa policial vasca. Por otra parte, es una inc¨®gnita la acogida que tendr¨¢n las futuras fuerzas policiales auton¨®micas, que deber¨¢n ser muy bien organizadas. Desde Bilbao escribe Javier Angulo.
La negociaci¨®n del Estatuto de Guernica en la ponencia constitucional y, paralelamente, en la Moncloa reform¨® sustancialmente y ampli¨® el art¨ªculo 17 con tres nuevos apartados del texto original referidos a orden p¨²blico. Se impuso a los vascos una serie de ?retoques?, que pueden ser de trascendental importancia en un futuro pr¨®ximo. La primera imposici¨®n de UCD surge en el apartado quinto que se incorporar¨¢ en el texto definitivo y que supone una variaci¨®n notable del concepto de polic¨ªa aut¨®noma con que part¨ªa el Estatuto originario de Guernica. En el citado apartado se se?ala que inicialmente las polic¨ªas aut¨®nomas estar¨¢n constituidas por el cuerpo de mi?ones de la Diputaci¨®n de Alava -existente en la actualidad- y los cuerpos de mikeletes y mi?ones dependientes, respectivamente, de las diputaciones de Guip¨²zcoa y Vizcaya, que se restablecen.?Posteriormente?, prev¨¦ el texto a?adido, ?las instituciones del Pa¨ªs Vasco podr¨¢n acordar refundir en un solo cuerpo los mencionados cuerpos o proceder a su reorganizaci¨®n precisa para el cumplimiento de las competencias asumidas.?
M¨¢s importante y decisiva es a¨²n la sustancial variaci¨®n que el Gobierno hizo al apartado s¨¦ptimo, referido a los casos en que las fuerzas de seguridad del Estado pueden intervenir, en materia de orden p¨²blico, en la comunidad vasca. Del texto original se mantiene el supuesto de intervenci¨®n por deseo del propio Gobierno vasco (?cesando la intervenci¨®n a instancias del mismo?). El segundo supuesto de intervenci¨®n de las fuerzas de seguridad del Estado (?por propia iniciativa cuando estimen que el inter¨¦s del Estado est¨¢ gravemente comprometido?) ha sido sensiblemente retocado con respecto al texto que llevaban los vascos. En el mismo se dec¨ªa que dicha intervenci¨®n se ver¨ªa necesitada, en todo caso de la aprobaci¨®n, por mayor¨ªa de dos tercios, de una junta de seguridad, integrada por un n¨²mero igual de autoridades y representantes del Gobierno vasco, y el espa?ol era un obst¨¢culo que, en la ponencia redactora del texto inicial, hab¨ªa logrado colocar el PNV a la intervenci¨®n en el territorio vasco de las fuerzas de seguridad del Estado. En la negociaci¨®n, el Gobierno lo neutraliza borrando esa condici¨®n del texto definitivo, que ¨²nicamente habla de ?necesaria aprobaci¨®n de la junta de seguridad? (sin referirse al tipo de votaci¨®n necesaria).
Intervenci¨®n controlada por el Gobierno
Pero a¨²n hay una nueva imposici¨®n del Gobierno, concretada en la inclusi¨®n de un tercer supuesto -que no aparec¨ªa en el texto original-, en el que se se?ala que ?en supuestos de especial urgencia, y para cumplir las funciones que directamente les encomienda la Constituci¨®n, las fuerzas de seguridad del Estado podr¨¢n intervenir en el territorio aut¨®nomo vasco bajo la responsabilidad exclusiva del Gobierno, dando ¨¦ste cuenta a las Cortes Generales, las cuales, a trav¨¦s de los procedimientos constitucionales, podr¨¢n ejercitar las competencias que les correspondan?.
El presidente Su¨¢rez logr¨® reformar tambi¨¦n el art¨ªculo 17 del texto original, con unaf¨®rmula retardataria. As¨ª, la disposici¨®n transitoria cuarta dice que la junta de seguridad, y no el Gobierno vasco directamente, determinar¨¢ el estatuto, reglamento, dotaci¨®n, composici¨®n num¨¦rica, estructura y reclutamiento de los cuerpos de polic¨ªa aut¨®noma. Dentro de esta misma disposici¨®n transitoria, el Estado se reserva el control de licencia de armas.
Estos retoques y sustanciales variaciones que en materia de orden p¨²blico y polic¨ªa aut¨®noma ha impuesto UCD al Estatuto original vasco se consideran en cierta manera como parte del pago que los parlamentarios de Euskadi, y en especial el PNV, han debido pagar a cambio de ver aprobado con la urgencia que deseaban su Estatuto. Carlos Garaikoetxea reconoce que con realismo pol¨ªtico, y a su pesar, ?tuvimos que aceptar cosas que no nos gustan?. No teme el se?or Garaicoetxea el segundo supuesto de intervenci¨®n de las fuerzas de seguridad del Estado ?por iniciativa propia?, ?porque en ese caso?, se?ala, ?existe unajunta de seguridad que deber¨¢ aprobar por mayor¨ªa relativa -mitad m¨¢s uno- dicha intervenci¨®n?.
?Al ser la junta paritaria y no contar con presidente, tenemos a¨²n posibilidades de controlar esta actuaci¨®n.? Considera el actual lendakari del Consejo General Vasco que, desde la ¨®ptica autonomista, lo m¨¢s grave que han tenido que aceptar los negociadores vascos es el supuesto de intervenci¨®n de las fuerzas de seguridad del Estado, ?bajo la responsabilidad exclusiva del Gobierno, dando ¨¦ste cuenta a las Cortes Generales?. ?Eso?, comenta Carlos Garaicoetxea, ?supone, de alguna forma, que en ¨²ltima instancia el control del orden p¨²blico en Euskadi puede recaer en el Parlamento.?
Para Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, de Euskadiko Ezkerra, el tercer supuesto de intervenci¨®n de las fuerzas de seguridad del Estado es tambi¨¦n doloroso, ?el menos deseable y grato desde la ¨®ptica autonomista?.
No habr¨¢ desarmon¨ªas fundamentales
En desacuerdo con el dirigente de Herri Batasuna, Txomin Ziluaga, que califica este supuesto de intervenci¨®n como ?espada de Damocles para Euskadi?, Roberto Lertxuridi, secretario general del PC de Euskadi, cree que el Estado tiene que tener garant¨ªas de salvaguardia. ?De todas formas?, a?ade, ?creo que las posibilidades de intervenci¨®n del Estado en Euskadi quedan, de hecho, muy limitadas. Salvo en situaciones enormemente conflictivas entre los poderes vasco y estatal no se van a dar desarmon¨ªas fundamentales.?
Para el comunista Lertxundi, el Estatuto vasco acierta al prever que las FOP no se retiren por completo de Euskadi. ?El eslogan?, afirma, ? Que se vayan, es una historia. Tras la redistribuci¨®n de competencias va a quedar muy limitada su presencia, pero se les necesita en servicios extra y supracomunitarios.? En principio contrario a la permanencia de las FOP en Euskadi, el PNV se vio obligado a aceptarla el d¨ªa en que acord¨® redactar un Estatuto en el marco de la Constituci¨®n, ante la que se hab¨ªa abstenido en el refer¨¦ndum correspondiente. Tambi¨¦n debi¨® aceptar, aunque a rega?adientes, Euskadiko Ezkerra (coalici¨®n que a¨²n abandera el eslogan ?Que se vayan?) la presencia de las FOP en el territorio de la comunidad.
?Si no existiera la Constituci¨®n y no existiera el Estatuto de Guernica que hemos aceptado globalmente, y a m¨ª me dijeran que redactara un proyecto de polic¨ªa aut¨®noma, har¨ªa una sola polic¨ªa bajo la direcci¨®n y control del Gobierno vasco. Esta ser¨ªa la ¨²nica polic¨ªa en el territorio de Euskadi, y ninguna otra, salvo en situaci¨®n de guerra?, sentencia Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s.
M¨¢s extensa es la postura de Herri Batasuna, que pide como una de las v¨ªas de soluci¨®n al problema de orden p¨²blico en Euskadi la salida de las FOP del territorio vasco. ?Para nuestra coalici¨®n?, se?ala Txomin Ziluaga, ?la retirada escalonada y a plazo fijo de las FOP y su sustituci¨®n por una verdadera polic¨ªa aut¨® noma- aut¨®ctona, emanada de un verdadero Estatuto nacional, que no es el de Guernica, es el punto central de nuestro programa. Mientras las FOP no se vayan no habr¨¢ paz en Euskadi. Para nosotros es clave este aspecto, porque supondr¨ªa una ruptura democr¨¢tica y, en definitiva, la ruptura con el pasado franquista. Todo lo dem¨¢s son salidas que no solucionan los problemas de orden p¨²blico en nuestra tierra. En Euskadi hoy hay dos polic¨ªas, la que llaman Nacional y la Parapolicial. IYespu¨¦s del 25 de octubre habr¨¢ tres polic¨ªas. Sobra polic¨ªa y faltan soluciones. El que nuestra postura en torno a este tema no se contemple en el Estatuto de Guernica es motivo suficiente para rechazarlo.?
El hecho de que la formaci¨®n definitiva de la polic¨ªa aut¨®noma precise de una fase previa de restauraci¨®n de ?polic¨ªas provinciales?, dependientes de las diputaciones, aunque con el mando supremo del Gobierno vasco, provoca reticencias en casi todos los grupos pol¨ªticos. La mayor¨ªa, sin embargo, lo ven como un mal menor.
Sin embargo, hasta la puesta en marcha de estas primeras polic¨ªas se ven en Euskadi problem¨¢tico y poco satisfactorio el papel asignado a la junta de seguridad en la disposici¨®n transitoria cuarta. ?No es justo?, dice Bandr¨¦s, ?que sea esa junta y no el propio Gobierno quien decida el reglamento, n¨²mero de competentes, armamento, estructura y reclutamiento de las polic¨ªas vascas. ?
A¨²n va m¨¢s lejos el diputado socialista Txiki Benegas, al criticar duramente la imposici¨®n de esta disposici¨®n transitoria. ?El hecho de que Su¨¢rez?, afirma, ?impusiera la creaci¨®n de la polic¨ªa vasca en dos fases y dejara en manos de la Junta, en la que tienen representaci¨®n paritaria, su puesta en marcha significa que el Gobierno tiene a¨²n en sus manos, por un largo tiempo, el control del orden p¨²blico en Euskadi. Todo se remite a una nueva negociaci¨®n que, en vez de real-izar la comisi¨®n mixta, reci¨¦n formada, llevar¨¢ acaso, quiz¨¢ la junta de seguridad. Hay que renegociarlo todo, excepto -y no es poco- que el mantenimiento del orden p¨²blico en Euskadi es competencia del Gobierno vasco. Pero ser¨ªa un grave error alargar la primera fase. Euskadi necesita en seguida una pol¨ªtica aut¨®noma ¨²nica, fuerte y controlada por el Gobierno vasco. ?
Despu¨¦s del 25 de octubre
La posible acogida que las convocatorias para cubrir plazas en las polic¨ªas aut¨®nomas tengan entre la poblaci¨®n, y la propia aceptaci¨®n del pueblo vasco de aquellas, son hoy por hoy dos grandes inc¨®gnitas que se plantean de cara a un futuro pr¨®ximo las fuerzas pol¨ªticas pro Estatuto en Euskadi y, en especial, el hegem¨®nico PNV.
Los cuarenta a?os de represi¨®n franquista y posteriores errores de la polic¨ªa de la reforma han conformado un Pa¨ªs Vasco desconfiado ante cualquier polic¨ªa, aunque se la etiquete de vasca. En Euskadi a¨²n est¨¢ vigente el axioma orden p¨²blico, iguala represi¨®n. Este hecho complica la labor de las personas que en su d¨ªa tengan que formar una polic¨ªa vasca. ?Habr¨¢ que ver si se cubren las plazas?, afirma el director de Interior del CGV, se?or Epalza. ?El pueblo vasco ha sido siempre poco aficionado a hacer de polic¨ªa. Aunque yo quiz¨¢ ya no ocupe este puesto en el primer Gobierno vasco y, a expensas de lo que en su d¨ªa decida la junta de seguridad, creo que tras la convocatoria de plazas para las polic¨ªas provinciales se realizar¨¢n unas pruebas de selecci¨®n muy fuertes. No se trata de sacar a la gente del paro, no dar entrada a marginados. Habr¨¢ que ser exigentes para que nuestra polic¨ªa no haga burradas.? Remacha esta idea Carlos Garaikoetxea, que recuerda cimo ?el principal recelo del Gobierno en la formaci¨®n de las polic¨ªas provinciales, de ah¨ª el control a trav¨¦s de la disposici¨®n transitoria, ha sido y es la infiltraci¨®n de ETA en la polic¨ªa vasca?.
Considera Jos¨¦ Manuel Epalza que entre los aspirantes al puesto de polic¨ªas en igualdad de condiciones el conocimiento del euskera ser¨¢ un punto favorable. Piensa asimismo que la formaci¨®n de los nuevos polic¨ªas se har¨¢ con expertos ?tra¨ªdos de fuera?.
?En Euskadi tenemos muchos ingenieros industriales y electr¨®nicos, pero ninguno experto en materia policial?, corrobora Carlos Garaikoetxea.
?Mientras los nuevos polic¨ªas no est¨¦n bien rodados?, se?ala el se?or Epalza, ?no podr¨¢n efectuar funciones de orden p¨²blico. Esta fase de aprendizaje puede llevar medio a?o. Cuando est¨¦n las polic¨ªas provinciales ya rodadas es cuando puede producirse la reunificaci¨®n y la absorci¨®n de todas las competencias. Este objetivo no creo que pueda lograrse antes de un a?o. ?
Tanto Carlos Garaikoetxea como Jos¨¦ Manuel Epalza- coinciden al afirmar que hace falta mucho dinero para pagar una polic¨ªa aut¨®noma. ?Cada polic¨ªa?, dice Jos¨¦ Manuel Epalza, ?puede costar, tirando por bajo, m¨¢s de un mill¨®n de pesetas al a?o.? ?Las polic¨ªas?, precisa Carlos Garaikoetxea, ?no van a suponer un elevado gasto, que s¨®lo podremos cubrir si tenemos unos conciertos econ¨®micos aceptables y una hacienda aut¨®noma que funcione. Sin ellos, de nada sirve la autonom¨ªa.?
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