El despido de un l¨ªder sindical pone en peligro el pacto de Leyland
British Leyland ha indicado que no est¨¢ dispuesta a tolerar cualquier intento que pueda poner en peligro el plan de supervivencia del gigantesco complejo automovil¨ªstico brit¨¢nico, y para demostrarlo ha decretado el despido fulminante de un representante sindical que, en opini¨®n de la empresa, patrocinaba ?una incitaci¨®n a la revuelta laboral?.
La reacci¨®n no se ha hecho esperar. Como consecuencia de la decisi¨®n de Leyland de expulsara uno de los enlaces sindicales m¨¢s conocidos en la industria del metal, el comunista Derek Robinson, m¨¢s de 20.000 trabajadores se han declarado en huelga.El caso es interesante y puede sentar un precedente importante en la industria brit¨¢nica.
British Leyland, con una n¨®mina de 164.000 trabajadores, puso a votaci¨®n entre sus trabajadores hace poco menos de un mes un plan de supervivencia de la empresa que supone, entre otras cosas, la clausura de trece plantas y el despido de 25.000 empleados en los pr¨®ximos cinco a?os. El plan recibi¨® el apoyo masivo de los trabajadores, que lo aprobaron en votaci¨®n secreta por una proporci¨®n de siete a uno, a pesar de que los representantes sindicales lo hab¨ªan rechazado por unanimidad y hab¨ªan realizado campa?a en contra del mismo.
El presidente de Leyland, sir Michael Edwardes, hab¨ªa manifestado previamente que, caso de no ser aprobado el plan de forma contundente por la fuerza laboral, no podr¨ªa pedir al Gobierno los cr¨¦ditos necesarios para mantener a la compa?¨ªa en el mercado.
Pero, a pesar de esa aprobaci¨®n masiva, Robinson, destacado miembro del Partido Comunista brit¨¢nico y presidente del comit¨¦ de representantes sindicales de la empresa, decidi¨® volver a iniciar una campa?a contra el plan de supervivencia y distribuy¨® entre los trabajadores un folleto en el que los incitaba a oponerse a ¨¦l con diversas acciones.
La empresa ha respondido con el despido de Robinson. Un portavoz de Leyland declar¨® que se daban cuenta de que la medida ?era muy seria, pero tambi¨¦n es muy seria la situaci¨®n de nuestra compa?¨ªa, que se debate entre la vida y la muerte para poder mantenerse en el mercado ?.
La decisi¨®n de poner en la calle a Robinson fue tornada directamente y tras ser objeto de una cuidadosa meditaci¨®n por Edwardes, un ejecutivo que ha demostrado a lo largo de su vida industrial que no se deja llevar f¨¢cilmente por arrebatos. Edwardes ha manifestado que no est¨¢ dispuesto a consentir que ?se lleve a cabo una incitaci¨®n al sabotaje laboral despu¨¦s de que los trabajadores han votado democr¨¢ticamente a favor de los planes de la empresa?.
Por el momento, la huelga afecta principalmente a la f¨¢brica de Leyland en Longbride, el centro de trabajo del despedido, donde se: fabrican los modelos Mini y Marina, y a la de Canley, que produce el Triumph. Unos 6.000 trabajadores de Jaguar, en Coventry, volvieron ayer al trabajo.
Hasta ahora, el sindicato al que pertenece Robinson, el Amalgamated Union of Engineering Workers, se ha limitado a pedir la readmisi¨®n del representante sindical, pero todav¨ªa no ha declarado tina huelga oficial.
Pero Edwardes juega con dos bazas a su favor. La primera, el hecho de que Robinson no est¨¢ bien considerado por su propio sindicato, a cuyo frente se encuentra Terry Duffin, uno de los dirigentes, sindicales m¨¢s moderados del sindicalismo brit¨¢nico. La segunda, y m¨¢s pr¨¢ctica, es que el ejecutivo de Leyland piensa que, con las Navidades a menos de un mes, el grueso de sus trabajadores no se decidir¨¢ a iniciar una huelga que les privar¨ªa de sus ingresos cuando m¨¢s los necesitan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.