Trescientos millones han perdido las empresas taurinas
Equivale a la subida del precio de los toros en relaci¨®n con 1978
Los empresarios han perdido 300 millones de pesetas la temporada 1979, seg¨²n c¨¢lculos efectuados por la Asociaci¨®n de Organizadores de Espect¨¢culos Taurinos. Y hacen la siguiente observaci¨®n: ?Es exactamente el incremento del precio de los toros en relaci¨®n con 1978.? Las cuentas pueden ser exactas, pero la interpretaci¨®n quiz¨¢ no lo sea tanto. Entre los numerosos cap¨ªtulos que componen el presupuesto del espect¨¢culo taurino, no parece que haya de ser determinante ¨²nicamente el referido al ganado. Tales presupuestos podr¨ªan estar equilibrados en 1978, y desequilibrarse con cualquier subida de precios (en este caso los toros), pero hay otros conceptos que seguramente ya eran desproporcionados en a?os anteriores. Y no es justo que todos los dem¨¢s hayan de restringirse por no corregir los errores de base.Por ejemplo, los c¨¢nones de arrendamiento son quiz¨¢ el punto de partida del encarecimiento del espect¨¢culo. Y tampoco quedan muy atr¨¢s los honorarios que en determinadas plazas han cobrado ciertos diestros. En una ¨¦poca como la actual, sin figuras rutilantes con fuerza suficiente para imponer sus condiciones, no tiene sentido que se haya llegado a pagar a alg¨²n espada cuatro millones de pesetas en determinadas corridas. Si las empresas han llegado a meterse en la aventura de pagar unos c¨¢nones desorbitados y aceptan contratar por cantidades fabulosas a toreros sin cartel especial, es absurdo que pretendan compensar el gasto a costa de otros estamentos.
Este tema plantea, una vez m¨¢s, la reestructuraci¨®n a fondo del negocio taurino, y, en definitiva, de todo el espect¨¢culo, y en ello est¨¢n precisamente los empresarios, quienes ya han iniciado las reuniones para proponer un trasvase de funciones a nivel ministerial, al objeto de que la fiesta tenga tratamiento unitario con categor¨ªa de direcci¨®n general.
El freno a la imparable subida de los c¨¢nones de arrendamiento tuvo su primer intento, desde el estamento empresarial, en la subasta de Las Ventas, que se celebr¨® en 1968. En aquella ocasi¨®n se form¨® un pool de empresarios, que fue impopular por sus presuntas intenciones monopol¨ªsticas, pero que ten¨ªa el objetivo de sujetar la cuant¨ªa de las ofertas a unos niveles razonables. Domingo Domingu¨ªn desbarat¨® la operaci¨®n, pues subi¨® la puja a m¨¢s de 33 millones (cantidad que se consideraba entonces astron¨®mica), y, si no se qued¨® en arrendamiento la plaza, fue porque la empresa que hasta entonces ad ministraba el coso ejerci¨® su derecho de tanteo. A la cifra del ca non hab¨ªa que a?adir un 15% sobre los aforos anuales que rebasaran un billetaje por importe de 150 millones, y se desencaden¨® as¨ª una escalada de precios, con repercusi¨®n en todo el territorio nacional, que ha desembocado en la grave crisis actual, tanto econ¨®mica como art¨ªstica. Si la Administraci¨®n no ayuda, y, por supuesto, si no se hace una reforma a fondo, el espect¨¢culo se encuentra en un callej¨®n sin salida. Con buen criterio opinan los empresarios que debe autorizarse la celebraci¨®n de capeas como fin de fiesta en las novilladas, que los medios de comunicaci¨®n del Estado han de contribuir a dar a conocer el espect¨¢culo, etc¨¦tera. Pero si el Gobierno no da el mismo sitio a la fiesta de los toros que a los restantes espect¨¢culos, incluidos los deportivos, no hay soluci¨®n. En realidad, jam¨¢s ha apoyado el espect¨¢culo taurino, nunca lo ha atendido, salvo para manipular su fuerza popular. Lo mismo durante la dictadura como en democracia con el Gobierno de UCD.
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