Absentismo/1
La conferencia pronunciada recientemente en el Club Siglo XXI por Amintore Fanfani, presidente del Senado italiano, fue rica en ideas. enjundiosa de pensamiento. Una de esas conferencias, poco frecuentes, en que al terminar quedan en el ¨¢nimo del oyente una serie de ideas que son una invitaci¨®n viva a meditar, a profundizar, a discurrir...Una de las ideas que, desde aquella noche, sigue dando vueltas en mi cabeza, incit¨¢ndome a pensar, a discurrir y a escribir, fue la idea del ?absentismo? (laboral, social o pol¨ªtico) como uno de los m¨¢s graves problemas con que tenemos que enfrentarnos ante la d¨¦cada de los ochenta. Aunque, a veces, no tengamos conciencia de ello, porque no nos sacude ni conmociona con la misma intensidad, con el mismo directo impacto que la violencia, por ejemplo.
Convivirnos con ¨¦l, le vemos crecer a nuestro alrededor, sentimos que va extendiendo sus tent¨¢culos. como un gigantesco pulpo, por las distintas facetas de nuestra actividad y nuestra vida y vamos acostumbr¨¢ndonos a tolerar su asfixiante opresi¨®n; sin darnos cuenta de que, poco a poco, puede conducirnos a una especie de paralizaci¨®n y a la consiguiente destrucci¨®n de nuestro actual sistema de vida. Porque el absentismo succiona por sus mil ventosas la vida econ¨®mica, social y pol¨ªtica de nuestra sociedad, a la que va secando, esterilizando, degradando, al restarle, cada vez en mayor proporci¨®n, las aportaciones creadoras de los hombres.
Aunque no sean menos graves el social y el pol¨ªtico, de los que nos ocuparemos en otro art¨ªculo, el absentismo laboral, es tal vez la manifestaci¨®n m¨¢s sensible y comentada. Con frecuencia se leen comentarios y cifras en los peri¨®dicos: los trabajadores, en el mundo occidental, cada d¨ªa se sienten m¨¢s desvinculados de la vida de sus empresas, se encuentran m¨¢s desmotivados e inc¨®modos en su trabajo, y cada d¨ªa incurren m¨¢s en faltas de puntualidad o de asistencia, en desatenciones y descensos de la productividad. Fanfani daba citas impresionantes de pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica Europea en que las horas perdidas por absentismo podr¨ªan llegar, en algunos sectores de la actividad econ¨®mica, hasta un 20%, y se daban ?puntas? de hasta un 40%. El absentismo se constituye as¨ª en un verdadero c¨¢ncer de la econom¨ªa del mundo occidental, que puede acabar con la espiral del progreso y bienestar de los ¨²ltimos a?os y convertirla en una espiral de pobreza y paro.
Cualquiera que haya visto el reportaje que d¨ªas pasados nos ofreci¨® la televisi¨®n sobre el trabajo en el Jap¨®n, percibir¨ªa el grado de integraci¨®n verdaderamente impresionante de los trabajadores en sus empresas, lo que se traduce, entre otras cosas, en una ausencia del fen¨®meno del absentismo, y explica, entre otras causas, el crecimiento espectacular del Jap¨®n, que est¨¢ llenando de preocupaci¨®n al mundo occidental, cada vez m¨¢s invadido por la econom¨ªa japonesa. No abogamos, l¨®gicamente, por un trasplante de las condiciones laborales del Jap¨®n a nuestro mundo, entre otras cosas porque estos trasplantes suelen padecer de ?rechazo?, lo apuntamos, sin embargo, como un dato muy expresivo,
El absentismo laboral, al sustraer una parte cada d¨ªa m¨¢s importante de la energ¨ªa principal (y la m¨¢s creadora) de la actividad econ¨®mica, que es el trabajo, supone una causa de encarecimiento y de empobrecimiento, incomparablemente superior al incremento de los precios del. petr¨®leo, por poner un ejemplo, que est¨¢ cada d¨ªa en la mente de todos. Quien sustrae al proceso econ¨®mico general (aunque lo haga desde el concreto ¨¢ngulo de su empresa) una parte de su esfuerzo creador, de su inter¨¦s, de su trabajo en suma, no es seguramente consciente del grave da?o que el fen¨®meno en su conjunto est¨¢ ocasionando a su propio bienestar, a su forma de vida, a las expectativas de futuro para s¨ª y para su familia..., no es consciente, con seguridad, de que su nivel de vida en los pr¨®ximos a?os, el empleo de sus hijos, hasta el suyo propio, est¨¢n en juego en ese peligroso deslizamiento del absentismo, que empieza por hacer inviables muchas empresas, sigue por un encarecimiento general de los productos que vamos a consumir, contin¨²a haciendo imposible la competencia de nuestra econom¨ªa con otras y, finalmente, frena el desarrollo en vez de estimularlo, disminuye los puestos de trabajo en vez de aumentar y desciende el bienestar y los niveles de vida hasta colocar a sectores sociales ampl¨ªsimos en aut¨¦nticas dificultades de subsistencia.
El absentismo laboral -ten¨ªa raz¨®n Fanfani- es uno de los m¨¢s graves problemas de nuestro tiempo. Y tenemos que corregirlo si no queremos que siga agrav¨¢ndose. Pero para corregirlo, debemos intentar conocer sus causas, porque en otro caso dif¨ªcilmente se encontrar¨¢n los remedios.
Empecemos por decir que hay una causa com¨²n a todos los absentismos (el laboral, el social, el pol¨ªtico ... ): es el individualismo ego¨ªsta a que conduce la llamada filosof¨ªa del bienestar, el materialismo dominante en la sociedad de consumo. El absentismo en todas sus manifestaciones es individualista, ego¨ªsta e insolidario.
Y lo es tambi¨¦n el laboral. Hay ciertamente mucho de ego¨ªsmo insolidario y hasta de ?fraude? por parte de los trabajadores en un absentismo del que finalmente son ellos las primeras v¨ªctimas. Pero no simplifiquemos las cosas ni carguemos la mano y las culpas en una sola de las partes de la relaci¨®n laboral. Si se quiere atacar a fondo el absentismo laboral hay que cambiar el concepto materialista del trabajo y de la producci¨®n, su progresiva deshumanizaci¨®n y la despersonalizaci¨®n de las empresas.
Yo o¨ª, de labios de un representante tan caracterizado del sistema econ¨®mico occidental, como es el presidente de Philips (uno de los grandes imperios econ¨®micos de nuestro mundo), que tal vez tendr¨ªamos que reconsiderar unos procesos de racionalizaci¨®n y mecanizaci¨®n del trabajo, cuyo ¨²nico objetivo era acelerar y masificar la producci¨®n, sin tomar conciencia de los efectos que esos nuevos sistemas de trabajo iban a tener sobre el hombre. Proyectamos, dec¨ªa ¨¦l, una nueva m¨¢quina , un nuevo proceso, porque ahorra horas o movimientos, y luego hacemos que el trabajador se adapte a esas novedades, le guste o no, le integren o le desarraiguen, le ilusionen o le decepcionen... Nos hemos acostumbrado a considerar al hombre como un elemento m¨¢s a integrar en el proceso productivo, como la m¨¢quina o como el sistema... Y nos encontramos muchas veces con el rechazo del trabajador, que, al sentirse desarraigado, al no estar motivado en sus acciones, al no sentirse humanamente considerado, se desentiende de la empresa y de su trabajo, disminuye su esfuerzo y su ilusi¨®n y busca pretextos para ?liberarse? de algo que no le llena, sino que le ?oprime?, y aparece el absentismo en sus diversas manifestaciones. Y perdemos, dec¨ªa el presidente de Philips, por la p¨¦rdida de trabajo, mucho m¨¢s de lo que pens¨¢bamos ganar por la mayor eficacia de la nueva m¨¢quina o del nuevo sistema.
No s¨®lo es necesario llamar una y otra vez al sentido de responsabilidad y solidaridad de los trabajadores o reforzar unos conceptos disciplinarios, para los que finalmente siempre acaba encontr¨¢ndose salida, es hora de pensar m¨¢s en el hombre, en su total dimensi¨®n humana y en el trabajo como proyecci¨®n y realizaci¨®n de esa personalidad que, como energ¨ªa f¨ªsica o ps¨ªquica, a la hora de programar y emprender, si de verdad se quiere atacar a fondo el problema del absentismo. Vemos con satisfacci¨®n que muchos empresarios progresistas de todo el mundo est¨¢n en ese camino. Y que la preocupaci¨®n por las condiciones humanas del puesto de trabajo y de la tarea empieza a ser, para muchos, tan importante como la producci¨®n en s¨ª o el marketing.
Otro de los remedios, apuntaba Fanfani, en su conferencia, est¨¢ en la concepci¨®n misma de la empresa como algo solidario y comunitario. Todo el mundo est¨¢ empe?ado en encontrar una empresa m¨¢s integrada, m¨¢s solidaria que la actual. Se oponen a ello dos concepciones igualmente extremas: el marxismo, desde la lucha de clases y el dominio del proletariado, y el viejo capitalismo, desde su concepci¨®n del trabajo como una fuerza al servicio del capital, due?o y se?or de la empresa. Son dos concepciones que deber¨ªan considerarse superadas en nuestro mundo, pero que desgraciadamente tienen, de uno y otro lado, mayor vigencia de lo que parece. Ellas son el principal obst¨¢culo para el encuentro de un nuevo concepto humanista y participado de la empresa.
C¨®mo puede armonizarse un sentido participado y comunitario de la empresa (comunidad de trabajo, t¨¦cnica y capital) con la necesidad de agilidad en las decisiones, responsabilidad en la direcci¨®n y productividad en el sistema, es algo sumamente dificil y complejo, que todav¨ªa no han acertado a resolver ni la insolidaridad de muchos empresarios, ni la insolidaridad de muchos trabajadores, como dec¨ªa Fanfani. Pero es algo que est¨¢ ah¨ª, como un reto a esta sociedad, a la. que muerde cada d¨ªa con m¨¢s fuerza el c¨¢ncer del absentismo laboral.
Y el absentismo laboral es s¨®lo una de las ramificaciones de ese c¨¢ncer, que va llegando cada d¨ªa a partes m¨¢s amplias y sensibles del cuerpo social, a trav¨¦s de sus manifestaciones sociales y pol¨ªticas. Pero de ellas nos ocuparemos otro d¨ªa.
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