Pablo VI, de joven, fue condenado por el ex Santo Oficio
Por fin ha sido posible conocer la famosa carta del joven sacerdote Giovanni Battista Montini al obispo antifascista de Brescia, Gacinto Gaggia, escrita el 19 de marzo de 1933. Se trata de una carta que, desde hace a?os, se buscaba con gran curiosidad porque se sab¨ªa que en ella el futuro Papa descubr¨ªa los conflictos que hab¨ªa tenido con sus superiores y con los jesuitas de entonces, por sus aperturas progresistas como asistente nacional de la FUCI, el movimiento universitario de cat¨®licos italianos, cuando trabajaba en la Secretar¨ªa de Estado.
La carta es hoy de viv¨ªsima actualidad porque revela c¨®mo la curia romana us¨® con el entonces cura Montini los mismos m¨¦todos inquisitoriales que hoy emplea con los nuevos te¨®logos de vanguardia: el futuro Pablo VI, como afirma ¨¦l mismo de su pu?o y letra, fue condenado ?sin ser siquiera interrogado?.La carta la publica el volumen Giovanbattista Montini giovane, de la editorial Marietti. El experto religioso del diario romano La Repubblica, Domenico del Rio, revela las dificultades que ha tenido el editor para poder publicar este libro, que deb¨ªa recoger una serie de cartas in¨¦ditas del joven Montini. La publicaci¨®n la hab¨ªa autorizado Ludovico Montini, ex senador democristiano, hermano del difunto Pablo VI. Pero, de repente, a primeros de a?o, el ex senador retir¨® el permiso y amenaz¨® con secuestrar el volumen si se publicaba. Seg¨²n Del Rio, fue el papa Wojtyla quien le pidi¨® al hermano de Pablo VI que no autorizase la publicaci¨®n, probablemente por las cr¨ªticas que el joven Montini hac¨ªa a sus superiores y los ataques contra el Concordato. Durante meses ha habido una lucha muy dura entre el editor y el ex senador. Por fin se lleg¨® a un compromiso: se podr¨ªan publicar algunas cartas pero ?sin citaciones?. Por eso, el libro resulta muchas veces incomprensible.
Pero, a pesar de todo, algunas cosas han quedado, como la famosa carta al obispo Gaggia, en la cual se revela lo que Montini sufri¨® cuando fue destituido como conc¨ªliario de la FUCI. La primera guerra se la hicieron los jesuitas: ?El motivo de mis dimisiones?, dice la carta, ?creo tenga origen en el deseo de alg¨²n padre jesuita de apoderarse del movimiento universitario italiano. El asunto lleg¨® hasta el Papa, quien ?me dio siempre raz¨®n?. Pero la lucha continu¨®: ?Me vi envuelto en una atm¨®sfera?, dice Montini, ?de sospechas y maledicencias.?
La irritaci¨®n del cardenal vicario lleg¨® al colmo cuando Montini, con ocasi¨®n de la Pascua, public¨® una circular en la cual invitaba a los universitarios que para celebrar la resurrecci¨®n del Se?or se negasen a ir a las iglesias, ?donde fueran peregrinaciones de devotos ante estatuas de cart¨®n, donde los sacristanes recogieran limosnas y donde hubiera ostentaci¨®n de candelabros, flores y palmas?. Fue acusado, el futuro Papa, por el cardenal vicario de ?m¨¦todos de salas protestantes, ofensivas de la piedad cat¨®lica?. Y a este punto escribe Montini: ?Con vibrante indignaci¨®n, el cardenal vicario me denunci¨® a mi superior; el eminent¨ªsimo cardenal secretario de estado, entonces Eugenio Pacelli, futuro P¨ªo XII, llam¨® a Montini: ?No me escondi¨® su maravilla sobre el hecho que yo me preocupara tanto por cosas extra?as a mi trabajo?, escribe.
El resultado fue que el joven monse?or tuvo que dimitir como asistente de la FUCI, mientras se abri¨® contra ¨¦l una investigaci¨®n secreta en el Vicariato: ?Fue una cosa muy desagradable?, escribe Montini en esta carta, que ha permanecido secreta durante 46 a?os. Y a?ade: ?La investigaci¨®n fue llevada a cabo con una desconfianza muy ostensible y con gran deseo de descubrirme culpable.? La frase final de Montini es la m¨¢s amarga y la m¨¢s actual: ?Ni siquiera fui interrogado.?
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