El asesinato pol¨ªtico, sustituto de la carcel
En los ¨²ltimos diez a?os, 30.000 personas ?han desaparecido? en Guatemala, v¨ªctimas de la violencia sistem¨¢tica o, lo que es lo mismo, de asesinatos con m¨®viles pol¨ªticos.Despu¨¦s de que Amnist¨ªa Internacional publicase, a finales del pasado verano, su informe sobre l¨¢ ca¨®tica situaci¨®n y la indefensi¨®n ciudadana frente al asesinato pol¨ªtico, la Comisi¨®n Internacional de Juristas llamaba la atenci¨®n desde Ginebra sobre la continua violaci¨®n de todo tipo de derechos humanos por el r¨¦gimen del general Romeo Lucas Garc¨ªa. Este informe consideraba que ?el Gobierno guatemalteco se lanz¨® a una campa?a sistem¨¢tica para suprimir a la oposici¨®n?
Ls cifra clave quiz¨¢ la tiene una estad¨ªstica que da un promedio de ocho muertes violentas por d¨ªa, la mayor parte campesinos y obreros. Se ha llegado a contabilizar un total de doce cuerpos represivos en Guatemala, todos de car¨¢cter derechista, aunque la izquierda tambi¨¦n ha cometido actos de violencia. Pero la situaci¨®n social del pa¨ªs habla por s¨ª misma cuando el 1% de la poblaci¨®n posee el 80% de la tierra.
La tr¨¢gica realidad guatemalteca la refleja una frase que repiten los periodistas y observadores que acuden a este pa¨ªs: ?En Guatemala no se encarcela, se mata.?
Por tanto, no extra?a que la clase dominadora tenga pr¨¢cticamente a su servicio no ya la fuerza represora oficial, sino ciertas bandas paramilitares que han proliferado de manera especial en los ¨²ltimos a?os.
En enero de 1977 naci¨® el Ej¨¦rcito Secreto Anticomunista (ESA), que se dedic¨® a actuar de manera especial entre los medios sindicalistas sin menospreciar a los campesinos, entre los m¨¢s explotados de Latinoam¨¦rica.
El ESA, ayudado por otra bandas de corte fascista, no solamente se dedican al secuestro y posterior asesinato pol¨ªtico, sino que adem¨¢s se tiene constancia de torturas. Y sobre todos estos grupos planea el fantasma de la participaci¨®n militar clandestina en la represi¨®n. El ex presidente Langerud declar¨® sin paliativos en una ocasi¨®n que no descartaba ?la actuaci¨®n de los militares fuera de servicio en estas bandas?.
A pesar de un relativo reagrupamiento de las fuerzas de oposici¨®n democr¨¢tica, su operatividad se reduc¨ªa a una escasa actuaci¨®n debido precisamente a la alta represi¨®n a que era sometida, lo que ha hecho decir de Guatemala que este pa¨ªs ?era el para¨ªso de la violencia?. Junto al grupo guerrillero FAR, otro grupo, el denominado Ej¨¦rcito Guerrillero de los Pobres (que insert¨® dos p¨¢ginas de publicidad en los principales peri¨®dicos del mundo el pasado mes de octubre a cambio de la vida de Jorge Ra¨²l Garc¨ªa Granados) consigui¨® una popularidad si cabe mayor.
M¨¢s recientemente, Francisco Villagr¨¢n Kramer, vicepresidente de Guatemala, present¨® su dimisi¨®n en se?al de desacuerdo con la pol¨ªtica del general Lucas. Profesor de Derecho y portavoz de la izquierda moderada, Villagr¨¢n hab¨ªa aceptado vincularse a la coalcici¨®n centrista dirigida por el general Lucas, con la esperanza de contribuir a una apertura del r¨¦gimen dominado por los militares.
Hace s¨®lo una semana, al mismo tiempo que se produc¨ªa la dimisi¨®n de Villagr¨¢n Kramer, ca¨ªa asesinado Abraham lxcamparic, l¨ªder del FUR. En circunstancias parecidas, desparecieron, en el curso del ¨²ltimo a?o, Alberto Fuentes Mohor y Manuel Colom Argueta, personalidades ambas de tendencia socialdem¨®crata y fundador del FUR el ¨²ltimo de ellos.
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