Pablo Serrano, nuevo acad¨¦mico de Bellas Artes de San Fernando

?Por lo poco que conozco, la Academia permite mucha m¨¢s libertad que la que est¨¢ dando hasta ahora?, ha dicho a EL PAIS el escultor Pablo Serrano, elegido el lunes pasado como miembro de n¨²mero de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Ocupar¨¢ Pablo Serrano el sill¨®n al que ha renunciado el tambi¨¦n escultor Cristino Mallo, y su candidatura fue presentada por Juan de Avalos, Francisco Lozano y Xabier de Salas. Este ¨²ltimo -seg¨²n confirm¨® a este peri¨®dico el propio Pablo Serrano- fue el que comunic¨® p¨²blicamente, en el coctel de inauguraci¨®n de la exposici¨®n de pintura del siglo XVIII en la corte espa?ola, que se celebraba el mismo lunes en la embajada francesa, el nombramiento del reciente acad¨¦mico como consejero en cuestiones de escultura de Ricardo de la Cierva.

?Del sill¨®n de la Academia?, ha dicho Pablo Serrano, ?se pueden hacer por lo menos dos cosas: o una poltrona c¨®moda para ver pasar el tiempo, o un aut¨¦ntico lugar de trabajo. Yo, que no me considero carne de museo en ese sentido, creo que hay que respetar la historia, pero que no podemos sentarnos a contemplarla. Nuestra ¨¦poca, que es conflictiva y veloz, exige nuestra intervenci¨®n, y hay por ah¨ª nuevas tendencias y artistas j¨®venes que merecen atenci¨®n y apoyo. Yo creo que este apoyo debe darlo tambi¨¦n la Academia. Y a eso voy.?Cuando le decimos a Pablo Serrano que la misma Academia parece un poco contradictoria con el arte vivo, de la misma manera que cualquier rito, cualquier consagraci¨®n paraliza y detiene, un poco al margen de quienes sean sus miembros y oficiantes, el escultor dice falsamente enfadado: ?Pero Yo no creo que esto sea ninguna consagraci¨®n, ni que est¨¦ aqu¨ª mi coronaci¨®n de nada. Yo he aceptado el sill¨®n de San Fernando porque creo que tambi¨¦n las academias hay que removerlas, porque espero poder trabajar desde all¨ª. Lo primero que har¨¦?, dice Pablo Serrano, ?es permitirme un lujo: regalar una escultura a la Academia, y precisamente la cabeza de Antonio Machado, una de cuyas r¨¦plicas est¨¢ en el MOMA de Nueva York y otra en Par¨ªs ?.

Hay que recordar que esta cabeza de Antonio Machado es algo m¨¢s que una escultura: protagoniz¨® los sucesos de Baeza, y corri¨® delante de las fuerzas del orden con toda una generaci¨®n de intelectuales y estudiantes que se desmarcaban, en los ¨²ltimos a?os del sesenta, del franquismo. ?Quiero?, dice Pablo Serrano, ?que esta escultura en la que se funden la modernidad y el clasicismo, y que se carg¨® del alg¨²n modo de historia, sea mi aportaci¨®n simb¨®lica a la Academia.?

?Yo no creo que haya nada permanente?, dice Pablo Serrano, ?ni en la materia misma, que se transforma constantemente, ni en la vida, ni mucho menos en el arte. En el arte, la inquietud nos acompa?a, y debe acompa?arnos continuamente. Yo creo que si no vivimos peligrosamente, tampoco podemos decir que vivimos... Y no, al menos ahora no creo que la Academia suponga para m¨ª el dejar esta vida peligrosa, porque el mundo cambia y hay continuas manifestaciones de este cambio: por ejemplo, en la universidad, que demuestra todos los d¨ªas que los j¨®venes est¨¢n vivos. ?