Temor a una posible quiebra de Naviera Letasa
De la junta general extraordinaria de accionistas de Naviera Letasa, convocada judicialmente para hoy, depende que la m¨¢s importante suspensi¨®n de pagos registrada en nuestro pa¨ªs -con un pasivo que supera los 10.700 millones de pesetas-, desemboque o no en una quiebra que, de producirse, supondr¨ªa la liquidaci¨®n definitiva de una empresa que pudiera, sin embargo, ser todav¨ªa viable, y la correspondiente p¨¦rdida de 450 puestos de trabajo.
Los trabajadores que, desde el pasado s¨¢bado, se mantienen encerrados en las oficinas centrales de la naviera, en Bilbao, pretend¨ªan, antes que nada, presionar para evitar que una decisi¨®n judicial, dictando auto de sobreseirn¨ªento del expediente antes de la celebraci¨®n de la junta, vaciara a ¨¦sta de contenido, cerrando as¨ª el paso a la ¨²nica soluci¨®n capaz, a sujuicio, de evitar el desastre.Pero las implicaciones del caso, tanto por el volumen de dinero en juego como por las fallas en el sistema de cr¨¦ditos a la exportaci¨®n que ha puesto de manifiesto, podr¨ªa ir bastante m¨¢s all¨¢ de la mera constataci¨®n de una mala gesti¨®n financiera.
La naviera Letasa fue fundada en 1958 por el que fuera presidente de la C¨¢mara de Comercio bilba¨ªna, Enrique Guzm¨¢n, y su yerno, Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Tapia, propietario, por entonces, de una empresa destinada al desguace de buques. Ambos fueron, desde el primer momento, los hombres fuertes de un consejo en el que tambi¨¦n figuraban otros miembros de la familia. Un reportaje publicado en S¨¢bado Gr¨¢fico en 1973, citaba ya a esta naviera como ejemplo de los m¨¦todos utilizados por un sector del empresariado vasco para hacer negocios en base al cr¨¦dito oficial: Letasa hab¨ªa firmado con Altos Hornos de Vizcaya un contrato de fletes por varios a?os sin contar con barcos adecuados para la tarea. En base a dicho contrato, obtiene de la banca local un primer cr¨¦dito, con cuyo aval consigue otro m¨¢s importante del Banco de Cr¨¦dito a la Construcci¨®n, con el que financia a su vez la construcci¨®n de dos buques, valorados cada uno de ellos en 1.500 millones de pesetas, y dedicados al servicio contratado con la siderurgia vizca¨ªna.
Denuncias vascas
M¨¢s recientemente, la prensa vasca denunci¨®, con documentos a la vista, otra operaci¨®n particularmente dudosa del se?or L¨®pez Tapia como presidente del consejo. En marzo de 1975, la naviera vende a un armador iran¨ª tres peque?os buques, cuyo precio en mercado apenas alcanzar¨ªa los sesenta millones de pesetas, en m¨¢s de cuatrocientos millones. La operaci¨®n es financiada por el Banco Exterior y asegurada por la Compa?¨ªa Espa?ola de Seguros de Cr¨¦dito a la Exportaci¨®n (CESCE). En total, la operaci¨®n supone, seg¨²n estimaciones de los especialistas, un volumen de dinero pr¨®ximo a los seiscientos millones de pesetas.
Sin embargo, hoy es el d¨ªa en que Letasa no posee ni los barcos ni esos millones. Este misterio se disip¨® al publicar el semanario Punto y Hora, un documento firmado por L¨®pez Tapia, el 25 de junio de 1975, en el que se hace constar que el armador iran¨ª ?no podr¨¢ ser considerado responsable del pago de los importes que figuran en el acuerdo? de compraventa. Lo que, evidentemente, equivale a reconocer que se trata de una compraventa ficticia.
Tales operaciones, y otras similares, no impidieron, sin embargo, que, en septiembre de 1977, Letasa se declarase en suspensi¨®n de pagos, una suspensi¨®n de pagos que fue, en su d¨ªa, la de mayor volumen jam¨¢s registrado en Espa?a. Tras dos a?os de negociaciones, el grupo de acreedores, encabezados por los bancos de Bilbao, Exterior y Bankuni¨®n, firmaron una propuesta de convenio -considerada, en general, muy favorable para Letasa- que supondr¨ªa el pago de la deuda en un plazo de doce a?os. La salida propuesta -aceptada por el 80% del capital acreedor -significar¨ªa la continuidad de la empresa, con todos sus buques y empleados, al menos durante dos o tres a?os.
Esta propuesta, para ser efectiva, tiene que ser aceptada hoy por la junta general, dado que, al haber sido declarado en quiebra, Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Tapia, y haber dimitido en su cargo el anterior director gerente, nadie tiene hoy poderes en Letasa para aprobar o rechazar el convenio propuesto por los acreedores. Pero L¨®pez Tapia se opone a esa soluci¨®n, proponiendo alternativamente la venta de cuatro de los seis buques que componen actualmente la flota de la naviera, a un armador griego.
Esta operaci¨®n -que, entre otros efectos, supondr¨ªa la eliminaci¨®n inmediata de, al menos, trescientos puestos de trabajo- suscita toda clase de reservas en los trabajadores, que no entienden por qu¨¦ L¨®pez Tapia est¨¢ dispuesto a firmar la venta por un importe de 3.600 millones de pesetas, cuando su precio actual en el mercado internacional ser¨ªa de, al menos, mil millones m¨¢s. El hecho de que la operaci¨®n de venta vaya a ser realizada a trav¨¦s de una compa?¨ªa liberiana de reciente constituci¨®n -con un capital social simb¨®lico- no hace sino aumentar las dudas.
L¨®pez Tapia pretende, por otra parte, beneficiarse nuevamente .de los cr¨¦ditos a la exportaci¨®n, con cuyo importe, seg¨²n el ex presidente, se pagar¨ªan el ciento por ciento de los cr¨¦ditos hipotecarios, y el 40%, de los ordinarios. Las fuentes consultadas pusieron en duda que el dinero obtenible por esa v¨ªa pueda cubrir ese porcentaj e de la deuda, e incluso que el Banco Exterior est¨¦ dispuesto a adelantar los cr¨¦ditos.
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