Fr¨¹hbeck y la Radio Symphony de Berl¨ªn
El ¨²ltimo concierto organizado por la Universidad Aut¨®noma obliga tanto o m¨¢s a la cr¨®nica como a la cr¨ªtica. D e una parte, actuaba en Madrid, por vez primera, la Radio Sympliony Orchester de Berl¨ªn, en un programa Wagner; de otra, supon¨ªa la primera presencia ante nuestro p¨²blico del director Rafael Fr¨¹hbeck, desde que a finales de 1977 no le fuera renovado el contrato como titular de la Orquesta Nacional, a cuyo frente estuvo quince a?os.A pesar de tratarse, en principio, de un concierto para universitarios, el teatro Real cont¨® con gran asistencia del m¨¢s caracterizado p¨²blico de los viernes y parte del de los s¨¢bados, que envolvi¨® al maestro burgal¨¦s en unas muestras de homenaje, desde el momento de su salida al podio, que no le conced¨ªa cuando gozaba de la asiduidad de su labor. Reacci¨®n que, por supuesto, no sorprende. Espa?a es as¨ª, y algunos sectores de espa?oles todav¨ªa m¨¢s as¨ª.
Ciclo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid
Radio Symphony Orchesterd de Berl¨ªn. Director: R. Fr¨¹hbeck de Burgos. Solista: D. Mastilovitch. Obras de R. Wagner. 20 de marzo.
En cuanto a la Orquesta, sobre la que tanto hemos escrito a lo largo de nuestra vida musical desde los Festivales de Berl¨ªn, para nadie es un secreto que se trata de una gran formaci¨®n con un nivel de calidad muy alto en todas sus secciones y una extraordinaria flexibilidad en cualquier aspecto. Fr¨¹hbeck dirigi¨® con su proverbial seguridad fragmentos de Trist¨¢n e Isolda (?Preludio? y ?Muerte de Isolda?), Los maestros cantores (obertura del acto tercero, marcha de los aprendices, obertura del acto primero) y El crep¨²sculo de los dioses (?Amanecer?, ?Viaje de S¨ªgfredo por el Rhin?, m¨²sica f¨²nebre y final). Domin¨® la brillantez con exceso de ?FFF? y falt¨® fantas¨ªa po¨¦tica al convertir en rigidez lo que enWagner es principio sustantivo: la flexibilidad. De modo que los resultados -vibrantes, potentes, altisonantes- quedaron muy lejos de aquellos Festivales Wagner del viejo Schuricht o del detallismo, casi olvidado, salvo por una minor¨ªa de supervivientes, de nuestro P¨¦rez Casas. Cant¨® en El ocaso Danica Mastilovitch, de voz grande, hasta un poco pesante, hermosamente coloreada y estilo admirable. Y el p¨²blico insisti¨® en sus largas ovaciones, envi¨® muchas flores al maestro, le grit¨® ? ?Bravo! ? y ?Vuelve? y hasta alguna joven le envi¨® el homenaje de un beso volandero. Rafael Fr¨¹hbeck se debi¨® sentir, en esta ocasi¨®n, sobre ?conductor? aut¨¦ntico leader de sus seguidores, convertidos, esta vez, en ardorosos fans.
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