Cierto sopor
.Tolstoi escribi¨® la Sonata a Kreutzer en 1889. Aparte de sus propias pesadumbres matrimoniales, pensaba seriamente en la capacidad destructiva de esta forma de instituci¨®n, tal como se practicaba en la sociedad burguesa de ese tiempo; a la forma de sacramento que le daba -y le da- la Iglesia, y la de contrato civil que le da el Estado.
Lo que reflejaba en su novela se convirti¨® en una versi¨®n esc¨¦nica en forma de di¨¢logo -en realidad, de dos mon¨®logos simult¨¢neos, lo que indica m¨¢s la condici¨®n de seres incomunicados de los esposos-, por Hannah Watt y Lovell; ahora se modifica en la representaci¨®n del Teatro del Mediad¨ªa con una dramaturgia de Antonio Andr¨¦s Lape?a y una direcci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez Buz¨®n; por alguna raz¨®n poco clara, llevan la escena a Viena, entre dos guerras -los a?os veinte-, y a¨²n se permiten alguna alusi¨®n a la penicilina, que es posterior a la segunda guerra: debe ser un intento de aproximar el conflicto y hacerlo m¨¢s inmediato al espectador.
Sonata a Kreurzer,
sobre la novela de Le¨®n Tolstoi, adaptaci¨®n de Hannah Watt y R. Lovell, traducci¨®n de M¨¦ndez Herrera; dramaturgia de Antonio Andr¨¦s Lape?a. Int¨¦rpretes: Isabel Ay¨²car y Josep Miguell. Direcci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez Buz¨®n (Teatro del Mediod¨ªa). Estreno: teatro del C¨ªrculo de Bellas Artes, 29-4-1980
La est¨¦tica compone el decorado y el vestuario en blanco y negro, como en el cine; dir¨ªamos que casi como en el cine mudo, porque entre una cierta sordera de esta sala y el tono deprimido de los actores apenas se oye nada, lo cual es penoso para una obra fundamentalmente basada en el texto. Entre el susurro, el blanco y negro, los frecuentes oscuros para saltar de escena a escena, la falta de inter¨¦s en la interpretaci¨®n, se forma una nube de aburrimiento y sopor que alcanza de lleno a los espectadores.
Algunos recuerdan la brillantez de la interpretaci¨®n y direcci¨®n de esta misma obra por Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, y resulta una comparaci¨®n perfectamente odiosa. En el estreno, algunos grupos de espectadores abandonaron discretamente la sala; quedaron los suficientes para aplaudir el esfuerzo de todos al final de la obra.
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