Las secuelas del paro: un programa nacional de Food-Stamps / 1
Como siempre, los d¨ªas c¨¢lidos en Espa?a nos van a poner m¨¢s cerca del exterior; en la ciudad, en el campo. Junto al reventar de la naturaleza (incluida la ciudad), vamos a tener ocasi¨®n de comparar ?in situ? un fen¨®meno que a todos nosotros (los bien dotados) nos molesta: el paro, el progresivo aumento de la mendicidad, la aparici¨®n del hambre en t¨¦rminos absolutos. S¨ª, no me olvido que lo p¨ªcaro, tan espa?ol, existe; que existen los mendigos por vocaci¨®n (nuestros clochards) y que incluso se dan en la actividad verdaderos profesionales del mendigar.Desafortunadamente, las ¨²ltimas excusas no sirven para paliar el problema. Seg¨²n el Ministerio de Trabajo, el censo oficial de personas desocupadas en edad de trabajar, el paro, alcanzaba ya, en febrero de este a?o, a 1.198.232 personas, mientras el seguro de desempleo s¨®lo alcanzaba a 686.220 personas a finales del a?o 1979. Adem¨¢s, todos sabemos que en esas cifras no se incluyen la totalidad de j¨®venes que entran al ?mercado de trabajo? por primera vez, o que simplemente se abstienen de buscarlo. Se estima en 2.000.000 las personas sin trabajo..., una tasa de desempleo superior al 10% de la poblaci¨®n activa espa?ola. Para comparar, baste decir que dicha tasa y a es mayor que la registrada en los a?os veinte en Inglaterra.... de aquellos premonitores a?os veinte-treinta. Pero hay m¨¢s, la OCDE, en el ¨²ltimo informe sobre Espa?a, habla de que el paro mostrar¨¢ una clara tendencia al aumento durante 1980. Ante esto, dos reflexiones: 1) La econom¨ªa, su aplicaci¨®n no parece ser un simple problema ?t¨¦cnico?, y 2) ?podemos dudar de que progresivos segmentos de la poblaci¨®n espa?ola ?caigan? en la miseria, en el hambre, en la mendicidad?
El Gobierno, de acuerdo con una cierta escuela de pensamiento econ¨®mico, cree que el dilema inflaci¨®n/paro pasa por un descenso de aqu¨¦lla para que baje ¨¦ste. ?En qu¨¦ cuant¨ªa la baja de la inflaci¨®n? Nadie nos podr¨¢ responder en un mundo de econom¨ªa privada, donde las ?expectativas? hacen que la tasa de inversi¨®n vaya agrupas de un verdadero tigre. ?Qui¨¦n nos asegurar¨¢ un viaje sin sobresaltos?
De momento, la realidad econ¨®mica espa?ola contradice la teor¨ªa. Hoy tenemos menos inflaci¨®n, pero m¨¢s paro.
Dejando aparte la pol¨¦mica acad¨¦mica sin resolver, intentemos descender, no sin rubor, desde ese mundo opaco de la teor¨ªa econ¨®mica, hacia los colores m¨¢s n¨ªtidos del desempleo. Aqu¨ª, el factor trabajo ocioso, o la deficiente utilizaci¨®n de la capacidad productiva, se convierten en el paro y sus secuelas; ¨¦stas son, en orden decreciente de categor¨ªa, las siguientes: bajo nivel de actividad, despilfarro nacional del trabajo (mucho se habla de horas perdidas en conflictividad, poco de horas perdidas por falta de trabajo), degradaci¨®n moral personal y, en fin, hambre y/o delincuencia social.
Un programa nacional de ?food stamps? (bonos, cupones, t¨ªckets, cartillas, etc¨¦tera, de bienes de primera necesidad, de alimentos, a otorgar gratuitamente a los individuos necesitados) ser¨ªa una medida de pol¨ªtica econ¨®mica con claras ventajas para poner en marcha en la realidad espa?ola actual. Su objetivo ser¨ªa paliar el grado de extrema necesidad en que se puedan encontrar no pocos seres humanos.
El medio ser¨ªa la adjudicaci¨®n gratuita de bonos canjeables contra productos b¨¢sicos para la subsistencia humana; por lo dem¨¢s, el lugar de compra ser¨ªa cualquier establecimiento expendedor de productos alimenticios (desde la tienda de ultramarinos al h¨ªper).
Los bonos alimenticios, por supuesto, estar¨ªan circunscritos a una determinada poblaci¨®n, y no tendr¨ªan otro uso que el acordado. Es,decir, ser¨ªan universalmente aceptados por los expendedores, pero s¨®lo como intercambio contra productos de alimentaci¨®n. Una vez puestos en circulaci¨®n por el organismo competente y utilizados por el p¨²blico en los establecimientos, ¨¦stos los canjear¨ªan por dinero en el organismo que los emiti¨®, y ¨¦ste, ante el Tesoro, por su valor nominal en pesetas. Una variante pod¨ªa ser que trat¨¢ndose de productos homog¨¦neos de alimentaci¨®n, el organismo emisor de los bonos, por parte de la Administraci¨®n, podr¨ªa ser el mismo que est¨¢ encargado de apoyar y/o regular los stocks agr¨ªcolas, frente a los desequilibrios del mercado (FORPPA-CAT). Una vez recibidos los cupones por la CAT, ¨¦sta repondr¨ªa al establecimiento el mismo, bien al precio de compra usual por aqu¨¦l, m¨¢s la diferencia, tambi¨¦n en especie, entre el precio de compra y el precio de venta del producto.
La diferencia entre los dos m¨¦todos radica en que el primero crea contrapartida monetaria; el segundo, no. De cualquiermanera, en ambos casos, y dada la amplitud del mercado espa?ol para estos bienes, su efecto sobre la tan temida inflaci¨®n, v¨ªa incremento monetario, ser¨ªa nulo en el segundo caso (salvo el derivado de un mayor incremento de demanda del bien, pero no olvidemos que se tratar¨ªa generalmente de bienes con gran cantidad de stocks) y muy escaso en el primero.
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