La empresa p¨²blica en el sector el¨¦ctrico
En la primera parte de este art¨ªculo se ha descartado que las empresas p¨²blicas vayan a perder peso en los pr¨®ximos a?os dentro del sector el¨¦ctrico espa?ol, y se han comentado las posibilidades de crecimiento de los principales tipos de centrales. En esta segunda vamos a cuantificar un escenario futuro del sector, para deducir el papel de la empresa p¨²blica el¨¦ctrica en ¨¦l.Una pregunta clave a responder es la de la cuant¨ªa de la potencia que ser¨¢ necesario instalar en los pr¨®ximos a?os. La respuesta no es, sin embargo, f¨¢cil, como se deduce de la diversidad de las estimaciones que se efectuaron con motivo del PEN y en las que adem¨¢s se pudo comprobar c¨®mo la ideolog¨ªa impl¨ªcita en cada estimaci¨®n puede llegar a tener tanto peso como la propia econometr¨ªa.
A los efectos de este art¨ªculo se presenta un escenario relativamente optimista y ?desarrollista?, basado en la hip¨®tesis de que la demanda de electricidad va a tener en Espa?a un crecimiento anual acumulativo del 6% en los pr¨®ximos quince a?os, pasando de 97.600 GWh en 1979, a 231.500 en 1994. Este ritmo es inferior a las estimaciones, generalmente hipertrofiadas, de la industria el¨¦ctrica, pero superior a las hip¨®tesis de crecimiento energ¨¦tico cero o muy reducido, que no se corresponden con la actual realidad sociopol¨ªtica del pa¨ªs. La fecha de 1994 no es, por otra parte, caprichosa, sino que viene marcada por el ¨²ltimo a?o, a tener en cuenta para determinar las autorizaciones que es preciso efectuar en los pr¨®ximos cinco a?os teniendo en cuenta el plazo de diez a?os que requiere la instalaci¨®n de una central nuclear.
Para suministrar esta energ¨ªa, y teniendo en cuenta el d¨¦ficit de potencia de que actualmente se parte (y que puede dar lugar al establecimiento de restricciones en los pr¨®ximos tres-cuatro a?os, si cualquiera de ellos es seco) ser¨¢ necesario la puesta en funcionamiento en la Pen¨ªnsula de unos 26.000 MW en nuevos grupos de carb¨®n y nucleares.
Esto puede suponer la instalaci¨®n de veintid¨®s nuevos grupos de carb¨®n (doce nacionales y diez de importaci¨®n) y diecisiete grupos nucleares, de los que deducidos los ya autorizados, conducir¨ªa a tener que autorizar ocho nuevos grupos de carb¨®n importado y siete nucleares, de los que dos de carb¨®n y los siete nucleares tendr¨ªan ya que ser aprobados antes de 1985.
Adem¨¢s de esta posible variaci¨®n cuantitativa, el sector el¨¦ctrico se ver¨¢, sin duda, sometido en los pr¨®ximos a?os a otra serie de modificaciones de orden cualitativo e institucional, que afectar¨¢n m¨¢s profundamente a su estructura actual. En primer lugar, el recurso a la instalaci¨®n de un n¨²mero tan elevado de nuevos grupos de carb¨®n y nucleares exigir¨¢ que se adopten las salvaguardias necesarias para que sus efectos sobre el medio ambiente o su riesgo impl¨ªcito no superen unos niveles aceptables.
En el caso del carb¨®n no deber¨¢ pasarnos a nivel nacional como a los andaluces del PSA, que, despu¨¦s de haber propuesto y conseguido introducir en el PEN dos resoluciones para que se instalaran en Andaluc¨ªa las centrales de Algeciras y Almer¨ªa, publicaron un mes m¨¢s tarde notas de disculpa en la prensa local, al caer, sin duda, en cuenta en los indudables riesgos de contaminaci¨®n que, como nos re saltan constantemente los pronucleares, tienen las centrales de carb¨®n.
Energ¨ªa nuclear
Con respecto a la energ¨ªa nuclear, el primer paso es conseguir una honestidad informativa que evite, por ejemplo, que los resultados del refer¨¦ndum sueco sean presentados a la opini¨®n p¨²blica con titulares como: ?Suecia dijo s¨ª a la energ¨ªa at¨®mica?, cuando la opci¨®n m¨¢s ?pro nuclear? (?) de las tres debatidas (y que s¨®lo obtuvo un 18,7% de los votos) propon¨ªa: ?Abandonar la energ¨ªa nuclear al ritmo que sea posible..., limitando a doce el n¨²mero de reactores, no autoriz¨¢ndose ninguno nuevo y completando s¨®lo los dos que est¨¢n en construcci¨®n?.
El segundo paso, que ha de incidir significativamente sobre la estructura institucional del sector nuclear espa?ol, es consecuencia directa del accidente de Three Mile Island, en EE UU, a partir del cual ha quedado de manifiesto que los 8.000 millones de curios contenidos en cualquier reactor constituyen un potencial radiactivo demasiado peligroso como para ser manejados por cualquier compa?¨ªa el¨¦ctrica. Al poco de producirse el mencionado accidente americano, una persona como el entonces ministro de Energ¨ªa, Schiesinger, tan poco sospechosa de animosidad contra el sistema empresarial privado, se?al¨®: ?El accidente ha reforzado la lecci¨®n de que s¨®lo las empresas el¨¦ctricas suficientemente bien financiadas y con profundidad de conocimientos t¨¦cnicos y de ingenier¨ªa deber¨ªan operar centrales nucleares. Las empresas no calificadas deber¨ªan s¨®lo comprar energ¨ªa a las anteriores?.
Al trasponer este principio a Espa?a, no hay que olvidar que la empresa propietaria d¨¦ la central de Three Mile Island tiene, sin embargo, una dimensi¨®n del 50% a la de la mayor empresa el¨¦ctrica espa?ola: Iberduero, y que, al contrario de los dem¨¢s pa¨ªses europeos, existen en nuestro pa¨ªs un gran n¨²mero de empresas productoras de dimensi¨®n reducida. Esta raz¨®n ser¨¢ as¨ª determinante, junto con la insuficiencia financiera de gran parte de las empresas existentes, de una aceleraci¨®n del proceso de concentraci¨®n ya en curso.
Llegamos ahora a la descripci¨®n de la cuant¨ªa y sentido de actuaci¨®n de las empresas p¨²blicas el¨¦ctricas. Como se ha se?alado en la primera parte de este art¨ªculo, existe un compromiso de que su participaci¨®n se mantenga en el porcentaje existente al aprobarse el PEN, o sea un 20% de la potencia total instalada, aunque, en todo caso, deber¨¢ ser siempre suficiente para asegurar el abastecimiento de la demanda de este servicio p¨²blico fundamental. Como tambi¨¦n se ha indicado en dicha parte, a partir del PEN s¨®lo se ha asignado al INI un 9% de los 5.500 MW autorizados desde entonces, por lo que para compensar este sesgo ser¨¢ necesario, seg¨²n nuestras estimaciones de nueva potencia adicional, asignar al INI un 31% de las autorizaciones que se efect¨²en en el per¨ªodo 1980-1985; aproximadamente 2.500 MW, de un total de los casi 8.000 MW que se autoricen en nuevos grupos de carb¨®n y nucleares.
Participaci¨®n del INI
Dadas, no obstante, las previsiones de entrada en funcionamiento de estos grupos, para que el porcentaje de participaci¨®n p¨²blico pueda, mantenerse en un 20% en 1990 y 1994, ser¨¢ necesario no s¨®lo autorizar al INI nuevas centrales nucleares y de carb¨®n, sino que ¨¦ste tome adem¨¢s participaci¨®n mayoritaria en alguna de las privadas que ya cuentan con autorizaci¨®n. Dentro de la doble v¨ªa carb¨®n-nuclear, el INI puede pronunciarse, no obstante, por un desarrollo en el que predomine uno u otro tipo de central, resultando entonces necesario instalar adicionalmente, antes de 1994, cuatro grupos de carb¨®n y dos nucleares, en una hip¨®tesis, o cuatro nucleares y dos de carb¨®n en otra; lo que exige obtener las correspondientes autorizaciones de aqu¨ª a 1985.
Los porcentajes de participaci¨®n del INI en las centrales de carb¨®n y nucleares ser¨ªan diferentes en ambas hip¨®tesis, pero, en todos los casos deber¨ªan ser mayoritarios, ya que el sentido de la actuaci¨®n de la empresa p¨²blica el¨¦ctrica no debe ser el de acudir en ayuda de las privadas que atraviesen dificultades de financiaci¨®n, sino el de poner en pr¨¢ctica la pol¨ªtica de generaci¨®n m¨¢s adecuada al servicio del pa¨ªs. Por otra parte, si la empresa p¨²blica el¨¦ctrica ha de continuar siendo rentable, debe evitar asociaciones que impliquen su participaci¨®n en proyectos inadecuados, de los que deben seguir siendo responsables los que, en el pasado, los decidieron.
La actuaci¨®n de la empresa p¨²blica no se debe, sin embargo, limitar a una mera participaci¨®n as¨¦ptica en el 20% del sector el¨¦ctrico, sino que debe efectuar una aut¨¦ntica pol¨ªtica de servicio p¨²blico que, al igual que las de sus hom¨®nimas que predominan en Europa, no est¨¦ limitada por una visi¨®n restringida a un mercado propio, sino dirigida a una meta de optimizaci¨®n a escala nacional. Esta pol¨ªtica debe concretarse en:
- Aumento de la autoproducci¨®n en la industria, para aprovechar mejor la energ¨ªa total.
- Potenciaci¨®n de la generaci¨®n con carb¨®n nacional e importado, en localizaciones y con equipos que minimicen su contaminaci¨®n, as¨ª como sustituci¨®n de fuel por gas natural y carb¨®n.
- En el campo nuclear, las nuevas centrales deber¨¢n irse desarrollando de acuerdo con un orden de prioridad de sus emplazamientos, definido por sus condiciones de seguridad y con independencia de que se encuentren en la zona, de mercado de una u otra compa?¨ªa el¨¦ctrica.
La empresa p¨²blica deber¨¢ adem¨¢s desarrollar una gran capacitaci¨®n tecnol¨®gica, para operar las centrales nucleares con un riesgo m¨ªnimo de accidentes y poder conducir ¨¦stos cuando ocurran (porque ocurrir¨¢n a pesar de todas las precauciones) de la forma m¨¢s segura. Conviene resaltar al respecto que los suecos, al elegir la proposici¨®n vencedora en su reciente refer¨¦ndum, han decidido ? poner en manos de la sociedad las centrales nucleares, ...para que no surja desconfianza p¨²blica si los intereses privados pueden prevalecer sobre la seguridad de las centrales nucleares?.
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