El puente sobre el Duero y las esperanzas del pasado
La dicotom¨ªa funcionalidad-belleza en las obras p¨²blicas no es otra cosa sino la incapacidad de conciliarlas. Nadie debe verse obligado a elegir entre ambas. En el caso tan debatido del Puente sobre el Duero en Soria, los defensores de la soluci¨®n oficial han combatido con argumentos t¨¦cnicos los argumentos machadianos. Mi intenci¨®n es, en primer lugar, utilizar s¨®lo argumentos t¨¦cnicos para demostrar que la soluci¨®n Norte (tan amorosamente propuesta por mi admirado Clemente S¨¢enz) es mucho mejor t¨¦cnicamente que la soluci¨®n oficial (variante Sur), tan duramente sostenida por la Administraci¨®n. Para ello emplear¨¦ escuetamente cinco puntos que lo demuestran, entre otros muchos argumentos t¨¦cnicos.1. Desde el punto de vista del tr¨¢fico, la soluci¨®n oficial proyectada hasta el momento atiende solamente el 13% del total del tr¨¢fico externo de Soria. En el caso de que se proyectase despu¨¦s el empalme de Pajaritos, se conseguir¨ªa incorporar como m¨¢ximo un 46% por la avenida de Valladolid y calle de Eduardo Saavedra (esto es, por el interior de la ciudad), quedando siempre sin solucionar un tr¨¢fico externo de m¨¢s del 40%. En la soluci¨®n Norte, no s¨®lo se resolver¨ªa el 100% del tr¨¢fico externo de Soria, sino tambi¨¦n el tr¨¢fico irradiado, dada la tendencia de crecimiento de la ciudad, mejorando las conexiones de todos los barrios de la ciudad con Zaragoza, Pamplona, Logro?o, Valladolid, Burgos y Madrid, contra la soluci¨®n oficial, que mejorar¨ªa exclusivamente la conexi¨®n del barrio de la Estaci¨®n con Zaragoza y Navarra.
2. Desde el punto de vista de la inversi¨®n, la soluci¨®n Norte supondr¨ªa la construcci¨®n de doce kil¨®metros de carretera, frente a 8,3 kil¨®metros de la soluci¨®n oficial. Sin embargo, basta una inspecci¨®n del terreno para advertir que la carretera de la soluci¨®n oficial discurrir¨ªa por zonas muy quebradas y rocosas, ci?¨¦ndose al r¨ªo Golmayo y al Duero, constre?ida por el ferrocarril, con un alto coste en muros, trincheras y terraplenes (con independencia del destrozo pa¨ªsaj¨ªstico que ello supondr¨ªa). En cambio, la soluci¨®n Norte discurrir¨ªa por terrenos llanos y extraurbanos, carentes de cualquier monumento o huella hist¨®rica, lo que significar¨ªa un coste unitario mucho menor, y posiblemente un coste total equivaiente al de la soluci¨®n oficial.
3. Respecto a las consecuencias futuras que vienen obligadas por la soluci¨®n oficial, de las que pienso que nadie ha escrito hasta el momento (no me refiero aqu¨ª a las inmediatas, ya lamentadas emocionadamente por tantas plumas ilustres), la peor ser¨ªa., sin duda, la inevitable realizaci¨®n del anteproyecto de red arterial, que comportar¨ªa nuevos destrozos (semejantes al ya previsto entre San Polo y San Saturio), afectando gravemente a la falda del Castilio, a las huertas y murallas fronteras, a San Juan de Duero, a la Colegiata de San Pedro y a las laderas de la ermita del Miz¨®n.
4. Respecto a las conexiones con las nuevas zonas industriales, la soluci¨®n Norte enlazar¨ªa directamente, por fuera de Soria, los dos ¨²nicos grandes pol¨ªgonos industriales de Soria (Cadosa y Las Casas), mientras que la soluci¨®n oficial no los conectar¨ªa m¨¢s que a trav¨¦s de la ciudad.
5. Respecto a las instalaciones futuras en torno a la variante (hoteles, restaurantes, gasolineras, comercio, etc¨¦tera), la soluci¨®n oficial elevar¨ªa el coste de estas instalaciones, dado lo quebrado del terreno, induciendo adem¨¢s en el futuro a la degradaci¨®n total del ¨¢mbito entre San Polo y San Saturio. Sin embargo, la soluci¨®n Norte posibilitar¨ªa de un modo m¨¢s econ¨®mico, dada la configuraci¨®n llana del terreno, el asentamiento de estas instalaciones con la ventaja adicional que se ubicar¨ªan en la direcci¨®n natural de crecimiento de la ciudad de Soria.
Pero, aunque la soluci¨®n oficial fuera la m¨¢s estrictamente funcional y econ¨®mica, ya Ortega nos ense?¨® c¨®mo el concepto de necesidad humana abarca tanto lo objetivamente necesario como lo superfluo en apariencia; c¨®mo el hombre no puede prescindir de ciertas cosas superfluas y, cuando le faltan, prefiere morir. Y es cuando ensanchamos el campo de lo funcional y de lo ¨²ltil, cuando, sin duda, comprendemos que la soluci¨®n Norte es mucho mejor que la soluci¨®n oficial, no s¨®lo desde el punto de vista cultural, sino desde la fr¨ªa perspectiva de la t¨¦cnica.
No son s¨®lo razones t¨¦cnicas o econ¨®micas las que debemos emplear, porque se trata fundamentalmente no de una cuesti¨®n de ciencia, sino de sensibilidad, finura de percepci¨®n, entusiasmo y pureza de emoci¨®n. No se trata de defender un entorno natural, sino un entorno de conciencia, un entorno espiritual, un producto hist¨®rico y po¨¦tico. La construcci¨®n de la soluci¨®n oficial significar¨ªa que somos incapaces de detener el dominio creciente de la racionalidad burocr¨¢tica como tendencia irreversible. Ni veneremos el pasado como algo pasivo y muerto ni lo destruyamos con la inconsciencia habitual de nuestra especie. Se trata, como dice Adorno, no de la conservaci¨®n del pasado, sino de la realizaci¨®n de las esperanzas del pasado.
Por otra parte, nada m¨¢s injusto que esta pol¨¦mica sirviera de pretexto para detener la resoluci¨®n inmediata para Soria de su grave problema de tr¨¢fico irradiado y externo. Que nadie dude que la variante Norte es tina soluci¨®n que puede comenzar a construirse dentro de este a?o. Todav¨ªa es tiempo para que la Administraci¨®n encuentre la distinci¨®n heideggeriana que haga visible ?la diferencia entre el pensamiento que simplemente calcula y el que medita?. Pero, despu¨¦s de todo, lo que importa no es lo que los pol¨ªticos o los ingenieros piensan, sino lo que hacen.
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