EE UU autoriza el env¨ªo de uranio enriquecido a India
A pesar de las objeciones de la Comisi¨®n de Reglamentaci¨®n Nuclear, el presidente Carter ha dado su consentimiento al env¨ªo a la India de 38 toneladas de uranio enriquecido, que ser¨¢n utilizadas por la central de Tarapur, cerca de Bombay. La decisi¨®n la anunci¨® el jueves el secretario de Estado adjunto, Warren Christopher, a la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Senado. El Congreso puede anular todav¨ªa el decreto presidencial, sesenta d¨ªas despu¨¦s de su firma, pero el Gobierno insiste sobre los parlamentarios para que no impongan su veto.
La decisi¨®n del presidente Carter se funda esencialmente sobre consideraciones pol¨ªticas. El 16 de mayo, los cinco miembros de la Comisi¨®n de Reglamentaci¨®n Nuclear, apoy¨¢ndose en argumentos jur¨ªdicos, hab¨ªan rechazado por unanimidad la anulaci¨®n de la licencia de exportaci¨®n de dos env¨ªos, de 19,8 toneladas cada uno, estimando que, a pesar del acuerdo firmado en este sentido por ambos pa¨ªses, este comercio no estaba conforme con la legislaci¨®n norteamencana, que limita la proliferaci¨®n nuclear.La comisi¨®n pensaba que el Gobierno indio no hab¨ªa dado garant¨ªas suficientes de que fuera a utilizar los combustibles nucleares para fines pac¨ªficos. La India es el ¨²nico pa¨ªs del Tercer Mundo del que se tiene noticia que ha hecho estallar una bomba at¨®mica (en 1974) a partir de un programa civil, sirvi¨¦ndose para ello de los desechos de la central nuclear de Tarapur, instalada con ayuda norteamericana. La India no ha firmado el acuerdo sobre no proliferaci¨®n nuclear.
Un precedente at¨®mico
La decisi¨®n de la Casa Blanca constituye, pues, un precedente. Si, como espera Nueva Delhi, la decisi¨®n es avalada por el Congreso, tendr¨¢ importantes repercusiones. Esta medida de la presidencia estadounidense no ha sido tomada s¨®lo por que la carencia de combustible comprometer¨ªa la paralizaci¨®n de esta central, que alimenta de electricidad a una parte de Bombay, sino porque este tema envenena considerablemente, desde hace a?os, las relaciones indio-norteamericanas.La situaci¨®n en Asia occidental, despu¨¦s de la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n, a Washington la alianza con la India, un pa¨ªs que, cuando Estados Unidos no ha aceptado sus peticiones, ha vuelto la cabeza hacia la URSS.
Esta decisi¨®n de la Casa Blanca ha sido anunciada poco despu¨¦s de la compra a Mosc¨² -ya prevista, por otra parte, hace varios meses de armas por valor de 1.600 millones de d¨®lares (112.000 millones de pesetas).
El r¨¦gimen de la se?ora Gandhi expresa su buena disposici¨®n hacia las multinacionales y parece querer ofrecer nuevos mercados e inversiones.
Perseverancia de Indira Gandhi
Es probable tambi¨¦n que los responsables norteamericanos hayan pensado que los indios piensan seguir adelante en su programa nuclear, tanto si EE UU conced¨ªa o no la exportaci¨®n de uranio. Poniendo fin a las dudas expresadas por sus predecesores desde hace tres a?os, la se?ora Gandhi declar¨® que no dudar¨ªa ?en proceder a una nueva experiencia nuclear si as¨ª lo exig¨ªa el inter¨¦s nacional?.Es de creer que esta ?nueva experiencia? se habr¨ªa producido en caso de que EE UU hubiera rehusado este env¨ªo de uranio. En ese caso, los indios podr¨ªan haber acusado a Norteam¨¦rica de incumplimiento de contrato, y habr¨ªan utilizado libremente los desechos at¨®micos de Tarapur, poni¨¦ndolos al servicio de otra ?nueva experiencia?.
Tarapur pertenece a la primera generaci¨®n de las centrales at¨®micas indias. La segunda, inaugurada por la se?ora Gandhi en los a?os setenta, emplea un procedimiento de agua pesada, producto este que es fabricado, en el pa¨ªs, pensando en la entrada en funcionamiento de nuevas centrales.
Este procedimiento permitir¨ªa la fabricaci¨®n de m¨¢s plutonio que el que pueden producir las centrales de uranio y, adem¨¢s, poner a punto, seg¨²n parece, cuatro o cinco ingenios nucleares cada a?o.
Desde hace a?os, los sovi¨¦ticos han propuesto a los indios venderles agua pesada, e incluso han llegado a sustituir¨ªa los norteamericanos cuando ¨¦stos se negaron a vender a Nueva Delhi doscientas toneladas de este producto.
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