Naturaleza y pol¨ªtica

EL NUMERO de especies de la fauna y de la flora espa?olas, as¨ª como la diversidad de nuestro paisaje est¨¢ considerado como el m¨¢s rico y abundante de Europa occidental. Pero el grado de conservaci¨®n de nuestro patrimonio ecol¨®gico no obedece a una pol¨ªtica de la Administraci¨®n espa?ola, sino al hecho fortuito de que la especulaci¨®n y la explotaci¨®n irracional de los recursos naturales no ha invadido todav¨ªa todo nuestro territorio.Desde hace cuarenta a?os, la naturaleza espa?ola est¨¢ sufriendo, sin embargo, un proceso de deterioro alarmante. Los bosques aut¨®ctonos de encinas, robles, casta?os, hayas y otras especies han sido reducidos a la mitad, mientras que cientos de miles de hect¨¢reas de monte est¨¢n siendo aterrazadas, en una costosa labor de rentabilidad dudosa, y repobladas con pinos y eucaliptos, especies de crecimiento r¨¢pido, introducidas para abastecer a las industrias papeleras.

Las zonas h¨²medas, marismas, lagunas y estuarios sufrieron tambi¨¦n, a partir de 1939, una pol¨ªtica de desecaci¨®n que intent¨® convertir a cualquier coste las zonas pantanosas en tierras de labor. Esta obsesi¨®n por ir arrebatando hect¨¢reas a unos ecosistemas privilegiados desde el punto de vista de la vida animal contrasta con el sacrificio de las mejores tierras de cultivo en aras de una expansi¨®n de las ciudades, autopistas, industrias o embalses, que en numerosas ocasiones hubieran encontrado emplazamientos menos destructores para nuestra riqueza agr¨ªcola.

Tambi¨¦n la fauna espa?ola fue d¨ªezmada en aras de una pretendida protecci¨®n de los an¨ªmales de caza. Las campa?as oficiales de ?exterminio de los animales da?inos? mataron cientos de miles de aves de presa y dem¨¢s carn¨ªvoros, hoy protegidos por la ley. La costumbre de colocar cebos envenenados sigue practic¨¢ndose e incluso en ocasiones es oficialmente autorizada, pese a que varias especies de aves est¨¢n en peligro de extinci¨®n a causa de los venenos.

Icona (Instituto para la Conservaci¨®n de la Naturaleza) fue creada en 1974, cuando el Gobierno espa?ol, poco antes de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada en Estocolmo, decidi¨® crear un departamento para la conservaci¨®n de la Naturaleza. Esta misi¨®n fue encomendada al cuerpo de Ingenieros de Montes, que hasta entonces se hab¨ªa responsabilizado del Patrimonio Forestal del Estado, encargado de las repoblaciones, y del Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza, responsable de las campa?as de exterminio de alima?as. Era l¨®gico que los ingenieros de Montes siguieran dando prioridad a la explotaci¨®n de la naturaleza antes que a su conservaci¨®n, dado que tal hab¨ªa sido su trabajo hasta entonces. El cambio en la pol¨ªtica del Icona que est¨¢ intentando introducir su ¨¢ctual director general, nombrado hace dos a?os, choca contra un cuerpo acostumbrado durante cuarenta a?os a otras misiones.

Adem¨¢s de estas contradicciones, el Instituto para la Conservaci¨®n de la Naturaleza est¨¢ encuadrado en el Ministerio de Agricultura, encargado de modificar y explotar los recursos naturales a trav¨¦s de otros de sus departamentos. Esta instalaci¨®n administrativa ha motivado situaciones tan curiosas como la del Parque Nacional de Do?ana, donde el Icona debe proteger las marismas y el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), tambi¨¦n del Ministerio de Agricultura, debe desecarlas. Estas relaciones de familia administrativa explican por qu¨¦ el actual conservador de Do?ana, ingeniero de Montes del Icona, ha apoyado en ocasiones la labor del IRYDA en contra de los intereses del parque nacional. Los males de la naturaleza espa?ola no acaban, sin embargo, en el Icona. Cada ministerio tiene algo que ver con la conservaci¨®n de los recursos naturales o el medio ambiente. Obras P¨²blicas y Urbanismo ha de dar cuentas del agua por el mero hecho de ser quien construye los pantanos. El Ministerio de Industria y Energ¨ªa se responsabiliza de la contaminac¨ª¨®n atmosf¨¦rica o radiactiva, y el Ministerio de Transportes, de la extinci¨®n de las ballenas. Sin embargo, la CIMA (Comisi¨®n Interministerial del Medio Ambiente), ente meramente consultivo, es ol¨ªmpicamente ignorado por los distintos ministerios a la hora de llevar a cabo sus actuaciones.

Una aut¨¦ntica pol¨ªtica proteccionista deber¨ªa, pues, pasar por una unidad de gesti¨®n, llevada a cabo por un organismo independiente de los ministerios dedicados a la explotaci¨®n de la naturaleza.

Pero no s¨®lo la Administraci¨®n p¨²blica es responsable de los desmanes y saqueos de nuestras riquezas naturales. Los incendios forestales causados por la indolencia o la abulia de los usuarios de los campings o de los excursionistas domingueros (para no hablar de los fuegos provocados por otras razones), el deterioro de las aguas de los mares y de los r¨ªos por las industrias contaminantes y las grandes concentraciones de veraneantes, la transformaci¨®n en basureros p¨²blicos de las s¨ªerras o las riberas de los lagos por la desconsideraci¨®n de los ciudadanos o la caza de exterminio cuando se levanta la veda son otros tantos ejemplos de delitos ecol¨®gicos. Ser¨ªa deseable que tanto la Administraci¨®n p¨²blica como la sotiedad ibspa?ola tomaran conciencia de que estamos todav¨ªa a tiempo de impedir que nuestro patrimonio natural desaparezca entre el asfalto de las urbanizaciones, los desperdicios de los excursionistas, la codicia de las industrias contaminantes y la insensibilidad ante el entorno ecol¨®gico.