La escasez y la corrupci¨®n, principales retos del r¨¦gimen argelino
Concluida la pausa obligada del mes de ayuno isl¨¢mico, el r¨¦gimen argelino, tras la reestructuraci¨®n de sus ¨®rganos institucionales operada el mes pasado, intenta frenar las dificultades a que sigue enfrent¨¢ndose la poblaci¨®n como consecuencia de las penurias y la envolvente corrupci¨®n administrativa. A mediados de julio, el presidente argelino, Chadli Bendjedid, investido de poderes por un congreso extraordinario del partido ¨²nico, el Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN) procedi¨® a limitar el n¨²mero de miembros de su bur¨® pol¨ªtico, reorganiz¨® el Gabinete ministerial y reactiv¨® el Estado Mayor del Ej¨¦rcito, que hab¨ªa sido disuelto en 1967 por el difunto Bumedian tras la rebeli¨®n armada del coronel Tahar Zbiri.
Esta serie de medidas, que consagraron el t¨¦rmino de la influencia de los m¨¢s fieles partidarios de Bumedian, con la excepci¨®n del antiguo jefe de la diplomacia, Abdelaziz Buteflika, quien conserva su cargo en el bur¨® pol¨ªtico del FLN, denotan, a juicio de los observadores, un af¨¢n de continuar las grandes l¨ªneas de la pol¨ªtica exterior del anterior r¨¦gimen y una voluntad de cambio en el esquema rector de la revoluci¨®n argelina, cuyo elemento m¨¢s visible es la preeminencia del Ej¨¦rcito y la puesta en cuarentena de la fracci¨®n, acaudillada por el coronel Salah Yahiaui, que intentaba defender el predominio del partido sobre el resto de las instituciones argelinas.El jefe del Estado argelino, no obstante haber visto consolidado sus poderes, ha actuado con manifiesta prudencia a la hora de reformar el Gabinete ministerial, el cual sigue estando presidido nominalmente por el coronel Mohamed Abdelghani, una de las personalidades que se hab¨ªan citado como susceptibles de verse eliminadas pol¨ªticamente.
Separaci¨®n de poderes
El actual ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benyahia, si bien ha sido separado de su cargo en el bur¨® pol¨ªtico, mantiene la direcci¨®n de la diplomacia argelina. Uno solo de los ministros actuales, el del Interior, Bualem Benhamuda, contin¨²a figurando en el seno del bur¨® pol¨ªtico, al lado de los citados Buteflika y Yahiaui; del presidente de la Asamblea, Rabah Bitat; del viceministro de Defensa, Abdallah Belhuchet, y del presidente de la comisi¨®n jur¨ªdica del FLN, Said Mazuzi.Las decisiones de Chadli aparecen, tambi¨¦n, como la voluntad de definir una separaci¨®n de poderes entre Gobierno y FLN, con el objetivo inmediato de resolver la grave crisis econ¨®mica por la que atraviesa Argelia. Los ministros tecn¨®cratas, como el de la Energ¨ªa, Belkacem Nabi, conservan sus prerrogativas y su campo de acci¨®n, en tanto que el bur¨® pol¨ªtico del partido, si bien sigue siendo el ¨®rgano encargado de impartir las orientaciones b¨¢sicas de la pol¨ªtica, aparece ahora m¨¢s como un grupo de consulta del presidente, al que incumbe dictar decisiones concretas.
Preeminencia militar
Este reforzamiento de los poderes de Chadli va a la par con la preeminencia del Ej¨¦rcito, que se ve dotado de un estado mayor y de dos viceministros de Defensa, el citado Belhuchet y el antiguo jefe de los servicios de seguridad, Kasi Merbah, un hombre poderoso entre los militares argelinos.Si el Ej¨¦rcito parece haber dictaminado una cierta congelaci¨®n de los partidistas, convencido de que la preeminencia de estos ¨²ltimos podr¨ªa introducir cambios indeseables entre las prerrogativas de los hombres en uniforme, ello no significa que las recientes decisiones del r¨¦gimen hayan resuelto definitivamente la vieja querella entre familias pol¨ªticas del antiguo bumedianismo. En este sentido, el haber mantenido a Buteflika y Yahiaui en el bur¨® pol¨ªtico, sin cargos definidos, aparece m¨¢s como la voluntad de neutralizarlos que como la antesala de pr¨®ximas atribuciones, aunque no pocos observadores otorgan un significado particular al hecho de que Buteflika aparezca ahora p¨²blicamente al lado de Chadli, con mayor asiduidad que en el reciente pasado, lo que podr¨ªa explicarse, por otra parte, por el simple hecho de haber atravesado una grave dolencia renal, que lo tuvo alejado de la capital argelina. Nada ha sido resuelto, en definitiva, en lo que concierne a instalar una nueva era en Argelia, de la que ser¨ªan eliminados los antiguos hombres del anterior r¨¦gimen. Chadli dispone de mayores poderes, pero no puede olvidar que ¨¦stos le han sido concedidos por el Ej¨¦rcito. Por otro lado, el jefe del Estado ha recibido carta blanca para sanear administrativamente el r¨¦gimen, y entre las grandes decisiones adoptadas en torno al plan quinquenal, la prioridad ha sido concedida a las necesidades m¨¢s elementales de la poblaci¨®n, como la vivienda y los art¨ªculos de consumo.
Mientras tanto, en Argel, que sigue siendo un poco la vitrina del r¨¦gimen, las carencias de art¨ªculos indispensables ha crecido en los ¨²ltimos meses, y har¨¢ falta tiempo para sanear el aparato de producci¨®n.
La crisis en Kabilia no ha sido olvidada tampoco, y nada permite indicar que no pudiera reproducirse, aunque ya han sido tomadas decisiones para satisfacer las reivindicaciones de los estudiantes y mejorar la suerte del campesinado ber¨¦ber. Se abre, de esta forma, un nuevo comp¨¢s de espera en el que est¨¢ comprometido el prestigio personal de Chali y de sus colaboradores m¨¢s inmediatos. El recurso a los tecn¨®cratas no est¨¢ exento de cierto peligro, en la medida en que ¨¦stos son, en buena parte, ac¨¦rrimos partidarios de un liberalismo acentuado. De ah¨ª que, en definitiva, siga siendo el Ej¨¦rcito el verdadero centro del poder, en la sombra, y el gran inquisidor a la hora de romper con los errores del pasado, nunca m¨¢s evidentes que ahora.
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