Repetidos enfrentamientos entre gitanos y payos en Pe?afiel
La localidad vallisoletana de Pe?afiel, situada a 55 kil¨®metros de la capital, en la carretera de Soria, vive desde hace unos meses en un clima de gran tensi¨®n, que ha motivado ya varios enfrentamientos y alteraciones del orden p¨²blico. La convivencia entre los dos centenares largos de gitanos y los 5.000 payos del pueblo se ha deteriorado a ra¨ªz de las ¨²ltimas oleadas de robos. Hasta entonces, muchas familias gitanas se hallaban casi integradas y eran consideradas por los vecinos ?tan de Pe?afiel como la leona de piedra del puente?. Sin embargo, la situaci¨®n actual, seg¨²n los vecinos, amenaza ?con desembocar en una tragedia, si las autoridades no lo remedian?.El conflicto se ha ido gestando a medida que se produc¨ªan robos en chal¨¦s, casas de campo y establecimientos. Los payos atribuyen a algunos gitanos la paternidad de los hechos, mientras que ¨¦stos lo niegan. El alcalde de Pe?afiel, el centrista Santos Mart¨ªn, reuni¨® hace d¨ªas a los patriarcas de la colonia gitana, que vive desde hace a?os en la localidad, para tratar el tema. Los jefes cal¨¦s aseguraron que no son responsables de nada, y que respond¨ªan por su gente, ?aunque no podemos hacer lo propio por las familias gitanas que han llegado recientemente y que habitan en chabolas o casas ruinosas de las afueras?.
La chispa de la discordia
La chispa que encendi¨® la hoguera de la discordia, colmada tras las citadas acciones delictivas, se produjo durante las fiestas del pueblo. Un gitano joven se encaram¨® al tejado de una casa para ver desde all¨ª el t¨ªpico festejo taurino de la plaza del coso. El propietario de la vivienda trat¨® de expulsarlo, y ambos se enzarzaron en una pelea. Nada m¨¢s conocerse el hecho, los vecinos se concentraron espont¨¢neamente en la plaza y lanzaron gritos contra los gitanos, el juez comarcal y el p¨¢rroco del pueblo. ?El juez y el cura, a la basura?, fue el eslogan m¨¢s coreado.Un grupo, incluso, intent¨® dirigirse hacia las casas de los gitanos ?para dar un escarmiento a esta gente, que est¨¢ cogiendo unas alas que o cortamos ahora o ya no podremos cortar nunca?. La manifestaci¨®n se repiti¨® al d¨ªa siguiente, pero el alcalde consigui¨® calmar los ¨¢nimos, diciendo que una comisi¨®n se hab¨ªa reunido ya con el gobernador accidental para analizar la situaci¨®n y, ponerle remedio. Los vecinos, no obstante, no se han conformado con esto, y tratan de que ?se act¨²e, de una vez por todas, para atajar este clima de violencia, que no nos deja vivir en paz?.
Los vecinos insisten en que en Pe?afiel no hay racismo y que el problema es otro. ?Aqu¨ª hemos convivido juntos payos y cal¨¦s muchos a?os, y nunca ha habido roces, pero ahora los robos, las peleas y los apaleamientos se producen con demasiada frecuencia. No hay pruebas de que todo lo hagan los gitanos, pero podr¨ªa investigarse m¨¢s de lo que se hace. Muchos gitanos j¨®venes, que no trabajan, andan por el pueblo con motos, con coches, bien trajeados, y llevan un tren de vida caro. ??De d¨®nde sacan el dinero??, se preguntan los vecinos.
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