El palacio de El Pardo, una residencia con cuatro siglos de historia, destinado a jefes de Estado extranjeros
El palacio de El Pardo, actualmente mantenido como museo por orden expresa del rey Juan Carlos I, pasar¨¢ pr¨®ximamente a convertirse en la residencia oficial de los jefes de Estado extranjeros en visita oficial a Espa?a. El palacio, construido en el a?o 1543, residencia durante m¨¢s de cuarenta a?os del anterior jefe de Estado, Francisco Franco, ser¨¢ remodelado pr¨®ximamente seg¨²n los arquitectos de la Casa Real-Patrimonio Nacional, quienes ya han elaborado el proyecto que se pondr¨¢ en marcha aproximadamente en octubre, con un presupuesto de 472 millones de pesetas.
Las obras de remodelaci¨®n del palacio de El Pardo durar¨¢n cerca de a?o y medio, momento en el que ¨¦ste habr¨¢ sido dispuesto para recibir las visitas oficiales de los)efes de Estado que vengan a Espa?a en visita oficial.La elecci¨®n de este lugar de residencia tiene suficientes razones que explican el proyecto, seg¨²n comentaron fuentes del Patrimonio Nacional. El palacio de Aranjuez era una soluci¨®n dign¨ªsima, pero provisional ya que presentaba problemas de infraestructura, seguridad, largas distancias con relaci¨®n a los centros de trabajo y un especial gasto econ¨®mico debido al desplazamiento constante en helic¨®ptero de los jefes de Estado que all¨ª se alojaron, como fueron -entre otros- el presidente de la Rep¨²blica Francesa, los reyes de B¨¦lgica y el presidente de Ruman¨ªa.
Tras la designaci¨®n del palacio de la Moncloa como sede de la presidencia del Gobierno y residencia oficial del primer ministro, lleg¨® el momento de acometer una ambiciosa idea que se ven¨ªa estudiando desde hace tiempo: la rehabilitaci¨®n del palacio de El Pardo para albergar a las misiones extranjeras.
?Las razones eran obvias?, comentaba a EL PA?S el arquitecto jefe del Patrimonio Nacional, ?puesto que El Pardo goza de buenas comunicaciones con las v¨ªas especialmente transitadas en estos casos; tiene, adem¨¢s, un contacto directo con los complejos de la Zarzuela y la Moncloa y posee una cierta reserva que permite mantener unas buenas condiciones de seguridad, l¨®gicas en estos casos?.
Por otro lado, ?la significaci¨®n hist¨®rico-art¨ªstica del palacio se piensa mantener y seguir¨¢ mostr¨¢ndose al p¨²blico como museo, siempre y cuando no haya ninguna visita que ocupe la residencia, seg¨²n inform¨® el director del gabinete de Prensa del Patrimonio Nacional.
A esta decisi¨®n se unieron una serie de razones de seguridad y protocolo que. no pod¨ªan mantenerse con rigor en el caso de las delegaciones extranjeras que se alojaron en establecimientos hoteleros de Madrid, tales como los presidentes de M¨¦xico, Sud¨¢n, Gab¨®n, Senegal y Finlandia, entre otros.
Las cubiertas y los s¨®tanos, en mal estado
El palacio de El Pardo se levanta en el centro de un extenso dominio de encinas, a quince kil¨®metros de la Puerta del Sol, al noroeste de Madrid. Su nombre proviene, sin duda alguna, del gran encinar que cubr¨ªa todos estos montes, hoy de 15.821 hect¨¢reas y ochenta kil¨®metros de per¨ªmetro. El lugar est¨¢ situado en un llano, entre colinas y a la orilla izquierda del r¨ªo Manzanares y presenta un especial inter¨¦s, ya que, aunque con modificaciones y adiciones, perdura desde la ¨¦poca imperial.
El real sitio, como le denominan actualmente, est¨¢ ligado desde sus or¨ªgenes a la monarqu¨ªa espa?ola y, por su riqueza cineg¨¦tica que hoy perdura, fue el cazadero favorito de los ¨²ltimos Trastamaras. Actualmente, el palacio de El Pardo, como la mayor¨ªa de los monumentos espa?oles y en concreto los patrimoniales, presenta dos puntos de agresi¨®n a lo largo del tiempo: las cimentaciones y las cubiertas. ?Esto exige?, seg¨²n el arquitecto jefe del Patrimonio Nacional,?una minuciosa y constante conservaci¨®n de las cornisas y camaranchones que ahora no presentan un buen estado de conservaci¨®n, por lo que ser¨¢ necesario cambiarlas casi por completo?. La actuaci¨®n en las cubiertas, buhardillas y con trabuhardillas es necesaria e inevitable puesto que muchas de ellas se utilizar¨¢n para la residencia del s¨¦quito que acompa?e a los jefes de Estado que visiten Madrid. ?Algo parecido ocurre con los s¨®tanos?, a?ade el arquitecto, ?ya que las costumbres constructivas de nuestros palacios han venido ignorando e infravalorando el problema de las humedades del subsuelo y los efectos perjudiciales ya veces irreparables que esto origina, como puede demostrarse en El Pardo, cuyos s¨®tanos ser¨¢n renovados completamente?.
La soluci¨®n consistir¨¢ en corregir las humedades de capilaridad, que arruinan los grandes espacios bajo rasante, que ser¨¢n utilizados y habilitados, por parte del servicio que venga con el visitante, por lo que se crean nuevos espacios que actualmente no posee la contextura arquitect¨®nica del palacio.
?Debemos insistir?, continuaba el arquitecto jefe, ?en que el paso primero de nuestra actuaci¨®n, aparte de la referencia hist¨®rica que fija las coordenadas monumentales y art¨ªsticas del edificio, consiste en acometer la obra con car¨¢cter total, y es por lo que una visi¨®n global del problema nos lleva a consideraciones previas sobre la cubierta y los niveles del s¨®tano, cuya reestructuraci¨®n se llevar¨¢ gran parte del presupuesto?.
Durante la ¨¦poca de residencia de Francisco Franco en el palacio, la atenci¨®n que se mantuvo sobre ¨¦ste fue constante. Fue llevado a cabo un plan de mejoras, que permiti¨® que todos los salones de las zonas dedicadas a la vida oficial y privada, cuyos pavimentos eran de baldos¨ªn, lo tuvieran de parqu¨¦, sustituy¨¦ndose adem¨¢s numerosos forjados de madera por otros de hierro y hormig¨®n. Fue instalado adem¨¢s aire acondicionado en la mayor¨ªa de las dependencias, sin alterarse en absoluto su composici¨®n.
El conjunto arquitect¨®nico del palacio sufri¨® una notable transformaci¨®n, con importantes obras iniciadas el a?o 1962, cuya intenci¨®n era sustituir la Casa de los Oficios, arruinada al paso del tiempo por un nuevo edificio con viviendas apropiadas, la creaci¨®n de una plazoleta ajardinada frente a la portada de Carlos III y la construcci¨®n de una nueva iglesia parroquial para uso exclusivo del palacio.
Las habitaciones privadas del desaparecido jefe del Estado Francisco Franco quedar¨¢n exactamente como siguen ahora, y se mantendr¨¢n como museo permanente, excepto la zona este del palacio, en la planta principal de la fachada, que ser¨¢ remodelada como residencia privada de los jefes de Estado en visita oficial. Estas habitaciones eran especialmente las que Franco utilizaba como salones de descanso.
Toda la zona oeste ser¨¢ acondicionada para los protocolos y despachos que los visitantes mantengan durante su estancia. Esta zona no precisar¨¢ de importantes obras, pues est¨¢ completamkente acondicionada y era utilizada para
los mismos menesteres por el anterior jefe de Estado espa?ol.
En la residencia privada de los visitantes habr¨¢ varias habitaciones para dos o tres ministros que acompa?en a los jefes de Estado, junto con los principales asesores de ¨¦stos y los servicios de primera necesidad, como un m¨¦dico y un servicio de camareros particular.
La planta baja ser¨¢ dedicada exclusivamente a alojar a todo el s¨¦quito que acompa?e a los visitantes oficiales, y el s¨®tano ser¨¢ acondicionado para los servicios de cocina, lavander¨ªa, calefacciones, limpiezas generales y otros.
Curioso es se?alar que el sal¨®n utilizado por Francisco Franco para las reuniones del Consejo de Ministros ser¨¢ preparado para los desayunos de trabajo, muy corrientes actualmente, con una capacidad para treinta personas.
Tal vez la obra m¨¢s importante que piensa realizarse en las dependencias de El Pardo sea, ante la falta de un gran sal¨®n-comedor para recibir a m¨¢s de cien comensales, la construcci¨®n subterr¨¢nea de ¨¦ste, que ser¨¢ realizada en el patio de la zona este del palacio. Este lujoso comedor ser¨¢ utilizado para responder a las cenas de gala ofrecidas por el Rey en el palacio de la Zarzuela.
En este sentido, el arquitecto jefe del Patrimonio Nacional se?al¨® que ?actualmente han sido abiertos peque?os t¨²neles bajo el jard¨ªn este del palacio para estudiar los terrenos donde ser¨¢ construido el comedor subterr¨¢neo, de donde hemos obtenido buenos resultados, y su obra no presentar¨¢ ning¨²n problema?.
Tambi¨¦n ser¨¢n montadas nuevas l¨ªneas telef¨®nicas y de comunicaciones, aunque muchos de los visitantes, como, por ejemplo, el presidente estadounidense, James Carter, en su ¨²ltima visita a Espa?a, traen consigo sus propios medios de comunicaci¨®n, que enlazan directamente con su embajada y pueden transmitir por su cuenta todos los mensajes necesarios.
En definitiva, ¨¦ste es el proyecto de remodelaci¨®n de el palacio de El Pardo, cuyo presupuesto para obras asciende a 472 millones de pesetas, que mantendr¨¢ completamente en su lugar todas las obras art¨ªsticas de valor, muebles, cuadros, tapices, etc¨¦tera.
Por si fuera poco, El Pardo estar¨¢ dispuesto a recibir cualquier sorpresa. Si, por ejemplo, Giscard d'Estaing volviera en visita oficial a Espa?a, las instalaciones del palacio permitir¨ªan al presidente acomodar a todo su s¨¦quito de cocineros, que le preparan las delicias francesas que acostumbra a tomar en la mayor¨ªa de los desplazamientos fuera de las fronteras galas.
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