Corea
A prop¨®sito del editorial de EL PAIS del domingo 21 de septiembre titulado ?Pena de muerte en Corea?, quiero expresar mi coincidencia con el objetivo del editorial (democratizaci¨®n de Corea del Sur y conmutaci¨®n de la pena de muerte impuesta al l¨ªder de la oposici¨®n, Kim Dae Jung), pero tambi¨¦n mis discrepancias con el an¨¢lisis.En mi opini¨®n no es EE UU ni Jap¨®n, sino el pueblo de Corea del Sur, el destinatario de la advertencia de dureza que el r¨¦gimen militar de Chun, Doo-Hwan pretende con la citada condena.
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Un pueblo que ha protagonizado recientemente una dur¨ªsima lucha por la democratizaci¨®n y la libertad, en particular los estudiantes de Han-Tjon, brutalmente reprimidos por mano militar.
La conspiraci¨®n palaciega contra el dictador Park y su asesinato por los actuales gobernantes fue presentada corno la v¨ªa a la democratizaci¨®n. La exigencia popular de hacerla realidad vio tristemente c¨®mo se trataba de apariencias, y que la Junta de Chun actuaba igual que la de Park a la hora de atender las demandas participativas populares.
Pues bien, una cosa y otra, golpe palaciego y represi¨®n, no han sido hechos pese a EE UU, sino gracias a ¨¦l, y a su Departamento de Estado. ?Qui¨¦n, si no, dirige, entrena y financia al Ej¨¦rcito surcoreano? ?Qui¨¦n, sino los marines ?protegen? el paralelo 38, l¨ªnea militar de demarcaci¨®n, ante el Ej¨¦rcito de Corea del Norte?
Pretender exculpar a EE UU de la situaci¨®n en Corea del Sur, m¨¢xime cuando se reconoce que ?EE UU mantiene un contingente militar en Corea del Sur y es la fuente de suministro de armas y dinero?, es, por parte de EL PAIS, ingenuo, en el mejor de los casos.
La realidad es otra: los intereses estrat¨¦gicos de EE UU en Asia y en el Pac¨ªfico necesitan la cabeza de puente coreana y la divisi¨®n artificial de ese pa¨ªs. La democratizaci¨®n de la parte sur conducir¨ªa inevitablemente a una reunificaci¨®n, para la que la parte norte est¨¢ dispuesta al respeto del r¨¦gimen social en el Sur, y ello EE UU no puede permit¨ªrselo.
Esa es la realidad, y no otra: EE UU no quiere ?desmontar? la tiran¨ªa del Sur, sino darle otra apariencia. Pero si ello abre v¨ªas a la participaci¨®n popular a la democratizaci¨®n real, mejor ahogarlo, sin preocuparse de las apariencias. As¨ª, el r¨¦gimen militar del Sur no es ?residuo embarazoso? para EE UU, sino su embarazosa necesidad por ¨¦l impuesta./ Secretario general de la Uni¨®n de Juventudes Comunistas de Espa?a. .
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