La renovaci¨®n universitaria y el sistema de oposiciones
La instalaci¨®n y afianzamiento de la democracia pasa necesariamente por la reforma universitaria. Es cierto que hay quiz¨¢ problemas m¨¢s urgentes o perentorios, como puede ser la crisis econ¨®mica, el paro laboral o la cuesti¨®n del terrorismo, pero ni siquiera la soluci¨®n de todos estos problemas servir¨¢ para nada, si no se inicia paralelamente el cambio y la transformaci¨®n de la ense?anza superior. Es la Universidad como forjadora de hombres y de ciudadanos quien tiene que dotar al profesional espa?ol de una nueva ?conciencia? que contribuya a la construcci¨®n y el establecimiento de la democracia, pues en definitiva es de la Universidad de donde debe salir la futura clase dirigente. Sin embargo, una simple observaci¨®n de la realidad nos demuestra que en este campo apenas se ha hecho nada o casi nada. Los estatutos de la mayor¨ªa de nuestras universidades fueron redactados en ¨¦poca de Franco, y -aunque caducados casi todos ellos- siguen estando provisionalmente vigentes; las elecciones a rector se aplazan de modo indefinido y la Ley de Autonom¨ªa Universitaria se congela por tiempo imprevisible...Hubo un momento de esperanza, cuando el 3 de agosto de 1979 el Ministerio de Universidades e Investigaci¨®n sac¨® un decreto por el que se propon¨ªa ?llevar a la Universidad espa?ola todas aquellas personalidades de acreditado prestigio en cualquiera de los campos de la ciencia y del saber que vienen desarrollando una constante y permanente labor, bien en Espa?a o bien en el extranjero?. Aunque el planteamiento era muy restrictivo, pues el decreto se dirig¨ªa con exclusividad incorporar personalidades excepcionales a la Universidad espa?ola, dejando intacta la estructura de ¨¦sta, en medios liberales y democr¨¢ticos se pens¨® que era una puerta abierta a futuras transformaciones y que demostraba una inequ¨ªvoca voluntad de cambio por parte de las nuevas autoridades ministeriales. Esta esperanza se vino pronto abajo y qued¨® desmentida por la realidad. El esp¨ªritu corporativista de los catedr¨¢ticos tradicionales y las actitudes reaccionarias de la mayor parte de las autoridades acad¨¦micas dio al traste con todas las expectativas. Los pocos nombres que se pudieron filtrar en las juntas de facultad y a trav¨¦s de los intereses corporativistas de las juntas de gobierno de cada Universidad, se encontraron con el muro infranqueable del consejo de rectores.
El lastre hist¨®rico de las oposiciones
Ahora bien, una tarea de an¨¢lisis como la propuesta exige comprender la estrecha vinculaci¨®n existente entre ese rechazo para el nombramiento directo de catedr¨¢ticos numerarios -por el que se repudia a prestigiosos profesores e investigadores- y el vigente y denostado sistema de )posiciones. No se trata de se?alar, una vez m¨¢s, los m¨²ltiples aspectos negativos que pueda tener tal sistema, lo que ha sido realizado en numerosas ocasiones y por plumas m¨¢s competentes que la m¨ªa. No se rechazan aqu¨ª las oposiciones por s¨ª mismas, que pueden tener, junto a los aspectos negativos aludidos, otros de ¨ªndole francamente positiva. En realidad, las oposiciones pueden ser buenas o malas, como cualquier otro m¨¦todo de selecci¨®n del profesorado universitario, y si nosotros las rechazamos aqu¨ª no es en base a sus m¨¦ritos o dem¨¦ritos abstractos y considerados fuera de las circunstancias concretas del momento que vivimos, sino por la funci¨®n negativa que tal sistema ha ejercido en el inmediato pasado. Es necesario preguntarse, por tanto, cu¨¢l ha sido esa funci¨®n, y en este sentido la contestaci¨®n es clara: las oposiciones han sido el instrumento de control ideol¨®gico ejercitado por el franquismo para la selecci¨®n del profesorado universitario.
El proceso es ampliamente conocido. Tras la guerra civil y la subsiguiente di¨¢spora intelectual, las c¨¢tedras universitarias quedaron vacantes en su inmensa mayor¨ªa. Los puestos vac¨ªos se fueron ocupando con criterios que, en puridad, nada tienen que ver con el valor intelectual, la competencia profesional u otros factores acad¨¦micos y espec¨ªficamente universitarios. Esto no quiere decir que no hubiera excepciones y que no se filtraran, bajo ese r¨ªgido control, gentes extremadamente competentes en su campo, pero no dejaban de ser excepciones, y como tales confirmadoras de la regla general. Y esa regla es que se atend¨ªa principalmente a la filiaci¨®n pol¨ªtica del candidato, a su lealtad comprobada al r¨¦gimen vigente o incluso a los m¨¦ritos de guerra debidamente acreditados. Luego, las oposiciones, con tribunales formados por miembros cuya adhesi¨®n a la causa estaba fuera de toda duda, hicieron lo dem¨¢s.
Rellenar c¨¢tedras vacantes
Pues bien, ¨¦stos son los criterios utilizados en la actualidad por las distintas instancias universitarias para la aceptaci¨®n o el rechazo de catedr¨¢ticos numerarios de Universidad. Es curioso que cuando se produjo en la primavera pasada la reuni¨®n del Consejo de Rectores que rechaz¨® a cinco de los diez candidatos propuestos por distintas universidades, las razones no fueron acad¨¦micas o universitarias. Se nos dieron entonces explicaciones sobre la militancia pol¨ªtica o la trayectoria ideol¨®gica y biogr¨¢fica tanto de los aceptados como de los rechazados, pero se nos priv¨® de toda informaci¨®n -o ¨¦sta fue m¨¢s bien escasa- sobre la valoraci¨®n cient¨ªfica o las aportaciones profesionales en el campo de su respectiva competencia. Esto significa, en la pr¨¢ctica, que los criterios utilizados para dirimir estos casos han sido predominantemente de car¨¢cter pol¨ªtico, y que las juntas de facultad, las juntas de gobierno y el consejo de rectores est¨¢n ejerciendo la funci¨®n de filtro ideol¨®gico-pol¨ªtico que hasta ahora ven¨ªan realizando las oposiciones. Es enormemente sintom¨¢tica la conducta que con relaci¨®n a este tema est¨¢ siguiendo la Universidad Complutense, cuyo rector, por cierto, lleva m¨¢s de un a?o fuera de su mandato oficial. La heredera de la antigua Universidad Central, que en el siglo XIX fue modelo de imitaci¨®n para el resto de las universidades espa?olas, deb¨ªa ser ahora tambi¨¦n pionera de la reforma universitaria, y en lugar de eso se ha convertido en refugio de las actitudes m¨¢s reaccionarias. No hay duda de que constituye una se?al muy alarmante el hecho de que dicha Universidad no haya presentado hasta el momento ni un solo caso para el nombramiento directo de catedr¨¢tico numerario, y que los poqu¨ªsimos que han llegado a su junta de gobierno han sido sistem¨¢ticamente boicoteados por ¨¦sta.
?s" evidente que con este planteamiento se ha desvirtuado totalmente el sentido que el Ministerio de Universidades e Investigaci¨®n ha querido dar al decreto de nombramiento extraordinario de catedr¨¢ticos, reparando injusticias que se han producido por discriminaciones pol¨ªticas intolerables -o situaciones similares- durante el r¨¦gimen de Franco. Al adherirse a esta actitud los ¨®rganos rectores de la Universidad han manifestado claramente su filiaci¨®n franquista, aunque de ellos haya que salvar a numerosas y honradas excepciones. La batalla, pues, hay que darla, una vez m¨¢s, en ese terreno que se ha llamado el franquismo sociol¨®gico y del cual la Universidad parece ser una muestra evidente. Las decisiones tomadas por las instancias universitarias respecto del tema que nos ocupa lo ha puesto de manifiesto con una actitud que no puede ser m¨¢s transparente, tratando de perpetuar los criterios utilizados en el sistema de oposiciones con otros modos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- MIU
- Opini¨®n
- UCD
- Rectores
- I Legislatura Espa?a
- Oposiciones
- Funcionarios
- Gobierno de Espa?a
- Universidad
- Comunidad educativa
- Funci¨®n p¨²blica
- Ministerios
- Legislaturas pol¨ªticas
- Educaci¨®n superior
- Gobierno
- Sistema educativo
- Espa?a
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Educaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Empleo p¨²blico
- Empleo
- Trabajo