Crist¨®bal Halffter: "Mi ¨²ltimo concierto refleja un cierto modo de pensar la m¨²sica"
La Orquesta de RTVE estrena ma?ana una obra del compositor
Crist¨®bal Halffter estrena ma?ana, en el teatro Real, su Concierto para viol¨ªn y orquesta. Es esta una temporada fecunda para el m¨²sico, que ya ha estrenado varias obras suyas, compone una versi¨®n para ¨®pera de Mariana Pineda de Federico Garcia Lorca, y ha cumplido los cincuenta a?os. Halffter dirigir¨¢ ma?ana y el s¨¢bado la orquesta de RTVE que interpretar¨¢ su obra. Christiane Edinger ser¨¢ la solista. El concierto responde, cuenta Halffter, a un encargo de Radio Nacional de Espa?a, que se lo pidi¨® para conmemorar el cincuenta aniversario del compositor. Seg¨²n ¨¦l, ?refleja un momento de mi vida y un cierto modo de "pensar la m¨²sica". En principio, deb¨ªa ser un concierto breve, pero, al hilo del trabajo, la obra fue tomando m¨¢s cuerpo?.
El 24 de marzo pasado cumpli¨® cincuenta a?os Crist¨®bal Halffter. Ese d¨ªa estrenaba en Basilea, dentro de un concierto organizado en su homenaje, una obra electr¨®nica con dos flautas. En su pa¨ªs, el aniversario no ha pasado inadvertido: sesiones mortogr¨¢ficas, presencia ante las dos orquestas estatales en esta temporada, homenaje en Villafranca del Bierzo (Le¨®n),y algunas cosas m¨¢s.?Yo me planteo hoy el trabajo composicional?, dice Halffter, ?a partir de una c¨¦lula ideol¨®gica y viva que, a modo de embri¨®n y con arreglo a la t¨¦cnica que en cada caso creo pertinente se desarrolla hasta tomar las proporciones que la idea inicial demanda.
El problema es valorar con exactitud la capacidad de desarrollo, el impulso que cada c¨¦lula comporta, a fin de no caer en excesivos y convencionales desarrollos (mal de ret¨®rica) 9, por el contrario, no explotar las posibilidades germinales del embri¨®n?.
Pregunta: Es frecuente en los compositores aceptar determinadas sugerencias externas, a veces no musicales, que funcionan a modo de ?punto de part¨ªda? o, por decirlo a la llana, de empuj¨®n. No se si es su caso.
Respuesta. No exactamente, pero es cierto que, para m¨ª, el inicio de una obra suele ser un dibujo. En ¨¦l veo con claridad el impulso de la idea que, pensada y realizada con los complejos medios de la escritura musical, podr¨ªa verse alterada, agredida casi, en su misma espontaneidad.
P. Esto parece algo as¨ª como la planificaci¨®n de la espontaneidad. A menos que la. fidelidad a la idea apresada gr¨¢ficamente sea relativa.R. Por supuesto. No se puede admitir la validez de una idea por el hecho de que sea espont¨¢nea. Tampoco la de un proceso. Es necesario un an¨¢lisis inmediato, lo m¨¢s riguroso posible, que me puede llevar a corregir, depurar y hasta sustituir los planes iniciales. A veces, los resultados finales difieren sustancialmente del proyecto primero.
P. El t¨¦rmino concierto implica una serie de supuestos hist¨®ricos y est¨¦ticos. ?En qu¨¦ medida los ha aceptado?
R. He escrito un concierto en el que el solista lo sea con toda la carga que la forma conlleva desde el XVIII hasta hoy. El instrumentista ha alcanzado un grado de perfecci¨®n t¨¦cnica como no pod¨ªa haberse so?ado antes. El compositor est¨¢ obligado a hacer uso de esa conquista. M¨¢s si se cuenta con una virtuosa de la talla incre¨ªble de Christiane Edinger.
P. Si comparamos su nuevo concierto con el que escribi¨® para el violonchelista Sigfried Palm, ?encontraremos grandes diferencias?
R. En el concierto de cello utilic¨¦ todo el bruitismo de que el instrumento es capaz. En el de viol¨ªn, todos los recursos pertenecen a la t¨¦cnica tradicional.
P. Hace unos d¨ªas, el 15 de este mes, dirigi¨® usted, por vez primera, la Orquesta Filarm¨®nica de Berl¨ªn, y, tambi¨¦n por primera vez, ha sonado m¨²sica suya tocada por ese conjunto que cada d¨ªa justifica, desde la realidad, el mito.
R. Cada a?o, la Filarm¨®nica berlinesa realiza un ciclo d¨¦ cuatro programas dedicados a la ?m¨²sica del siglo XX?. Esta vez lo he inaugurado yo con la obra de Luciano Berio sobre el Nocturno de Madrid, de Bocherini, ya conocida aqu¨ª; un concierto para viol¨ªn y orquesta del b¨²lgaro Nicolai Badinsky (que toc¨® precisamente la Edinger), y mis Eleg¨ªas. Cuanto diga de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn resultar¨ªa ocioso, por sabido. Pero no es lo mismo escucharla que dirigirla, comprobar c¨®mo hacen hasta el menor matiz, gozar de la calidad sonora, profunda, consistente, y de la gama din¨¢mica incre¨ªble.
P. ?En qu¨¦ beneficia y en qu¨¦ perjudica la dualidad compositor-director?
R. Soy m¨²sico y me gusta hacer m¨²sica: no s¨®lo pensarla y escribirla, sino tambi¨¦n interpretarla. Dirijo porque me encanta crear ese tiempo m¨¢gico en el cual una obra vive. Es tambi¨¦n una forma de creaci¨®n o, si se quiere, de recreaci¨®n. No veo otros efectos perjudiciales que, en lo profesional, el tiempo que me quita de componer y, en lo humano, que me obliga a estar fuera de casa, sin los m¨ªos. Todo lo dem¨¢s me parece positivo conocer nuevas posibilidades de conjuntar un todo complejo, individualizar la masa sonora.
P. Como tantos otros compositores de su generaci¨®n, est¨¢ metido en la empresa de escribir una ¨®pera, en su caso sobre el tema de Mariana Pineda, que se estrenar¨¢ en Stuttgart, en febrero de 1986. ?Considera la ¨®pera como un g¨¦nero v¨¢lido para los compositores de hoy?R. Siempre que se le d¨¦ un contenido que represente conceptos de nuestra ¨¦poca. Escribir una ¨®pera al estilo de Monteverdi, Mozart, Wagner, Puccini o Verdi es, adem¨¢s de presuntuoso, un trabajo in¨²til. Afirmar que la ¨®pera no es v¨¢lida en nuestro tiempo es tanto como decir que el teatro no existe. En Espa?a no hay tradici¨®n oper¨ªstica y se confunde la forma de teatro musical con un espect¨¢culo social. Eso s¨ª est¨¢ desfasado y es rid¨ªculo, pero aqu¨ª, como vivimos en otro mundo, a caballo entre el Tercer Mundo y los pa¨ªses desarrollados, no entendemos de qu¨¦ va.
P. Por qu¨¦ Mariana Pineda?
R. Mariana Pineda fue heroina y s¨ªmbolo a pesar suyo. Como Lorca. Y no cuento m¨¢s. Qui¨¦n tenga inter¨¦s que venga a verla cuando se estrene.
P. Desde la cima vital de los cincuenta a?os, ?c¨®mo ve su pasado?
R. Dediqu¨¦ mi vida, voluntariamente, a la m¨²sica. Quem¨¦ mis naves en la m¨²sica, consciente de mi responsabilidad como hombre y como m¨²sico. Lo que ha representado muchos esfuerzos e ilusiones, algunas plenamente colmadas. Lo principal es que vivo de la m¨²sica, me dedico a lo que me gustaba cuando ten¨ªa quince a?os, me sigui¨® gustando a los veinticinco y me sigue ilusionando.
P. En otro tiempo, los compositores a su edad eran "los maestros", es decir, algo m¨ªtico. Ahora esa consideraci¨®n quiz¨¢ la alcanzan s¨®lo ciertos int¨¦rpretes. ?Por qu¨¦?
R. Hoy los mitos son gentes vulgares que se acomodan a la vulgaridad ambiental, porque la sociedad no tiene, en general, ninguna gana de salir de ella. Lo m¨¢s elevado que estos mitos pueden llegar a ser, en m¨²sica, son int¨¦rpretes, siempre, cuando se dediquen a la m¨²sica del pasado.
Para ser mito tienes que vender tantas y tantas cosas, que creo no compensa. Hoy s¨®lo se puede ser mito si das a la sociedad aquello que te pide. Yo soy elitista y esteticista por naturaleza y por convicci¨®n, igual que soy
¨¢crata-autoritario-prisciano-cat¨®lico- liberal. Creo en el m¨¢s all¨¢ que, en gran parte, est¨¢ en el ac¨¢, y no he pertenecido, pertenezco ni pertenecer¨¦ a grupo, partido, asociaci¨®n pol¨ªtico confesional de ideas y creencias de la que forme parte m¨¢s de una persona. Es decir: otro y yo ya somos muchedumbre incontrolable con la que no me siento a gusto. As¨ª no se puede llegar a ser mito, en un mundo en el que forzosamente tienes que consumir lo que te imponen o en el que tienes que crear lo que los consumidores te solicitan.
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