La obra de Robert L. Stevenson se convierte en una moda literaria
Guelbenzu, Savater y Cabrera Infante hablan sobre el escritor escoc¨¦s
Desde las trastiendas de los libreros de viejo a las galeradas de nuevas ediciones, el nombre de Stevenson suena como una moda. La stevensonman¨ªa tiene dos caras: por un lado, la de la recuperaci¨®n del escoc¨¦s, sellado esta vez con el marchamo de la calidad y la lectura para adultos. Por otro, su justificaci¨®n como la ¨²nica literatura ?que interesa?, desde el punto de vista comercial y hasta hedonista, le hace entrar en el debate que divide la creaci¨®n espa?ola en los ¨²ltimos tiempos. Esta p¨¢gina es una aproximaci¨®n a esta moda y este debate.
Con raz¨®n o sin ella, Robert Louis Stevenson puede convertirse en, manzana de diversas discordias. Por un lado, libre de derechos de autor, son muchas las editoriales que le est¨¢n publicando, y no s¨®lo en Espa?a. Naturalmente, no las obras de siempre, las lecturas de adolescentes, sino las otras novelas, hasta ahora muy dif¨ªciles de encontrar, y la poes¨ªa y los ensayos Por otra parte, su nombre y las supuestas caracter¨ªsticas de su literatura se pueden convertir, y de hecho se han convertido muchas veces, en arma arrojadiza contra todo un cap¨ªtulo de la literatura contempor¨¢nea: la bien o mal llamada literatura experimental, la bien o mal llamada escritura de calidad. En cualquier caso, defensores y detractores defienden en realidad distintas comprensiones de la literatura, con m¨¢s o menos matices como se puede ver en las declaraciones que siguen de Guillermo Cabrera Infante, Fernando Savater y Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu.
Savater: las razones de una pasi¨®n
En el peque?o ensayo publicado hace ya algunos a?os en la revista La Gaya Ciencia, y con el que abr¨ªa su libro La infancia recuperada, Fernando Savater distingu¨ªa entre la ?narraci¨®n-narraci¨®n? y lo que podr¨ªamos llamar, simplificando conscientemente, ?la otra literatura?. Savater apostaba por el escritor que cuenta historias, que prende al lector en una acci¨®n, que le incluye en una aventura. Y se pod¨ªa leer su preferencia por un lenguaje transparente, veh¨ªculo flexible de la historia misma, que habr¨ªa de primar ante los dem¨¢s elementos del texto. Stevenson -Savater prolog¨® al menos sus ensayos, De virginibus puerisque- aparec¨ªa en seguida como el prototipo de esta literatura.?Stevenson mismo?, dice Savater tras reconocer su pasi¨®n, ?es la raz¨®n de ¨¦sta. Es el ¨¢pice de la literatura que podr¨ªamos llamar de acci¨®n y de aventura. Adem¨¢s, las novelas de Stevenson est¨¢n llenas de fuerza m¨ªtica y son una reflexi¨®n sobre el destino del hombre. Esta carga digamos ¨¦tica aparece m¨¢s clara ahora, en que nuevas lecturas pueden sacar a Stevenson de su caracterizaci¨®n como literatura infantil?. ?En este descubrimiento?, dice, ?han tenido mucho que ver padrinazgos como el de Jorge Luis Borges?, que tambi¨¦n funcionan a la hora de este boom. ? Pero no hay que olvidar que en este momento la gente est¨¢ mostrando su inter¨¦s por una literatura no psicol¨®gica, no experimental, etc¨¦tera?.?Tengo que aclarar?, sigue diciendo, ?que me parecer¨ªa completamente rid¨ªculo convertir a Stevenson en el paradigma o en la norma de nada. Si todo el mundo escribiera como ¨¦l, la literatura ser¨ªa tan aburrida como si todo el "mundo lo hiciera como Claude Simon. L¨ªbrenos Dios de una pl¨¦yade de imitadores del escoc¨¦s, y l¨ªbrenos tambi¨¦n de imponer nuestras limitaciones?.Pero, claro, de gustos tambi¨¦n hay que hablar. ?Yo soy totalmente polite¨ªsta en mis gustos?, dice Savater. ?No me imagino la literatura antes de leerla, y entonces prefiero los textos que desmienten todo aquello que yo cre¨ªa que me gustaba en literatura?. As¨ª que, para terminar, no cree Savater que la stevensonman¨ªa sea carta de naturaleza de nadie ni arma contra nadie: ?Bueno, es la pedanter¨ªa de los que dicen ahora que Gu¨ªllermo Brown es muy bueno y muy serio, los que recientemente se deshicieron en alabanzas del comic de Flash Gordon y se han escandalizado con la pel¨ªcula... En fin, los que andan poniendo el sello de calit¨¦ a las cosas. Es lo malo de las modas. Lo bueno es que la existencia de ediciones en castellano va a permitir leer a este gran escritor a gente que no hab¨ªa llegado a ¨¦l?
Cabrera Infante:
?Stevenson es un escritor menor?, dice Guillermo Cabrera Infante. ?Ha escrito, es cierto, una obra maestra, El extra?o caso del doctor Jeckill y mister Hyde, que, en definitiva, es una novelita. Tambi¨¦n tiene una prosa extraordinaria, pero a¨²n es mejor la del cardenal Newman, y eso no le hace, naturalmente, un gran novelista ni un gran escritor?. ?A Stevenson?, sigue diciendo, ?le ha favorecido la opini¨®n de escritores como Henry James y Joseph Conrad, o de hoy, como Nabokov y Borges. Todos ellos hablan exclusivamente del doctor Jeckill y mister Hyde, que, por otra parte, fue escrita, como se sabe, despu¨¦s de leer el William Wilson, el cuento de Edgard Allan Poe. El ¨¦xito que tiene en Espa?a recientemente para m¨ª es una sorpresa. Y m¨¢s que nada el de novelas como El se?or de Balantrae, absolutamente ilegibles?.Es tradici¨®n salvar tambi¨¦n La isla del tesoro. ?Yo la le¨ª cuando muchacho. No creo que resista una lectura con m¨¢s a?os?. ?Prefiero?, dice Cabrera Infante, ?mil veces ese mal escritor que es Dickens... ? Naturalmente, la literatura que hace y defiende el novelista cubano se puede ver tambi¨¦n detr¨¢s de su opini¨®n sobre este escritor, que ahora se convierte en una prueba. ?En su ¨¦poca hac¨ªan literatura, y no simple buena prosa, Henry James o Lewis Carroll. Y no creo que se pueda oponer a sus inmediatos, como a Joyce, por hablar s¨®lo de la literatura en su lengua. Sinceramente?, termina, ?yo prefiero a Rider Haggard, aunque escriba peor... El boom de Stevenson es consecuencia de la mala influencia de Borges, igualmente mala cuando exalta a un escritor mediocre como Cansinos Assens?.
"Stevenson, un escritor menor"
Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu mantiene una posici¨®n fundamentalmente esc¨¦ptica. Sobre la stevensonman¨ªa dice: ?En un pa¨ªs como este, el p¨²blico est¨¢ deseando que alguien le sugiera qu¨¦ le tiene que gustar; cualquier cosa que le evite entrar en librer¨ªas y pensar qu¨¦ compra y qu¨¦ lee...?. Pero la l¨ªnea Stevenson se utiliza a veces contra la novela experimental. ?No hay quien haga novela experimental en un pa¨ªs sin ninguna tradici¨®n al respecto, y Espa?a no la tiene. Lo explica muy bien Eliot, as¨ª que no lo voy a hacer yo... Por otra parte, en castellano y en Espa?a tampoco hay tradici¨®n de novela aventurera. Nos guste o no, el Amazonas no queda aqu¨ª, por citar un ejemplo. Se puede hablar, como mucho, de alg¨²n r¨ªo truchero... Por eso, entre otras cosas, no existen ni la llamada novela de aventuras ni la llamada experimental. Y s¨ª existen, en cambio, narraciones lineales, de argumento m¨¢s o menos apasionante, sobre temas humanos... Si eso es narrativa de aventura, de acci¨®n, en fin, entonces s¨ª hay cierta tradici¨®n: Baroja, Valle-Incl¨¢n... Pero si necesita, adem¨¢s, un ambiente ex¨®tico, entonces... Nuestra tradici¨®n est¨¢, creo, en El Quijote, en Cara de plata y cosas as¨ª?.?Tampoco hay?, sigue Guelbenzu, ?una tradici¨®n de novela policial. ?Y qu¨¦? Tampoco creo que eso sea lamentable... En cuanto a la literatura que realmente se hace aqu¨ª, y al juicio que merece, a las guerrillas de tendencias, yo creo que es un problema de mundillos cerrados, y faltan novelistas j¨®venes que est¨¦n construyendo mundos propios o narrativas propias. En cuanto a la moda de la novela-novela, o la de la narraci¨®n-narraci¨®n, soy incapaz de tener una actitud. De verdad, lo ¨²nico que me interesa cuando leo es que el libro est¨¦ bien escrito ?.
Guelbenzu:
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.