La mejor "novela" de Blasco Ib¨¢?ez fue su tarea de colonizador en Am¨¦rica
Termin¨® en Valencia el simposio sobre la obra del escritor y pol¨ªtico
Durante una semana, investigadores de diversos cenl,ros universitarios y de otro car¨¢cter de varias nacionalidades se reunieron en Valencia para estudiar la vida y la obra de Vicente Blasco Ib¨¢?ez. Un acto, celebrado el pasado s¨¢bado, marc¨® la conclusi¨®n de este simposio, organizado por la sociedad cultural Nostra Valencia. Los debates celebrados a lo largo de la semana versaron sobre la narrativa del autor valenciano, sus art¨ªculos period¨ªsticos, su actuaci¨®n pol¨ªtica como diputado republicano y su faceta humana, en la que destaca su aventura colonizadora en Argentina, as¨ª como su estancia en Estados Unidos de Norteam¨¦rica.
Sobre el escritor Vicente Blasco Ib¨¢?ez se han escrito infinidad de trabajos, divulgando sus f¨¢cetas de pol¨ªtico republicano y escritor naturalista, de periodista y hombre que se dio a conocer universalmer te por medio del cine. Sin embargo, su legendaria figura, que dej¨® una estela ¨¦pica en tierras argenl,inas, donde fund¨® dos colonias agr¨ªcolas con valencianos confiados en la buena estrella de don Vicente, permanece todav¨ªa poco conocida.Una de las biograf¨ªas dedicadas a descubrir aspectos in¨¦ditos de su trayectoria vital fue titulada La mejor novela de Vicente Blasco Ib¨¢?ez: su vida. Lo hab¨ªa dicho a su familia: ?Yo quisiera que la mejor de rais novelas fuera mi propia vida. Hay tiempo. Voy a vivir ochenta ahos?. Y, ciertamente, aunque vivi¨® menos de lo que pensaba, agot¨® con fruici¨®n todas las posibilidades que le ofreci¨® su tiempo. Incluso la de ser un colonizador en tierras americanas en busca de fortuna. Tal vez el primero y ¨²ltimo espa?ol que, reci¨¦n estrenado el siglo XX, sigui¨® los pasos de los descubridores.
Argentina preparaba en 1910 el centenario de su independencia. El Gobierno consider¨® llegado el momento de normalizar sus relaciones con Europa, en especial con el pa¨ªs que mayor huella hab¨ªa dejado en su identidad cultural, e invit¨® a un espa?ol, Vicente Blasco Ib¨¢?ez, para dar una serie de conferencias sobre aspectos de la cultura occidental. Blasco era corresponsal del diario La Naci¨®n, de Buenos Aires, en Madrid, y por ello ten¨ªa ya prestigio en el pa¨ªs. Al terminar la gira, el presidente de la Rep¨²blica, doctor Figueroa Alcorta, le propuso escribir la monumental obra Argentina y sus grandezas. Era el mejor homenaje cultural para conmemorar el centenario. Y, a cambio, Blasco recibi¨® todo tipo de facilidades para convertir en realidad sus sue?os de encontrar El Dorado americano.
Blasco estuvo ?pose¨ªdo por un extra?o esp¨ªritu de conquistador, como Alonso de Ojeda, Orellano y otros?, afirma Jos¨¦ Blanco Amor, periodista argentino de origen gallego. ?Blasco se sinti¨® capaz, con cuatro siglos de diferencia, de colonizar tierras argentinas; olvidando su pasi¨®n por la pol¨ªtica y su carrera de escritor, quiso probar a ser millonario?. Los bi¨®erafos de Blasco Ib¨¢?ez recogen el motivo de esta aventura colonial. ?Yo estaba abocado a ser un precursor, como los hay en el origen de cada familia de millonarios de Am¨¦rica Latina?, afirmaba el escritor. Movido por esta pasi¨®n, desde las p¨¢ginas de su diario El Pueblo convence a numerosas familias de valencianos, expertos en la agricultura de regad¨ªo, para crear las colonias de Cervantes, junto al valle del r¨ªo Negro, al sur de Buenos Aires, y Nueva Valencia, m¨¢s al Norte, a orillas del r¨ªo Paran¨¢ y a escasos kil¨®metros de Corrientes.
Una superficie en total superior a las 7.500 hect¨¢reas, cedidas por el Gobierno con buenas condiciones.
Consolidar lo espa?ol
A lo largo de tres a?os, Blasco se afan¨® en convertir su sue?o en una realidad rentable y redentora de las condiciones en que los nativos ven¨ªan explotando la tierra. ?Hay que procurar, con una empresa seria de colonizaci¨®n?, escrib¨ªa a su amigo Francisco Sempere, ?que el elemento espa?ol se haga due?o de la tierra y no vaya ¨¦sta cayendo en manos de italianos y alemanes, como ocurre hasta ahora; gentes que borran la influencia de nuestro idioma y nuestra raza en este pa¨ªs de origen espa?ol?.
Pero las promesas de los dirigentes argentinos, pasada la euforia del centenario, no se concretaron en ayudas, y la colonizaci¨®n de Blasco encontr¨® enormes dificultades para salir adelante. Hizo un corto viaje a Europa para encontrar fondos, sin resultado, hasta que opt¨® por traspasar las tierras, en donde hoy queda el recuerdo de los nativos y los hijos de aquellos valencianos de la expedici¨®n.
?Cuando regres¨® a Europa llamado por la actualidad de la primera guerra mundial?, se?ala Blanco Amor, ?se sent¨ªa derrotado y estafado, aunque no lo dijera. Blasco hab¨ªa cumplido su ambici¨®n personal, pero Argentina no cumpli¨® con ¨¦l. Este pa¨ªs le quiso convertir en un colonizador para reforzar su propio mito de pa¨ªs con futuro que cumple cien a?os de independencia. Pero no le dio dinero?. En adelante, pese al fracaso, Blasco reflejar¨ªa en sus novelas su experiencia argentina. Y cuando, a?os despu¨¦s, cruz¨® de nuevo el Atl¨¢ntico, fue para vivir en Estados Unidos, donde, all¨ª s¨ª, la euforia de los locos a?os veinte le compensaron con el ¨¦xito y la fortuna.
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