La RAI emitir¨¢ el documental televisivo sobre la prostituci¨®n
La cadena estatal de la televisi¨®n italiana acord¨® ayer emitir el pr¨®ximo jueves el programa documental sobre la prostituci¨®n, que suspendi¨® anteayer despu¨¦s de recibir su director un telegrama del presidente de la Comisi¨®n de Vigilancia Parlamentaria de la RAI, el democristiano Bubbico, que ped¨ªa la supresi¨®n del filme. La obediencia de la cadena estatal a la sugerencia del diputado Bubbico, democristiano, caus¨® un gran revuelo en Italia. En c¨ªrculos religiosos italianos, se deplor¨® ayer la decisi¨®n final de emitir el programa en fecha pr¨®xima y se consider¨® como una provocaci¨®n que fuera el d¨ªa elegido coincidente con la festividad de San Jos¨¦.
?La prostituta francesa Veronique, censurada por la televisi¨®n, se ha convertido en un caso de Estado?, escribi¨® ayer el diario romano Paese Sera. En verdad, ayer, toda las vestiduras de la Prensa de Italia se rasg¨® las vestiduras ante la primitive decisi¨®n de la RAI- la cadena estatal de televisi¨®n-de suspender, s¨®lo una hora antes de la transmisi¨®n, un panorama que, con raz¨®n o sin ella, se hab¨ªa convertido por la publicidad en un caso excepcional.Exceto dos o tres diarios marcadamente conservadores como Il Tempo, de Roma, e Il Giornale, de Mil¨¢n, toda la Prensa nacional reaccion¨® duramente ante lo que Il Messagiero, con grandes titulares en primera p¨¢gina, calific¨® de ?abuso inaudito, que estrangula el plurilismo y la autonom¨ªa de la televisi¨®n?. Todos los diarios le dedicaron, adem¨¢s de un amplio espacio informativo, un editorial. El m¨¢s mordaz fue el de Reppublica, que titul¨® su comentario con estas palabras: ? ?Cu¨¢ntos esclavos en televisi¨®n!?.
El diario socialista Avatiti escribi¨®: ?El pueblo italiano es libre y mayor de edad y la iniciativa de censura del presidente Bubbico representa un precedente preocupante?. Por su parte. Corriere della Sera, que es el primer diario del pa¨ªs y que se hab¨ªa mostrado anteriormente m¨¢s bien en contra del programa, esta vez titula a cuatro columnas en primera el acto de censura Y publica el texto de los encuentros m¨¢s importantes de la prostituta con sus clientes.
Las primeras reacciones de los observadores extranjeros ante el eco que el caso ha empezado a tener en los medios de informaci¨®n fueron que este hecho demuestra la madurez de fondo de los italianos en materia de libertad de expresi¨®n. Es un tema casi tab¨². Nada ofende tanto a este pa¨ªs como el que se le considere menor de edad y por tanto obligado a que alguien, desde el poder, le diga lo que debe o no debe ver.
El programa
Por otra parte, todos los comentaristas que hab¨ªan visto ya el programa, entre ellos EL PAIS, aseguran que se trata de una proyecci¨®n m¨¢s bien gris, mon¨®tona y triste.Durante la hora de programa pasan ante Veronique once personajes. Entre ellos, un representante de comercio, un polic¨ªa, un masoquista, un degenerado sexual, un casado que ense?a la fotograf¨ªa de su mujer y de sus ni?os, un joven que habla de su novia, un exhibicionista, etc¨¦tera.
El primero que desfila es uno que en vez de 3.000 pesetas pide pagar s¨®lo la mitad. De quince minutos que dura todo, diez se los pasa regateando el precio. El segundo se ve s¨®lo con el torax desnudo. Se acuesta, hacen el amor, pero es todo tan difuminado y cortado, de modo que apenas se advierte. El tercero no se ve. Es una conversaci¨®n por tel¨¦fono. Como Veronique habla mal el italiano, este hombre se esfuerza en hablar en franc¨¦s. Quiere saber de qu¨¦ color son los pelos de la prostituta. Ella entiende cabellos y dice: ?Rubios?. El insiste: ?No, los de abajo?. Ella entiende las piernas y responde: ?Bonitas?. Por fin entiende y dice: ?No quiero hablar de estas cosas por tel¨¦fono?. El cuarto se entrev¨¦ desnudo acostado en la cama. Ella est¨¢ desnuda de pie. Se desarrolla este di¨¢logo: ?Coge la correa y p¨¦game?, dice el hombre. Ella le pregunta por qu¨¦ le gustan estas cosas: ?Porque es distinto. Si no, ser¨ªa siempre igual?.
El quinto ha sido quiz¨¢ el personaje que m¨¢s ha preocupado a los democristianos. Es un joven. Entra el d¨ªa en que Veronique tiene vacaciones; ?Yo soy un polic¨ªa?. Le pregunta ella si sabe hablar franc¨¦s. El repite la frase: ?Soy un polic¨ªa?, e insiste en que tiene que hacer el amor y ?sin pagar?. Ella se defiende diciendo que es su d¨ªa libre: ?Yo soy un polic¨ªa y t¨² una prostituta. Y como sabes las prostitutas tienen que tener los papeles en regla con la polic¨ªa y casi nunca los tienen. T¨² tampoco?. Veronique insiste: ?Yo no tengo nada pendiente ?. Ante la pistola la prostituta se acuesta con el joven. Se le ve vestirse y recoger la pistola. Veronique, cuando se va el polic¨ªa, llora en un rinc¨®n de la habitaci¨®n. Otro, personaje muy interesante para los psicoanalistas es el que le pide que le mire mientras orina: ?Lo ves, mam¨¢, como soy bueno?, se le oye decir desde el retrete. No se le ve. En la RAI se ha creado ya un comit¨¦ de lucha en defensa de las autoras del programa censurado, y, se ha anunciado una huelga.
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