El Gobiemo italiano adopta severas medidas econ¨®micas para controlar la inflaci¨®n
El presidente del Gobierno italiano, Arnaldo Forlani, les amarg¨® el domingo a los italianos anunci¨¢ndoles durante la noche, desde las pantallas de la televisi¨®n, ?severas medidas econ¨®micas?, que comprenden una devaluci¨®n de la lira del 6% en relaci¨®n con el Sistema Monetario Europeo, el aumento desde el 16,50% en el indice de inter¨¦s bancario hasta el 19%, que es el m¨¢s alto desde la posguerra, y el aumento de las reservas obligatorias de las bancas, desde el 15,75% al 20%, sobre los dep¨®sitos de nueva formaci¨®n. A estas medidas hay que a?adir el bloqueo de los aumentos de sueldos a todos los m¨¦dicos y el control de todos los contratos de los trabajadores del sector p¨²blico.
La grave decisi¨®n del Gobierno, que ocupaba ayer todas l¨¢s pr¨ªmeras p¨¢ginas de los diarios con grandes titulares, fue tomada en un borrascoso Consejo de Ministros, donde estuvo a punto de producirse la crisis de un Gobierno que en las ¨²ltimas semanas hab¨ªa ya ca¨ªdo en minor¨ªa en el Parlamento m¨¢s de diez veces. El pre sidente del Ejecutivo, cuando hablaba al pa¨ªs, se limit¨® a decir que los italianos son como una familia ? que ha gastado m¨¢s de lo que ha ganado?, y que por tanto tiene que apretarse el cintur¨®n.La,Comisi¨®n Europea ha juzgado oportuna esta decisi¨®n del Gobierno italiano seg¨²n ha declarado en Bruselas un portavoz de la misma. En ella se considera que la devaluaci¨®n del 6% en su moneda le concede a Italia una ventaja importante de cara a su pol¨ªtica de exportaciones de productos agr¨ªcolas y que, por el contrario, perjudica al resto de los pa¨ªses europeos cuando env¨ªen sus productos a Italia.
Los expertos, por su parte, se han apresurado a decir que no se debe hablar propiamente de una devaluci¨®n, sino de un ajuste de la lira, que se beneficiaba ya de un r¨¦gimen especial dentro del SME.
La reacci¨®n de la oposici¨®n de izquierdas y de los sindicatos ha sido dura, de manera inmediata. El comunista Di Giulio, miembro de la direcci¨®n yjefe de diputados de su partido en,el Parlamento, ha declarado: ?Esto no es un Gobierno, es una ficci¨®n jur¨ªdica?; y ha a?adido que es la mejor respuesta a quienes acusaban al par tido comunista de ser alarmista en materia de econom¨ªa.
El secretario general del gremio sindical CGIL, el comunista Luciano Lama, ha declarado en seguida: ?Las medidas adoptadas har¨¢n disminuir la producci¨®n, los puestos de trabajo y los ahorros familiares. El Gobierno nos lleva a la bancarrota?. Incluso Giorgio Benvenuto, secretario general del gremio UIL, que siendo socialista deber¨ªa estar a favor del Gobierno de centro-izquierdas, ha declarado que estas medidas ?tendr¨¢n duras repercusiones sobre la defensa y el desarrollo de la ocupaci¨®n?.
Los ministros econ¨®micos libraron una verdadera batalla entre los democristianos y los socialistas. Ya en los ¨²ltimos d¨ªas, el ministro de Finanzas, el socialista Reviglio, estuvo a punto de dimitir. Las medidas tomadas por el ministro del Tesoro, el democristi.ano Andreatta, hubieran provocado las dimisiones de los ministros socialistas si no estuviera a las puertas el importante congreso nacional del partido.
Los industriales acusan al Gobierno de que durante meses ?ha vivido sin una aut¨¦ntica pol¨ªtica econ¨®mica?, y a los ministros de esta materia, porque ?siempre estaban pele¨¢ndose entre ellos?.
El Gobierno, por su parte, justifica estas medidas con el lenguaje de las cifras: en 1980, la gr¨¢fica de los consumos ha aumentado un 5%, m¨ªentras que en .el extranjero ha disminuido. La deuda mensual con la balanza de pagos hab¨ªa llegado a 150.000 millones de pesetas y la inflaci¨®n, antes de acabar el primer trimestre, hace pensar que sobrepasar¨¢ en 1981 el 20%, como en los ¨²ltimos a?os.
La banca de Italia puso los datos dram¨¢ticos de la situaci¨®n sobre el tapete y el Gobierno se vio obligado a tomar medidas dr¨¢sticas.
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