Un desaf¨ªo
La ¨®pera, sobre todo cuando es de aluvi¨®n, como en estas temporadas madrile?as, no permite demasiado refinamiento en la parte teatral; en la direcci¨®n de escena. Las primeras partes viajan de contrato en contrato: apenas llegan a tiempo para ensayar un par de d¨ªas. Su colocaci¨®n en escena, sobre todo en las obras de gran repertorio, est¨¢ prefigurada (de cara al p¨²blico); sus ademanes y gestos, por el canto y no por la acci¨®n. Tampoco se pueden seleccionar por su apariencia f¨ªsica, m¨¢s o menos adecuada al papel, sino por sus voces. Requieren tambi¨¦n que las luces se centren en ellas abandonando toda su verosimilitud y su coloraci¨®n de la escenograf¨ªa. Por eso, s¨®lo en las compa?¨ªas estables de teatros exclusivamente de ¨®pera se pueden hacer puestas en escena realmente dignas.Todo se multiplica en el caso presente. El escenario del teatro de la Zarzuela no es bastante, los presupuestos oficiales no son muy elevados y El trovador, de Verdi, es un desaf¨ªo: ocho decorados, coros que necesitan n¨²mero y movilidad, abundancia de vestuario. Jos¨¦ Luis Alonso se ha defendido como ha podido. Es decir, con una sumisi¨®n a las normas cl¨¢sicas telones pintados. Son de una gran belleza. Est¨¢n inspirados en grabados de Gustavo Dor¨¦ y le dan el sombr¨ªo tono de romanticismo desesperado que requiere el melodr¨¢ma de Garc¨ªa Guti¨¦rrez que recogi¨® el letrista de Verdi. Los coros, bien nutridos con comparsas, se amontonan en el exiguo espacio de que disponen; el hecho de que puedan moverse y dar alguna sensaci¨®n de verosimilitud es, ya un alarde. Cuando son estampa, est¨¢n bien agrupados y distribuidos. La parte actoral de las figuras es la m¨ªnima; mejor la mezzo Mar¨ªa Luisa Nave, que tiene alg¨²n cuidado dram¨¢tico con su personaje. El trabajo de direcci¨®n, en este caso, est¨¢ desproporcionado: los esfuerzos son enormes, el resultado corto. Porque los condicionamientos y las circunstancias no dan m¨¢s de s¨ª.
De todas formas, el p¨²blico no es demasiado exigente en este aspecto: va, sobre todo, a o¨ªr. Y se conforma con lo convencional.
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