Una c¨¦lula el¨¦ctrica y un ordenador, culpables del aplazamiento
Los primeros en advertir que algo no funcionaba bien en la nave espacial Columbia fueron los propios astronautas, John Young y Robert Crippen, quienes detectaron la luz correspondiente a una c¨¦lula de combustible centelleando en su cabina.Esta fue la primera aver¨ªa, surgida media hora antes de la prevista para el lanzamiento. La segunda, minutos m¨¢s tarde, afect¨® a uno de los cinco ordenadores que deber¨ªan velar, al un¨ªsono, por el buen funcionamiento del aparato durante el lanzamiento, el recorrido de las 36 ¨®rbitas y el aterrizaje a las 46 horas y media de vuelo.
La c¨¦lula averiada, junto a otras dos, tiene por misi¨®n producir energ¨ªa el¨¦ctrica mediante la reacci¨®n qu¨ªmica entre el hidr¨®geno y el ox¨ªgeno, lo que permite el paso de una corriente de electrones entre un c¨¢todo y un ¨¢nodo, fabric¨¢ndose como subproducto mol¨¦culas de agua.
Los norteamericanos son los ¨²nicos, a ra¨ªz de las misiones Gemini, que utilizan este tipo de c¨¦lulas de combustible para generar energ¨ªa, y no es ¨¦sta la primera ocasi¨®n en que surgen problemas relacionados con su funcionamiento.
Concretamente, en abril de 1970 hizo explosi¨®n uno de los balones de hidr¨®geno que alimentaba una de las c¨¦lulas del Apolo 13, poniendo en peligro la vida de la tripulaci¨®n que viajaba hacia la Luna.
El ox¨ªgeno y el hidr¨®geno se encuentran en estado l¨ªquido a menos de 176 grados cent¨ªgrados, el ox¨ªgeno, y de 251 grados, el hidr¨®geno.
El ordenador que fall¨® es el que la nave llevaba de reserva, y cuya misi¨®n es precisamente controlar a los otros cuatro cerebros electr¨®nicos de la Columbia, a raz¨®n de cuatrocientas veces por segundo. De estas computadoras dependen todas las operaciones necesarias para la navegaci¨®n, as¨ª como el control de los miles de instrumentos que se encuentran a bordo.
En realidad, casi todo depende de la inform¨¢tica en la nave Columbia. En comparaci¨®n con los Apolo, por ejemplo, la velocidad de los ordenadores es cuarenta veces superior, y su capacidad de memoria est¨¢ multiplicada por cinco. Los miembros de la tripulaci¨®n pueden hacerles m¨¢s de mil preguntas. Y son los ordenadores los que han de calcular el retorno de la nave y definir la trayectoria que seguir¨¢ para tomar tierra, lo que har¨¢ como si fuera un planeador normal.
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