El programa econ¨®mico de Mitterrand y la crisis
Ya tuvo lugar el ¨¦xito electoral de Mitterrand, que inicia una ¨¦poca de esperanza para la izquierda despu¨¦s de tantos sinsabores, de tantas opiniones, mejor o peor fundadas, favorables a la idea seg¨²n la cual hay un proceso de derechizaci¨®n creciente en las sociedades occidentales actuales. Se comienza una nueva etapa y el proceso de derechizaci¨®n no es evidente ni mucho menos, Otros datos, otros indicadores, en algunos pa¨ªses apuntan en favor de que est¨¢ realiz¨¢ndose un cambio y de que una situaci¨®n nueva est¨¢ abri¨¦ndose camino. En cualquier caso, en Francia, la segunda vuelta dilucid¨®, a mi juicio, el dilema entre el mantenimiento del pasado proyectando su gris imagen hacia el futuro o bien la organizaci¨®n del cambio. Mitterrand y Giscard representan modelos de sociedad distintos, porvenires diferentes, m¨¢s all¨¢ incluso de sus propias intenciones, de sus propios intereses electorales.Uno de los ternas b¨¢sicos de la campa?a electoral ha sido el econ¨®mico, como ahora lo ser¨¢ en las elecciones legislativas previstas. Dentro de esa tem¨¢tica ocupa un papel b¨¢sico el problema del empleo, de un paro que crece y al que es preciso poner fin. La crisis econ¨®mica francesa se inserta en la crisis mundial, y las elecciones presidenciales fueron una ocasi¨®n excelente para expresar ante los franceses los posibles remedios ante la crisis, las distintas soluciones para defenderse de ella y para tratar de remontarla. Desde el reaganismo patrocinado por Chirac hasta el plan socialista de seis medidas para fomentar el empleo, pasando por el continuismo representado por Giscard d'Estaing, as¨ª como por las ideas del Partido Comunista franc¨¦s, hay un arsenal interesante de sugerencias y medidas econ¨®micas que son expresivas de diferentes filosof¨ªas econ¨®micas y pol¨ªticas. Voy a exponer con suma brevedad las propuestas socialistas.
El programa econ¨®mico que los socialistas franceses han elaborado para enfrentarse a la crisis est¨¢ construido b¨¢sicamente sobre la hip¨®tesis de que el mercado interior se expanda a trav¨¦s de un crecimiento del poder adquisitivo de los salarios bajos. As¨ª se produce un incremento de la demanda que se dirige hacia algunos sectores de la econom¨ªa y esto se une a otras medidas para intentar producir una salida de la crisis. Aumento de la inversi¨®n p¨²blica y creaci¨®n de puestos de trabajo en servicios p¨²blicos (educaci¨®n, sanidad, correos, servicios sociales, etc¨¦tera), adem¨¢s del incremento en la demanda mediante el alza de los salarios antes indicada, inducir¨ªa a una reabsorci¨®n del paro, m¨¢xime si se tienen en cuenta las medidas incluidas en el programa y encaminadas a repartir el trabajo disponible.
Como ha dicho Jacques Attali, asesor econ¨®mico de Mitterrand, la reconquista del mercado interior exige producir en Francia lo que actualmente es importado, y por esto es necesario acelerar el ritmo de inversiones en los sectores con futuro, sectores entre los que el projet socialiste para la Francia de los a?os ochenta cita: las industrias de tratamiento y de transmisi¨®n de la informaci¨®n, los transportes, la bio-industria, las industrias agroalimentarias, etc¨¦tera. Claro es que todo esto supone una planificaci¨®n democr¨¢tica, una extensi¨®n del sector p¨²blico y una conjunci¨®n de pol¨ªticas diferentes. Como es sabido, hay prevista una ampliaci¨®n del sector p¨²blico a trav¨¦s de la nacionalizaci¨®n de algunas empresas en sectores claves y muy espec¨ªficamente en el sector financiero. Hay tambi¨¦n una voluntad de planificar, y Mitterrand ha insistido en la necesidad de una planificaci¨®n democr¨¢tica.
Por otra parte, la pol¨ªtica ante la crisis no es solamente una pol¨ªtica de reactivaci¨®n de la demanda a trav¨¦s de medidas de corte keynesiano ni tampoco exclusivamente una pol¨ªtica de reducci¨®n de costes, o sea, una pol¨ªtica de oferta. El programa socialista franc¨¦s trata de combinar ambos tipos de pol¨ªtica, teniendo, adem¨¢s, en cuenta el contexto internacional, pues es claro que nos estamos desenvolviendo todos en el marco de una nueva divisi¨®n internacional del trabajo y esta realidad es muy importante, exigi¨¦ndonos un an¨¢lisis que siempre est¨¦ conectado con la apreciaci¨®n de los cambios en ese terreno.
En cualquier caso, esa pol¨ªtica econ¨®mica se despliega hacia unos objetivos claros y en concreto hacia la reducci¨®n de las desigualdades, el pleno empleo y una nueva organizaci¨®n de las relaciones humanas, caracterizada por la disminuci¨®n del papel de las relaciones mercantiles y el aumento de los consumos y equipamientos colectivos, as¨ª como de la calidad de vida. Se trata de que los franceses puedan ser m¨¢s iguales, de que trabajen menos pero m¨¢s personas y de que la vida pueda ser m¨¢s agradable a trav¨¦s de una amplia gama de servicios p¨²blicos y sociales.
Querr¨ªa tambi¨¦n destacar, dentro del programa econ¨®mico, el horizonte de las 35 horas semanales de trabajo, que, como es sabido, constituye una reivindicaci¨®n de los sindicatos europeos, est¨¢ en el programa de muchos partidos socialistas de Europa y la Asamblea europea ha expuesto su opini¨®n favorable a su implantaci¨®n. Es un tema de gran importancia en la estrategia econ¨®mica socialista francesa, pues representa una de las formas m¨¢s adecuadas de materializar el reparto de trabajo, significando al mismo tiempo una posibilidad de abrir el camino a una nueva civilizaci¨®n. La semana de 35 horas de trabajo podr¨ªa permitir una disminuci¨®n seria del paro. Un estudio del Comisariado del Plan consideraba que si disminuyera la duraci¨®n del trabajo una hora a la semana durante un per¨ªodo de cinco a?os, sin compensaci¨®n, salarial, se podr¨ªan crear, desde ahora hasta 1985, casi un mill¨®n de nuevos empleos. Con independencia de la exactitud de este y otros c¨¢lculos, la semana de 35 horas laborales contribuye claramente a una reducci¨®n del principal problema actual de la sociedad francesa: el paro. Como ha indicado Mitterrand, en su libro reciente Ici et maintenant, ?a fin de evitar que el paso a las 35 horas sin p¨¦rdida de salario constituya una carga insoportable para ciertas empresas, hemos sugerido etapas de puesta en aplicaci¨®n escalonadas hasta el 1 de enero de 1984 y un m¨¦todo de discusi¨®n por ramas industriales, eventualmente por empresa?.
El programa socialista franc¨¦s se plantea l¨®gicamente la financiaci¨®n del incremento sustancial de la inversi¨®n p¨²blica y, en consecuencia, subraya la necesidad de acentuar una reforma fiscal progresiva que comienza con la creaci¨®n de un impuesto sobre las grandes fortunas.
Sobre el programa socialista franc¨¦s se han dicho muchas cosas. Se ha hablado de utop¨ªa a prop¨®sito de ¨¦l y no faltar¨¢n quienes piensen que la utop¨ªa conduce a errores que se pagan caros. El conservadurismo est¨¢ muy extendido y el miedo a la libertai y al cambio atenaza a mucha gente. Sin embargo, el programa econ¨®mico socialista de Mitterrand no es ut¨®pico. Es un programa realista, que propone un cambio organizado y controlado, sin el cual no existe el progreso y, sobre todo, no existe un progreso para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.
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