Despu¨¦s de haber

seguido con angustia el asalto al Banco Central en Barcelona, respiramos aliviados porque lo que pod¨ªa haber sido una enorme tragedia hab¨ªa tenido un desenlace feliz para los rehenes, y esper¨¢bamos con impaciencia las respuestas del Gobierno a todas las preguntas que nos hac¨ªamos. Y las respuestas llegaron m¨ªnimas, ramplonas, incre¨ªbles y contradictorias.Con toda la serenidad del mundo mantengo que lo ¨²nico que necesitamos los espa?oles en este momento es la verdad. La verdad clara y meridiana, aunque sea dura y dif¨ªcil de asimilar. La pura verdad no nos puede hacer da?o; es este os¨²urantismo sistem¨¢tico lo que nos lleva al desaliento.