La fiesta no es un negocio, sino un servicio
La celebraci¨®n de una corrida m¨¢s destinada a la Beneficencia Provincial pone de nuevo sobre el tapete la presencia y la pol¨ªtica de la Diputaci¨®n de Madrid en y sobre la fiesta de los toros. Y es oportuno levantar acta de que se ha puesto en pie, s¨®lidamente, la arquitectura que se program¨® en su d¨ªa y que fue hecha p¨²blica por la Diputaci¨®n.Se ha institucionalizado un ¨®rgano especial de gesti¨®n, para la plaza de toros de Las Ventas, con representaci¨®n de todos los partidos pol¨ªticos, y en el que los profesionales de la gesti¨®n taurina tienen tambi¨¦n su lugar correspondiente.
Se ha elaborado y aprobado un pliego de condiciones radicalmente innovador, respecto al ?antiguo r¨¦gimen? taurino. Un pliego en el que la baratura de los precios, la calidad y cantidad de espect¨¢culos y el nervio cultural y popular de la fiesta, destacan con luz propia.
Se ha abandonado, por fin, el mal h¨¢bito (yo reservar¨ªa la palabra tradici¨®n para otros h¨¢bitos m¨¢s rigurosos) de entender que la Diputaci¨®n era pura y simplemente la propietaria de Las Ventas y que, en consecuencia, deb¨ªa explotarla con la finalidad de maximizar los beneficios econ¨®micos seg¨²n los patrones del primer capitalismo.
Todo ello nos ha permitido afrontar la celebraci¨®n del cincuentenario del nacimiento de la plaza con las garant¨ªas que exige la efem¨¦ride, e impulsar una nueva andadura con la Escuela de Tauromaquia de Madrid, en colaboraci¨®n con el Ayuntamiento de la capital, aprovechando la tradici¨®n taurina (en este caso un buen h¨¢bito) nucleada en torno a las instalaciones de El Bat¨¢n.
Es evidente que hemos hecho un esfuerzo pol¨ªtico, econ¨®mico y de gesti¨®n, que hemos incurrido en costes (siempre los hay) y que hemos cambiado todo el sistema y los valores morales y pol¨ªticos que lo har¨¢n posible. Y hay que preguntarse del porqu¨¦ de esta deliberada y beligerante actitud hacia la fiesta.
La respuesta es tan simple como novedosa: la Diputaci¨®n democr¨¢tica ha comprendido que la fiesta de los toros no es un negocio, sino un servicio, y que, por tanto, no puede actuar como un propietario privado, sino como administrador p¨²blico de un bien cultural absolutamente encarnado con las m¨¢s antiguas tradiciones populares de nuestro pa¨ªs.
Colateral e indirectamente, la pol¨ªtica puesta en juego por la Diputaci¨®n ha servido para que otros ayuntamientos y diputaciones se planteen una nueva relaci¨®n contractual con los empresarios que explotan sus plazas o una actitud m¨¢s positiva y creativa, hacia la fiesta de los toros en su ¨¢mbito territorial. Y, en el Gobierno del Estado, aparece t¨ªmidamente, en el Bolet¨ªn Oficial, una comisi¨®n interministerial con facultades de consulta (s¨®lo de consulta) en materia taurina. Son dos grupos de hechos beneficiosos para la fiesta, de los que tambi¨¦n podemos sentirnos, modestamente y en parte, coautores.
En el plano institucional quedan por cubrir, entre otros, dos objetivos. En primer lugar, la elaboraci¨®n y aprobaci¨®n de un nuevo reglamento taurino, que recoja las experiencias, aspiraciones y reformas que vienen expresadas hace tiempo por todos los estamentos y sectores implicados en la fiesta. Y, en segundo lugar, la transmisi¨®n de las competencias en materia taurina que hoy ejerce el Ministerio del Interior al Ministerio de Cultura. Si esto ¨²ltimo no se hace, nadie creer¨¢ que la pol¨ªtica taurina del Gobierno responde a la filosof¨ªa que p¨²blicamente anuncian, una y otra vez, sus rectores y responsables. ?Con qu¨¦ iglesia hemos topado una vez m¨¢s, amigo Sancho, para que lo racional no sea real, es decir, para que la fiesta de los toros no se gestione, promueva y controle desde el Ministerio de Cultura?
es diputado del PCE, vicepresidente de la Diputaci¨®n Provincial de Madrid.
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