Durante la visita del rey Jaled a Madrid puede anunciarse el aumento de importaciones de petr¨®leo saud¨ª
El rey Jaled de Arabia Saud¨ª llega ma?ana a Madrid en visita oficial de tres d¨ªas de duraci¨®n como hu¨¦sped del rey Juan Carlos, gran amigo del monarca saud¨ª desde hace ya muchos a?os. Las relaciones pol¨ªticas y econ¨®micas de ambos pa¨ªses ser¨¢n el tema central de las conversaciones que se van a desarrollar en un momento importante de la articulaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico y de las crisis del Sahara y del Oriente Pr¨®ximo, en las que Madrid y Riad tienen peculiares e interesadas posiciones.
Las relaciones de Espa?a con Arabia Saud¨ª son buenas y est¨¢n marcadas por la amistad que une a las familias reales de ambos pa¨ªses. Es por ello que no se esperan resultados espectaculares de este encuentro en la capital hispana, con el que el rey Jaled devuelve la visita oficial que don Juan Carlos realiz¨® a Riad en 1977. S¨ª podr¨ªa anunciarse, con este motivo, un importante aumento de las importaciones de petr¨®leo saud¨ª de tres millones y medio de toneladas (para la presente o pr¨®xima temporada), que se sumar¨¢n a los doce millones anuales ya contratados.
Los precios del petr¨®leo
La batalla de los precios de los crudos, que en la actualidad se desarrolla en el seno de la OPEP, ha producido la b¨²squeda de garant¨ªas de aprovisionamiento de muchas naciones occidentales en las fuentes del golfo P¨¦rsico, m¨¢s favorables al mantenimiento de un precio razonable del petr¨®leo en raz¨®n de sus amplias reservas y en contra de la actitud combativa de otras naciones de la organizaci¨®n de pa¨ªses productores de crudos. Es por ello por lo que Espa?a ha querido consolidar sus importaciones de Arabia, que se acercan en el momento actual a casi el 30% del total de nuestras compras, que sufrieron en los ¨²ltimos meses algunos cambios de ruta por las crisis exteriores de Ir¨¢n e Irak.
En el plano de la cooperaci¨®n econ¨®mica y comercial, Arabia Saud¨ª tiene abiertas sus puertas a la iniciativa espa?ola. S¨ª piden, por el contrario, garant¨ªas en los cumplimientos de los contratos. El vigente plan quinquenal de desarrollo saud¨ª abre toda una gama de posibilidades de cooperaci¨®n para empresarios e industriales espa?oles. Para una cooperaci¨®n en la que se esperan resultados importantes en un futuro pr¨®ximo en el campo de los transportes ferroviarios, trazados de v¨ªas, venta de locomotoras y vagones. Tambi¨¦n se espera una ampliaci¨®n de la cooperaci¨®n en los campos sanitario -construcci¨®n y generancia de hospitales-, de la petroqu¨ªmica, las comunicaciones, en la posible construcci¨®n de plantas depuradoras de agua del mar, en la investigaci¨®n y explotaci¨®n de minerales y en la planificaci¨®n agr¨ªcola, sector este en el que Arabia Saud¨ª es progresivamente deficitaria. Tambi¨¦n existen oportunidades en proyectos -como el de la universidad isl¨¢mica de Riad, que realizan t¨¦cnicos espafioles- y construcciones.
Otro cap¨ªtulo importante de esta cooperaci¨®n bilateral es, sin duda, el financiero. Se espera que aumenten las inversiones saud¨ªes en empresas estatales del INI, en Renfe y en otros sectores como el de la producci¨®n de armamento, y que se reciban facilidades financieras para el Banco Exterior de Espa?a, aparte de las que ya discurren a trav¨¦s de los consorcios bancarios m¨ªxtos hispanosaud¨ªes.
La cooperaci¨®n pol¨ªtica
Todas estas cuestiones de la cooperaci¨®n econ¨®mica y comercial tienen, desde hace pocos meses, una nueva perspectiva pol¨ªtica en tomo al llamado Consejo de Cooperaci¨®n de los Pa¨ªses del Golfo, una especie de comunidad econ¨®mica integrada por Arabia Saud¨ª y todos los emiratos en busca de su articulaci¨®n pol¨ªtica y comercial, con el deseo de mantener su independencia frente a las superpotencias y bloques militares, a la vez que reforzar la seguridad de todas estas naciones.
En las conversac¨ªones pol¨ªticas de Madrid se espera que exista un amplio intercambio de informaciones sobre esta iniciativa del golfo P¨¦rsico con el que Espa?a mantendr¨¢ relaciones privileg¨ªadas. Precisamente, los Reyes de Espa?a han visitado ya casi todos los pa¨ªses de esta zona y p¨ªensan ultimar su ronda de viajes el mes de diciembre con desplazamientos a los emiratos de Barheim y Abu Dabi.
Crisis de Oriente Pr¨®ximo
Otros de los temas a tratar en la capital hispana ser¨¢ el de la crisis de Oriente Pr¨®ximo y, en particular, la dif¨ªcil situaci¨®n del L¨ªbano. Espa?a rnantietie una posici¨®n peculiar en la zona por no reconocer al Estado de Israel, y Arabia puede desempe?ar un papel definitivo en la implantaci¨®n en el L¨ªbano de una fuerza ¨¢rabe neutral que evite los enfrentamientos entre sirios y cristiano-libaneses de los ¨²ltimos meses y que tienden a la ruptura de este ya da?ado pa¨ªs. El bombardeo de Irak (naci¨®n que cuenta con el apoyo de varios eri iratos y de la propia Arabia, en su crisis con Ir¨¢n) por aviones isracl¨ªes ha enrarec¨ªdo los ¨²ltimos intentos pacificadores del L¨ªbano y devaluado las misiones de los enviados del presidente Reagan a la zona. En esta complicada niadeja de intereses al este y al oeste, Riad tiene mucho que decir.
Tambi¨¦n ante la crisis del Sahara, Espa?a y Arabia Saud¨ª tienen especial inter¨¦s. Riad y Rabat mantienen estrechas relaciones y la monarqu¨ªa alau¨ªta ha recibido importante apoyo econ¨®mico saud¨ª en su lucha contra el Frente Polisario, que est¨¢ a punto de ser reconocido oficialmente por la cumbre de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana que ma?ana inicia sus debates en Nairobi.
Un rey venido del desierto
Hijo del rey Saud, nombrado pr¨ªncipe heredero en 1965, Jaled ben Abdel Aziz fue designado en marzo de 1975 cuarto monarca de la l¨ªnea de los wahabitas, como consecuencia de la desaparici¨®n de su hermano el rey Faisal, asesinado por uno de sus sobrinos.Poco conocido fuera de las fronteras de su reino, el pr¨ªncipe Jaled, a sus 62 a?os, estaba considerado por la mayor parte de sus compatriotas como ?un pr¨ªncipe tranquilo? y un ?hombre del desierto?. Aunque hab¨ªa desempe?ado desde 1934 diversas funciones ministeriales, Jaled hab¨ªa mostrado poca atracci¨®n por la pol¨ªtica y la corte. No obstante, a partir de 1962 asumi¨® las tareas de vicepresidente y fue consejero de Faisal.
Su avanzada edad (cuenta en la actualidad 68 a?os) y su delicado estado de salud (ha sufrido dos operaciones de coraz¨®n) hicieron pensar en 1975 que el nuevo rey se ver¨ªa pronto obligado a abdicar en el emir Fahd, nuevo pr¨ªncipe heredero. Contradiciendo las predicciones, el nuevo rey impuso pronto su autoridad en el seno de los consejeros familiares que dirigen el reino y asumi¨® responsablemente la direcci¨®n de los asuntos del pa¨ªs. Su Gobierno, menos autoritario que el de su antecesor, ha continuado la l¨ªnea moderada y proocidental ¨ªmpuesta por Faisal. Respaldado por el poder¨ªo econ¨®mico que le confiere el hecho de ser Arabia Saud¨ª el mayor exportador de petr¨®leo, Jaled ha sab¨ªdo mantener la preeminencia sobre el mundo ¨¢rabe y el entendimiento con los pa¨ªses de Occidente.
Aunque su apoyo proviene esencialmente de su asociaci¨®n estrecha con los grupos m¨¢s conservadores y tradic¨ªonales del pa¨ªs, Jaled ha sabido contrabalancear las diversas in¨ªluencias del pa¨ªs y ejercer el poder como un monarca de todos, jefe del Ejecutivo de un pa¨ªs en el que hasta hace poco se confund¨ªa el Estado cin la persona del soberano.
En estos seis a?os, Jaled parece haber reencontrado el gusto del poder, reserv¨¢ndose un papel de ¨¢rbitro supremo del reino y compartiendo ampliamente su gesti¨®n con el pr¨ªncipe Fahd. que juega un papel esencial en la elaboraci¨®n de la pol¨ªtica exterior y en las t¨ªmidas tentativas de modernizaci¨®n de la sociedad saud¨ª.
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