Un registro demasiado burocr¨¢tico

Hoy por hoy, el dato que debe buscar todo consumidor en las etiquetas de los alimentos, si quiere tener una seguridad de que est¨¢ al menos controlado, es el n¨²mero de registro sanitario (ahora, alimentarlo). La multiplicidad de industrias alimentar¨ªas y la ausencia de un censo llev¨® a crear este registro, al que hac¨ªa referencia el C¨®digo Alimentario, a cargo del hoy Ministerio de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social. El Decreto 797 / 1975 es la legislaci¨®n de partida que establece varios puntos importantes:En el registro se inscribir¨¢n las industrias, establecimientos o instalaciones de producci¨®n, transformaci¨®n, manipulaci¨®n, almacenamiento o dep¨®sito de productos alimentarios; los interesados deber¨¢n presentar las oportunas declaraciones con composici¨®n de los productos y de las caracter¨ªsticas de los envases y rotulaci¨®n y acompa?ar las muestras necesarias para su an¨¢lisis antes de lanzar los alimentos al mercado. El n¨²mero de registro deber¨¢ figurar en los envases, etiquetas, r¨®tulos, precintos o cierres de los productos alimentarios. Est¨¢, pues, a todas luces, prohibida la costumbre de poner la coletilla de en tr¨¢mite.

El problema es que el desarrollo administrativo del registro sanitario no ha adquirido la agilidad necesaria en los cinco a?os que lleva en marcha y, por el contrario, se ha cargado de complejidad burocr¨¢tica. Este hecho supone, por un lado, un largo tiempo de tramitaci¨®n, lo que lleva a los fabricantes a poner sus productos en el mercado sin esperar a tener el n¨²mero, y, por otro, a que el consumidor no tenga una garant¨ªa de un control eficaz de los alimentos.

El registro Alimentario no existe en los pa¨ªses del Mercado Com¨²n, con lo que el fabricante es el responsable de la calidad de sus productos y sobre ¨¦l recae la responsabilidad civil o penal de las anomal¨ªas que se detecten.