Senante, invitaci¨®n a la "salsa"

Un p¨²blico variopinto -y no s¨®lo el habitual del local- llenaba la noche del pasado lunes la madrile?a discoteca Pach¨¢, para sumergirse en los mambos y la bossa-nova del Caribe de Juan Carlos Senante...Gente del mundo del disco, radiofonistas, actores y chiquillas morenas (las que han estado ya unos d¨ªas en Marbella) ped¨ªan ron y coca-cola en las m¨²ltiples barras del local, a camareros ataviados con blusas de volantes, entre palmeras de cart¨®n y decorados teatrales. Toc¨® una orquesta tropical, y apareci¨® enseguida en el escenario -oficiante m¨¢ximo del rito, flojo al principio, pero enseguida due?o de su ritmo- el muy opulento Juan Carlos Senante, con camisa de flores, e invitando al p¨²blico a sumergirse en la salsa, un sabros¨®n combinado de melod¨ªas cubanas y caribe?as. Maracas, trompetas, evocaciones de la Habana Vieja, ya sin Lezama Lima.

Progres de siempre (que no se animaban demasiado con el salseo) parec¨ªan contentos. Y muchachitos rubios y desideologizados segu¨ªan con fervor las vibraciones tumultuosas del cuerpo de Senante. La actuaci¨®n de Juan Carlos Senante fue una invitaci¨®n, el pasaporte para un viaje. Esa misma ma?ana, curiosamente, un estupendo poeta cubano afincado en Madrid, Gaston Baquero, me hab¨ªa dicho: ?El gran peligro del Caribe, mi amigo, es la dulzura. Hay que tener cuidado all¨¢ de que la miel no te coma?. Imagino que tambi¨¦n Senante sabr¨¢ la f¨®rmula.