Estreno del "R¨¦quiem" de Lopes Gra?a en el Festival de la Costa de Estoril
El acontecimiento del Festival de Estoril, que se celebra hasta mediados de agosto, ha sido -por varias razones- el estreno mundial del Requiem pelas v¨ªtimas do fascismo em Portugal (R¨¦quiem por las v¨ªctimas del fascismo en Portugal), para cinco solistas, coro mixto y orquesta, de Fernando Lopes Gra?a, un compositor de la misma edad que Ernesto Halffter, cuya larga actividad se vio una y otra vez dificultada por la persecuci¨®n pol¨ªtica a la que fue sometido bajo el r¨¦gimen salazarista.
Dadas tales circunstancias se comprende que la difusi¨®n de la obra de Lopes Gra?a haya sido mucho menor de lo que merece por sus valores intr¨ªnsecos. Pues a los concretos accidentes sufridos por el m¨²sico en su biograf¨ªa -y que relata con detalle Mario Vieira de Carvalho en su interesante libro Estes sons, esta linguagem (Estos sonidos, este lenguaje), 1978- se uni¨® durante d¨¦cadas una pol¨ªtica sistem¨¢tica de ocultaci¨®n o semiocultaci¨®n de qui¨¦n era acaso la principal figura de la creaci¨®n musical lusitana. A todo ello respondi¨® topes Gra?a, como escribe Vieira, con una ?postura inequ¨ªvoca: lucha abierta en todos los campos -tanto en el c¨ªvico como en el art¨ªstico- contra la ideolog¨ªa reaccionaria y el poder establecido?.En Espa?a, como en otros pa¨ªses, la obra de Lopes Gra?a se ha interpretado muy poco, aun cuando este fen¨®meno un tanto inexplicable pueda aplicarse a la totalidad de los compositores portugueses. Recuerdo el estreno, en 1942, por la Orquesta Nacional, con Freitas Branco y Leopoldo Querol, del Concierto en sol para piano y orquesta, que obtuvo tan positiva acogida.
Un m¨²sico humanista
Formado en Portugal y en Par¨ªs -en donde fue disc¨ªpulo de Koechlin-, Lopes Gra?a hubo de enfrentarse con una serie de problemas an¨¢logos a los de nuestros autores. Esto es: necesidad de identificaci¨®n, actitud nacionalista inicial, que progresivamente se esencializa y universaliza, y asimilaci¨®n de las corrientes contempor¨¢neas. Fue desde el principio un m¨²sico con car¨¢cter, y en su primera obra -unas Variaciones sobre un lema popular portugu¨¦s, 1927- est¨¢ clara una postura que mantendr¨¢ hasta hoy mismo y en la que coincide con Manuel de Falla: el entendimiento de la creaci¨®n musical como utilidad social.Pronto del dato popular pasar¨¢ a la sugesti¨®n que la canci¨®n portuguesa pueda ofrecer, e inmediatamente a la asunci¨®n del pasado nacional en todos sus elementos. Lo vio muy bien Santiago Kastner en su Contribuci¨®n al estudio de la m¨²sica espa?ola y portuguesa, cuando alude a las cantigas de Alfonso X El Sabio, la l¨ªrica profana, el villancico, los guitarristas, organistas y clavicembalistas, los contrapuntistas de Evora, Vila Vigosa, Braga o Coimbra como punto de partida para el desarrollo del arte de Lopes Gra?a.
Hombre de cultura, fino analista y escritor -sus comentarios a Manuel de Falla son clarividentes-, ha llevado al pentagrama el portugu¨¦s de Gil Vicente y de Camo¨¦ns, de Antero de Quental, Pascoais, Guerra Junqueiro, Almeida Garret, Eugenio de Castro, Nobre, Cochofel y Fernando Pessoa. Y lo que es m¨¢s importante: ha asumido todo ese mundo de cultura en su obra, que, a la altura actual, cobra talante auton¨®mico, por m¨¢s que pueda estar conectada con un pasado europeo inmediato: Bartok, Stravinski, Falla incluso.
Desde su postura ¨¦tica y pol¨¦mica entendi¨® Lopes Garca que se hac¨ªa preciso conectar directamente con el pueblo, y para ¨¦l escribi¨® gran n¨²mero de coros, marchas y canciones de f¨¢cil asimilaci¨®n, divulgadas por el Coro de Amadores de M¨²sica, un veh¨ªculo musical portugu¨¦s de importancia parecida a La barraca lorque?a en el ¨¢mbito teatral. El iberismo, en el que cree profundamente el compositor, salv¨® de posibles convencionalismos las Canciones sobre versos de Garc¨ªa Lorca, de 1954.
Particular inter¨¦s encierra, seg¨²n todos los comentaristas, la tragicomedia D. Duardos e Fl¨¦rida, por cuanto el m¨²sico ?logra no s¨®lo explicitar las potencialidades dram¨¢ticas y musicales que la obra de Gil Vicente contiene, sino que las amplifica y proyecta en lo actual, otorg¨¢ndoles nueva intencionalidad en su forma de cantata-melodrama (Vieira de Carvalho).
Ante el R¨¦quiem iniciado hace veinte a?os y abandonado ante la inviabilidad de,su estreno, Lopes Gra?a, como tantos otros autores, explota la posibilidad dram¨¢tica del texto, su fuerza expresiva, sin identificarse con un contenido religios¨¦, que est¨¢ lejos de sentir. ?No soy religioso?, dice, ?pero puedo situarme, como artista, en una posici¨®n religiosa, sin que ello me vincule a un determinado credo, a una determinada ortodoxia, a una determinada Iglesia. Profana o religiosa, la m¨²sica de mi R¨¦quiem fue escrita con la sinceridad que pongo en cuanto sale de mi mano -y de mi esp¨ªritu-, y tanto m¨¢s cuando la obra est¨¢ dedicada a las v¨ªctimas del fascismo en Portugal?.
Es decir, estamos lejos de una m¨²sica pol¨ªtica -en el sentido restrictivo del t¨¦rmino- para escuchar un largo canto human¨ªstico a trav¨¦s de un lenguaje noble, fuertemente emocional, de gran unidad y coherencia.
Yo dir¨ªa que se trata de una m¨²sica ver¨ªdica, a la vez humilde y grandiosa, capaz de fundir el irrenunciable car¨¢cter del autor con ciertas formas oratoriales centroeuropeas.
El paraninfo de la Universidad de Lisboa rindi¨® largo homenaje a Lopes Gra?a despu¨¦s de la interpretaci¨®n del R¨¦quiem, terminado en 1977, por encargo del servicio de cultura. Hay que decir que la versi¨®n fue excelente gracias al trabajo del Coro Gulbenkian y la Orquesta Filarm¨®nica de Kosice, dirigida por Bystrik Rezucha, as¨ª como del grupo de solistas h¨²ngaros y portugueses, entre los que destac¨® la voz bien timbrada de la mezzosoprano Dulce Cabrita. Con todo, la significaci¨®n mayor del acto, desde un punto de vista moral, fue el homenaje y el acto de reparaci¨®n a un m¨²sico que debe contar entre lo m¨¢s significativo de la composici¨®n ib¨¦rica de su generaci¨®n. El R¨¦quiem es una prueba.
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