La educaci¨®n, ?otro a?o de espera?
Ahora que comienza un nuevo a?o acad¨¦mico y se multiplican por todo el pa¨ªs los actos solemnes de apertura de curso, parece oportuno que todos comparezcamos ante la opini¨®n p¨²blica para expresar nuestras esperanzas e inquietudes respecto a la situaci¨®n actual del sistema de ense?anza y del futuro inmediato que le aguarda. Estamos tambi¨¦n en un mes muy adecuado para los ex¨¢menes y, por ello, pensamos que quienes ejercen responsabilidades p¨²blicas en el ¨¢rea de la ense?anza deben comparecer ante la sociedad para darle cuenta puntualmente de las gestiones realizadas a lo largo del curso que acaba de finalizar.Los pol¨ªticos tienen el deber de responder ante la opini¨®n p¨²blica en funci¨®n a sus propios programas de gobierno. En esto consiste su gran ventaja respecto al resto de los ciudadanos, y tambi¨¦n su enorme riesgo. Por ello, el actual titular del Ministerio de Educaci¨®n, que accedi¨® hace ya m¨¢s de un a?o al departamento acompa?ado de las simpat¨ªas que en muchos despert¨® su talante abierto -tan diferente del que hiciera gala su antecesor en el cargo-, estar¨¢, sin duda, dispuesto a responder acerca del erado en que se ha cumplido el programa de pol¨ªtica educativa que ¨¦l mismo expusiera ante la Comisi¨®n de Educaci¨®n del Congreso el d¨ªa 8 de octubre de 1980.
Por nuestra parte, creemos sinceramente que un ano despu¨¦s de aquel acontecimiento el estado de escepticismo que se aprecia en la opini¨®n p¨²blica educativa hace temer una calificaci¨®n poco brillante. Unos sectores est¨¢n descontentos porque la ley de Financiaci¨®n de la Ense?anza Privada se encuentra embarrancada en el Parlamento; otros, porque no se aprecian progresos en orden a
progresos significativos la mejora del estatus profesional y formaci¨®n del personal docente, ni en la creaci¨®n de plazas suficientes para atender la demanda de escolarizaci¨®n singularmente en preescolar y educaci¨®n especial, ni tampoco en la democratizaci¨®n de la gesti¨®n de los centros, etc¨¦tera. Parece como si el centrismo consistiese en el arte de dejar insatisfecho a todo el mundo.
El programa de UCD
Pero vayamos al programa de pol¨ªtica educativa del Gobierno de UCD. Dejando aparte, de momento, objetivos m¨¢s dif¨ªciles en los que pudiera alegarse falta de tiempo suficiente, tales como los posibles logros en materia de igualdad de oportunidades y en la vertiente o funci¨®n compensadora que tiene la ense?anza, fij¨¦monos en otros aspectos, tambi¨¦n importantes, que en el programa expuesto el 8 de octubre de 1980 se propusieron como m¨¢s concretos y factibles: pol¨ªtica para cooperar a paliar los problemas del paro; reforma de las.ense?anzas medias; prioridad al tema de la calidad de la ense?anza; reforma de la administraci¨®n educativa, estatuto del personal docente; desarrollo de la ley org¨¢nica sobre Estatuto de Centros; potenciaci¨®n de las dele,aciones provinciales y coordinaci¨®n con las autor¨ªdades de otros departamentos, especialmente con el de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social.
La pol¨ªtica educativa para cooperar a paliar el paro fue planteada desde dos perspectivas distintas: por una parte. el Ministerio de Educaci¨®n entendi¨® que era tambi¨¦n un departamento econ¨®mico y por tanto su pol¨ªtica de inversiones (RAM, construcci¨®n de centros nuevos) deber¨ªa contribuir a reducir el n¨²mero de parados; por otra, se decidi¨® a emprender acciones que permitiesen a plazo medio una correlaci¨®n entre las necesidades de la econom¨ªa y la oferta del sistema de ense?anza, tanto en lo relativo al tipo de ense?anzas como al n¨²mero de titulados.
Sin embargo, los resultados de ambos tipos de acciones no pod¨ªan dejar de ser bastante modestos e incluso inapreciables. Para que la vertiente inversora produjese efectos importantes no deber¨ªa haberse renunciado a una decidida pol¨ªtica de crecimiento del sector p¨²blico de la ense?anza, que permitiera atender a la demanda social de puestos gratuitos, pendiente a¨²n de satisfacer. Por el contrario, se opt¨® por ralentizar el ritmo de creaci¨®n de nuevos puestos, alegando que la crisis econ¨®mica no permit¨ªa continuar una pol¨ªtica de desarrollo cuantitativo del sistema educativo.
Calidad de la ense?anza
En cuanto a la ordenaci¨®n de la oferta educativa a las necesidades del mercado de empleo, la falta de coordinaci¨®n con el Ministerio de Trabajo y la ausencia de agilidad en el sistema educativo para adaptarse a las coyunturas y dar respuestas r¨¢pidas presagian un fracaso casi seguro. La ¨²nica medida eficaz hubiera sido el inicio de un avance r¨¢pido hacia la escolarizaci¨®n total, a medio plazo, de toda la poblaci¨®n que no alcanza la edad laboral. Pero al no haberse previsto las inversiones necesarias, tambi¨¦n este camino qued¨® cegado adinitio. Por ¨²ltimo, la inexistencia de programas adecuados para facilitar el paso de los j¨®venes a la vlda actlva ha contribuido sin duda a la falta de ¨¦xito de la pol¨ªtica anunciada por el titular de Educaci¨®n.
La calidad de la ense?anza es el resultado de la conjunci¨®n arm¨®nica de una amplia variedad de elementos. La pol¨ªtica del actual Gobierno de UCD se hizo pivotar casi exclusivamente sobre dos elementos: la modernizaci¨®n de los contenidos educativos y el perfecc;onamiento del profesorado. De estos dos factores parece que en EGB se ha puesto en marcha el primero, pero la formaci¨®n del profesorado sigue ciertamente desatendida, olvid¨¢ndose lamentablemente que sin maestros bien capacitados profesionalmente la educaci¨®n es una tarea imposible. Los servicios complementarios, las instalaciones f¨ªsicas y laboratorios, la orientaci¨®n escolar y la relaci¨®n de alumnos por aula son tambi¨¦n cuestiones cruciales para la calidad, pero su mejora sigue pendiente por falta de recursos presupuestarios.
En cuanto a la reforma de la adm¨ªnistraci¨®n educativa, el titular del departamento habl¨® de una profunda descentralizaci¨®n, de potenciar las delegaciones provinciales, etc¨¦tera. Pero, dejando aparte el tema de los traspasos de competencias a los territorios aut¨®nomos, exigidos por los respectivos estatutos de autonom¨ªa, lo cierto es que la reforma de la estructura org¨¢nica del MEC, realizada por el Real Decreto 1.534/ 1981, de 24 de julio, se ha referido exclusivamente a los servicios centrales del departamento.
El estatuto del personal docente, tambi¨¦n prometido en su d¨ªa por los se?ores Cavero y Otero, sigue siendo, por ahora, una promesa. Tambi¨¦n sigue pendiente la aprobaci¨®n del reglamento que, como desarrollo de la ley org¨¢nica sobre Estatuto de Centros, debe regular la admisi¨®n de alumnos en los centros p¨²blicamente financiados. Para que haya de todo un poco, existe una sentencia del Tribunal Constitucional pendiente de cumplimiento, pese a que fue dictada a comienzos de este a?o. Se trata de la sentencia que anul¨® varios art¨ªculos de la ley antes citada y cuya inejecuci¨®n provoci una situaci¨®n de desigualdad clue perjudica manifiestamente al derecho de padres, profesores y altimnos de los establecimientos privados subvencionados a participar en el control y gesti¨®n de los mismos.
Pese a todo, nuestra iinpresi¨®n sobre la gesti¨®n del se?or Ortega no es totalmente nesiativa. Aunque discrepemos en nuestros planteamientos pol¨ªticos, hay que reconocer el cambio de talante y de h¨¢bitos que progresivamente se va produciendo en el seno de un ministerio grandemente burocratizado y autoritario hasta fechas recientes. Ejemplo del cambio de ictitud lo constituye la amplia consulta general organizada en torno al Libro Blanco sobre la reforma je las ense?anzas medias.
Mucho habr¨ªa que hablar del contenido y objetivo, de una posible reforma de las ense?anzas medias. Como impresiones de urgencia en torno a tema ta ri trascendental s¨®lo queremos decir en este momento tres cosas. La primera, que el se?or ministro de Educaci¨®n, en la sesi¨®n informativa a que nos venimos refiriendo. dijo, sin comprometer fechas, que en el transcurso del primer semestre de 1981 podr¨ªa introducir un proyecto de ley sobre las ense?anzas medias. En vez de tal proyecto, lo que ahora se nos ofrece es un Libro Blanco que pretende suscitar un debate general en torno a unas hipot¨¦ticas medidas de reforma muy poco ambiciosas, extra¨ªdas dii,ectamente del programa de UCD
Desigualdad de oportunidades
En segundo lugar, advertimos que en el mencionado Libro Blanco faltan cap¨ªtulos impredcindibles para que la opini¨®n p¨²blica y los parlamentarios puedan decidir con pleno conocimiento de vausa. No se ha hecho ning¨²n estudio econ¨®mico, ni del coste de las posibles reformas, ni de las relaciones ex¨ªstentes entre los niveles acad¨¦micos afectados y el mundo de las actividades profesionales y productivas. No existe un serio trabajo sociol¨®gico que nos d¨¦ algo de luz sobre las preferencias socia es y sobre las causas y correcciones a los problemas de desigualdad de oportunidades existentes entre los diferentes grupos de alumnos.
Por ¨²ltimo, consideramos que no basta con afirmar que la estructura de la pir¨¢mide de escolarizaci¨®n en las ense?anzas medias es aberrante. Habr¨ªa que conocer previamente cu¨¢les son las causas econ¨®micas, laborales Y sociales del fen¨®meno para evitar que se repita. Quiz¨¢ entonces nos dar¨ªamos cuenta que en una sociedad tan desigual y desorganizada como la nuestra, la mayor parte de los problemas y aberraciones que afectan a la ense?anza tienen su origen no en el capricho de los padres de nuestros escolares, sino en la desigualdad de oportunidades tan acentuada que existe entre los ciudadanos a causa de su clase social, lugar de residencia o el tipo de centros que utilizan. Los redactores del Libro Blanco han pasado por estas cuestiones como si fueran ascuas, de manera que un extranjero que lo leyese creer¨ªa que en este pa¨ªs han desaparecido las clases sociales.
Plan general de educaci¨®n
Nosotros tenemos la profunda convicci¨®n de que la pol¨ªtica educativa que Espa?a necesita, si que remos que las declaraciones de principios no queden tan lejos de la realidad, ha de concretarse en un plan general de educaci¨®n elabo rado con la participaci¨®n de todos los sectores interesados y dotado de la adecuada cobertura presupuestaria. En dicho plan general de educaci¨®n ha de recogerse un orden social de prioridades y tenerse en cuenta las diversas facetas y niveles de la ense?anza, los desequilibrios sociales y territoriales y las conexiones existentes entre la educaci¨®n y las actividades socioecon¨®micas y culturales. Un plan de este car¨¢cter ha de ser el instrumento pr¨¢ctico adecuado para racionalizar y actualizar el sistema educativo y proceder a una democratizaci¨®n efectiva de la ense?anza. Es preciso entender que tal de mocratizaci¨®n abarca no s¨®lo a las posibilidades reales de acceso de los ciudadanos a los diversos nive les educativos, atajando las diferentes causas de discriminaci¨®n, sino tambi¨¦n a la participaci¨®n en el control y gesti¨®n de los centros constitucionalmente establecida y a los contenidos y m¨¦todos pedag¨®gicos. En una sociedad de mocr¨¢tica, la escuela debe ser pluralista e instrumento de difusi¨®n de los valores sobre los que se funda dicha sociedad, convirti¨¦ndose en modelo de convivencia y participaci¨®n. Sin olvidar en ning¨²n caso que, de todos los factores que con tribuyen a la educaci¨®n de los ciu dadanos., el m¨¢s importante es naturalmente el maestro, pilar sobre el que debe descansar todo el necesario esfuerzo de renovaci¨®n pedag¨®gica a¨²n pendiente.
Seg¨²n nuestra manera de ver las cosas, la clave de una buena pol¨ªtica educativa est¨¢ en la cuesti¨®n de las prioridades. Los recursos son limitados. Hay que definirse por la prioridad de unos valores sociales en las inversiones. Nosotros anteponemos la escolarizaci¨®n, la renovaci¨®n pedag¨®gica, la educaci¨®n especial, la educaci¨®n permanente de adultos, as¨ª como un estatus digno para el profesorado.
En fin, afrontamos el comienzo del curso 1981-1982 con el temor de que el sistema educativo permanezca sin resolver sus problemas. Pero tambi¨¦n con la esperanza de que en alg¨²n momento no muy lejano las valiosas energ¨ªas que en su seno se encierran puedan contribuir a que nuestros ciudadanos sean m¨¢s libres e iguales. Somos plenamente conscientes de que, como alguien dijo, la reforma de la ensenanza no puede sustituir a la reforma de la sociedad, y de que tampoco la reforma de la sociedad se podr¨¢ hacer sin la de la ense?anza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- MEYU
- Tribunal Constitucional
- I Legislatura Espa?a
- UCD
- Congreso Diputados
- Educaci¨®n primaria
- Educaci¨®n secundaria
- Gobierno de Espa?a
- Ense?anza general
- Comisiones parlamentarias
- Calidad ense?anza
- Legislaturas pol¨ªticas
- Ministerios
- Pol¨ªtica educativa
- Tribunales
- Parlamento
- Centros educativos
- Poder judicial
- Partidos pol¨ªticos
- Sistema educativo
- Gobierno
- Educaci¨®n
- Proceso judicial
- Legislaci¨®n