Un recuerdo ba?ado de rojo
?Mi recuerdo m¨¢s remoto est¨¢ ba?ado de rojo?, dice El¨ªas Canetti al comenzar el primer volumen de su autobiograf¨ªa La lengua absuelta. El recuerdo se refiere a una imagen siniestra, la de un hombre con un enorme cuchillo que persigue al reci¨¦n nacido, en brazos de una criada, amenaz¨¢ndole: ?Ahora le cortaremos la lengua?. Esa misma lengua itinerante y fugitiva, multiplicada en otras muchas lenguas y que al final ha proporcionado al escritor el reconocimiento universal. No es la lengua absuelta solamente, sino la lengua salvada tal vez, o al menos la que ha salvado a su poseedor.El¨ªas Canetti naci¨® en el seno de una familia de jud¨ªos sefard¨ªes, en Rutschuck, en Bulgaria, el 25 de julio de 1905. Su lengua natal fue ese espa?ol del siglo XV transformado -y conservado- que se suele denominar ladino o sefard¨ª. Su familia, numerosa, oriental, de car¨¢cter patriarcal, se dedicaba al comercio. Pero su estabilidad estaba ya amenazada, pues en los primeros tres lustros de su vida el ni?o Canetti recorri¨® adem¨¢s Manchester, Viena y Zurich. A los cinco a?os esperaba, en medio de una multitud ansiosa, el paso del cometa Halley, convencido de que llegaba el fin del mundo.
Cuando el ni?o contaba seis a?os de edad viaj¨® con sus padres a Manchester, a pesar de la ruptura con el abuelo, que los maldijo antes de partir. Maldici¨®n que surti¨® efecto, al parecer, pues el padre de El¨ªas Canetti falleci¨® pocos meses despu¨¦s. La madre decidi¨®, en 1913, abandonar el Reino Unido para trasladarse a Viena, y entre la capital austriaca y Zurich y Lausana, en Suiza, transcurri¨® el per¨ªodo de formaci¨®n del escritor. Suiza fue para ¨¦l un para¨ªso, en el que su madre, la figura dominante de su adolescencia y juventud, le implant¨® el alem¨¢n, su tercera lengua, pues tras el ladino hab¨ªa aprendido el ingl¨¦s. El alem¨¢n ser¨¢ su lengua literaria, mientras que el viejo espa?ol anticuado ser¨¢ siempre para ¨¦l la lengua del amor, en la que oy¨® las primeras canciones.
Tras estudiar en Zurich, Francfort y Viena -donde se doctor¨® en qu¨ªmica, en 1929-, frecuenta los ambientes literarios en Viena y Berl¨ªn, relacion¨¢ndose con Karl Kraus, el gran sat¨ªrico austr¨ªaco que fue su maestro; Bertolt Brecht, Hermann Broch, Robert Musil o Isaac Babel. Su sustrato cultural ha permanecido anclado en aquel ambiente y aquellos a?os, donde comenz¨® a ser testigo de las convulsiones del siglo XX. Se cas¨® en 1934. Para entonces hab¨ªa escrito ya muchos papeles juveniles, una novela, Auto de fe, y dos obras de teatro. En 1937 falleci¨® su madre, y al a?o siguiente Canetti sali¨® definitivamente de Viena, tras la anexi¨®n de Austria por Hitler, fijando su residencia en Londres, tras unos meses en Par¨ªs.
Durante su largo exilio, que todav¨ªa contin¨²a, pues el escritor alterna su residencia entre Londres y Zurich. Canetti trabaja en traducciones, en la ense?anza y escribe sin cesar. En Alemania no fue reconocido hasta que en 1963 -a?o de la muerte de su primera esposa- se volvi¨® a publicar Auto de fe. Sus grandes obras -Masa y poder, (4960), Las voces de Marraquesh (1967), El otro proceso (1968), su diario ¨ªntimo El territorio del hombre (1976), La lengua absuelta (1977) y su continuaci¨®n, La antorcha en la oreja (1980)- le convirtieron en un relativo triunfador, primero en Alemania y Austria, y despu¨¦s, en Francia.
En 1971 volvi¨® a contraer matrimonio, y en 1972 naci¨® su hija Johanna. En los ¨²ltimos a?os, numerosos premios han reca¨ªdo sobre su obra, culminando con el Premio Kafka, que le fue concedido en Viena el pasado septiembre. Sus maestros reconocidos son Karl Kraus, Kafka y Stendhal. Su estilo recoge formas de La Bruy¨¦re y Lichtenberg. Pero su pensamiento es el de un jud¨ªo de la di¨¢spora universal, de herencia mitteleuropea, sarc¨¢stico, provocativo, ir¨®nico y rebelde. Y en modo alguno puede considerarse como un escritor desconocido, al menos entre el p¨²blico culto, pues su obra es ya estimada en numerosos pa¨ªses.
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