El maestro Berio, un cl¨¢sico de nuestro tiempo

Algunas veces se ha dicho que las grande! colas ante las taquillas del teatro Real o del Palau barcelon¨¦s, que la insuficiencia de sus aforos para acoger a todas las personas que en determinadas ocasiones quisieran asistir al concierto, no pasa de ser un gozoso espejismo. La m¨²sica ser¨¢ la verdad importante en el ¨¢mbito cultural espa?ol cuando aumenten las posibilidades de escucharla en cualquier parte.Con frecuencia, el mismo p¨²blico que se vuelca con avidez -evidentemente loable- a escuchar en¨¦simas reiteraciones de las obras de repertorio, ofrece s¨ªntomas de que esto es, como dec¨ªamos, un espejismo cultural. As¨ª creo que hay que interpretar el que hubiera tantos huecos en el Real, en el concierto quo! dirig¨ªa Luciano Berio, sin lugar a dudas uno de los m¨²sicos m¨¢s importantes de la segunda mitad de nuestro siglo.

Su personalidad de creador nos excusa de juzgarlo convencionalmente como director debutante ante la Orquesta de RTVE, toda vez que vino a montar tres de sus obras m¨¢s significativas y lo hizo con la eficacia esperable y magn¨ªfica respuesta de los profesores de la orquesta.

Se inici¨® ¨¦sta con las Cuatro piezas, de Frescobaldi, transcritas por Ghedini, ofreci¨¦ndose despu¨¦s, de Berio, las Folk Songs, para voz y orquesta de tipo medio; Calmo, para voz y peque?a orquesta, y el Concierto para dos pianos y gran orquesta.

Tres partituras, por tanto, muy diferenciadas en su aspecto f¨ªsico, como corresponde a su tambi¨¦n muy vario plan expresivo: la primera es un ciclo vocal de exquisita gracia, donde lo popular no es m¨¢s que un punto de partida estil¨ªstico para el autor. Calmo ofrece un clima grave y mist¨¦rico, muy en consonancia con la situaci¨®n an¨ªmica que Berio pretendi¨® reflejar al poco de morir su amigo y excelente colega Bruno Maderna. El Concierto es obra de magn¨ªfico alcance sinf¨®nico y se puede situar, sin temor a error ni a exageraciones, entre las composiciones concertantes, m¨¢s trascendentales de nuestro tiempo: tal es su carga de inventiva, de originalidad.

En las tres obras queda bien patente c¨®mo el talento excepcional del compositor italiano obtiene sonoridades absolutamente personales y nuevas, manejando con singular imaginaci¨®n creativa los elementos tradicionales. En fin, nos descubrimos ante un m¨²sico con may¨²sculas.

Cathy Berberian no debe el puesto privilegiado que desde hace mucho tiempo ocupa en el panorama de los cantantes a la belleza ni a la cantidad de su materia prima vocal, sino a la admirable inteligencia con que utiliza esa voz, a su imaginaci¨®n para seleccionar repertorios y renovar el acto mismo del concierto, a sus excelentes cualidades de actriz. Por eso ahora, en el momento en que ser¨ªa natural el declive, al arte interpretativo de la Berberian sigue siendo cautivador y sigue admir¨¢ndonos con la fuerza de la singularidad.

Las j¨®venes pianistas Katia y Marielle Labeque, de brillante carrera fundamentalmente basada en el repertorio contempor¨¢neo, hicieron gala de su perfecto conocimiento del Concierto para dos pianos, de Berio.